La calma antes de la tormenta
En 1982, un grupo de fotógrafos despedidos de la Editorial Atántida decidió formar la agencia ILA. El derrotero del primer reportaje que realizaron estuvo marcado por un contexto histórico para muchos inesperado: el desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas.
Por Redacción La tinta
En diciembre de 1981, los despidos de Silvio «Mickey» Zuccheri, Tito La Penna, Rafael Wollmann y Eduardo Bottaro entre otros, fueron el resultado de una «racionalización administrativa» que llevaba adelante la Editorial Atlántida, que por esa época –dorada para el fotoperiodismo– empleaba gran parte de los mejores fotógrafos de la Argentina. Juntos deciden formar una agencia de fotografía independiente que bautizaron ILA (Imagen Latinoamericana).
Aprovechando los contactos con la importante agencia francesa Gamma, que tenía trato comercial con Atlántida, ofrecieron 14 reportajes cuya realización era posible para el grupo. Entre ellos se encontraba la propuesta de retratar la vida en las Islas Malvinas. Los franceses, luego de preguntar que eran las Malvinas, decidieron que ese era el reportaje de su interés. Un grupo de islas en territorio marítimo argentino ocupado y olvidado por el imperio británico, parecía ser un tema importante.
La agencia decidió entonces enviar por una semana a Rafael Wollmann, el que mejor hablaba inglés de los cuatro, asumiendo todos los costos del viaje. El 30 de marzo de 1982, en una comunicación telefónica, Rafael les contó a sus compañeros que ya había logrado un material de excelente calidad y que estaba listo para volver a la Argentina con las fotos y entrevistas. Por esos días, el diario Crónica había publicado información sobre un confuso episodio en las islas Georgias: la Armada Argentina había enviado un buque al mando del entonces capitán de navío Alfredo Astiz, para supuestamente brindar seguridad a un grupo de obreros argentinos que trabajaban en el desguace de una compañia ballenera, bajo el mando del empresario Davidoff. Cuando el grupo de trabajadores desembarcó, izó una bandera argentina, lo que generó el reclamo de las autoridades británicas.
Ante esa información, Zuccheri y La Penna le pidieron a Wollmann que permanezca una semana más en las islas porque intuían que algo iba a suceder. Además acordaron el envío del material que había logrado hasta ese momento. Wollmann entregó el material al capitán del próximo vuelo de la aerolínea estatal Lade. Pero los rollos y los cassettes con las entrevistas fueron interceptados por las Fuerza Aérea Argentina.
Luego de varias averiguaciones, Zuccheri y La Penna lograron una reunión con el Jefe de Inteligencia de la Fuerza Aérea en el edifico Condor. Él les confirma que no solo tiene las entrevistas, si no que están desgrabadas y traducidas y que los rollos de fotos se los iba a entregar después de revelados. Zuccheri, en diálogo con La tinta, relata que al escuchar esas palabras, se levanta de la silla y dice: «¡No, por favor! Cada vez que una fuerza de seguridad revela un rollo lo hace mierda porque no tiene idea como se hace». La incautación de rollos era una práctica habitual de las fuerzas represoras, que devolvían los materiales luego de revelarlos y controlarlos. El militar ordena que le muestren el laboratorio donde se iba a realizar el proceso. «Parecía que estaba en la NASA», cuenta Zuccheri cuando recuerda las instalaciones del laboratorio fotográfico que funcionaba en el mismo edificio.
Ese mismo día, en una carrera contra reloj, La Penna y Zuccheri repartieron las diapositivas a la revista Siete Dias, a la revista Veja de Brasil y en el aeropuerto con destino a Francia. Cerca de la medianoche, fue noticia el desembarco de las tropas argentinas en las islas. La calma de los kelpers que retrató la cámara de Wollmann se iba a ver alterada por un conflicto sin pies ni cabeza.
*Por Redacción La tinta / Fotos: Rafael Wollmann. Agencia ILA
