Malena Pichot: “No creo que el Gobierno tenga la intención de que el aborto se apruebe»

Malena Pichot: “No creo que el Gobierno tenga la intención de que el aborto se apruebe»
21 marzo, 2018 por Redacción La tinta

Por Candelaria Domínguez Cossio para Almagro Revista

Se abre un telón rojo y la voz aterciopelada de Malena Pichot canta un jazz suave rodeada de músicas: “Van doce horas trabajando sin parar, soy una esclava fingiendo mi libertad; y ahora pienso ‘¿de qué me sirvió estudiar?’ Si con vagina no llegás”. La letra de la canción es una ironía dedicada al machismo: “Hay una forma para nunca trabajar, es infalible, nunca puede salir mal; hacele un hijo a un ricachón, mejor si es bello y bonachón”. Luego, apoyada sobre un piano de cola, discute con un mozo del bar que viene con el típico discurso machista suavizado: “No entiendo cómo alguien que se proclama feminista puede decirles a las mujeres que tengan hijos por plata, ¿cómo el milagro de la vida puede ser un trabajo? ¡Deberías tener familia antes de hablar así!”. Malena le contesta, se irrita y le apunta con un rifle, luego suenan los aplausos y comienza el show de stand-up llamado “Estupidez compleja”, el nuevo de las propuestas del gigante digital Netflix.

El humor ácido de Pichot se consolidó en una premisa: ella no tiene pelos en la lengua y tiene mucho para decir. Sus opiniones en Twitter y la columna que escribe todas las semanas en Página 12, Enojate Hermana, despierta polémicas, pero su trabajo es otro: emplear y producir contenido realizado por mujeres. Malena, junto con sus amigas y colegas, produjo Tarde Baby, su último trabajo, que salió este mes en You Tube. Es una miniserie bizarra, con temática apocalíptica y, como en tantos otros de sus trabajos, con el feminismo como estandarte: “Se trata sobre un futuro apocalíptico que es el reflejo de lo que tienen miedo los imbéciles, por ejemplo: los imbéciles tienen miedo de que si se legaliza el aborto todo el mundo va a abortar, entonces la serie es eso, se pudre todo y es tan ridículo que es eso”. Con poco dinero, tomaron la decisión política de que el equipo de producción de Tarde Baby sean mujeres: camarógrafas, sonidistas, actrices, maquilladoras, productoras, vestuaristas.


A Malena no le gusta dar entrevistas. Conoce bien los prejuicios en torno a su figura y los estereotipos en que la encuadran: feminista anti hombres, hembrista, malcogida, feminazi, loca.


El mes pasado estuvo en el programa Intrusos que dirige Jorge Rial, en un ciclo histórico en la televisión, donde a lo largo de la semana fueron feministas (periodistas, especialistas de problemáticas de género como Luciana Peker, Señorita Bimbo, Florencia Freijo, entre otras) al programa a hablar de machismo, de patriarcado, de aborto legal y violencia machista. Las primeras frases hacia Malena fueron de reclamo: “¿Vos odiás a los hombres? Un poquito ¿no?”, le dijeron, entre risas. Malena abrió bien los ojos, irritada y contestó: “¿Cómo puedo odiar a la mitad de la población?”.

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—¿Vos pensás que puede haber un cambio de paradigma en la tele?

—No. Para mi va a pasar en 100 años. El patriarcado no va a caer nunca, o no lo vamos a ver nosotras, es como pensar que va a caer el capitalismo, eso no va a pasar. Van a cambiar algunas cosas, obviamente, en la marcha por el aborto legal había un montón de chicas jóvenes que no estaban antes, porque eran menos las jóvenes. Había chicas de 14 años, que antes no había en la marcha. De hecho, la marcha por el aborto legal es la marcha que menos convocatoria tiene históricamente y ese día había bastante gente.

—¿Cómo comparás lo sucedido con el movimiento Time’s Up de Hollywood y el mundo del espectáculo argentino, con situaciones como las de Calu Rivero o Ana Pauls?


—Lo que pasa es que Argentina es tercer mundo y siempre vamos a estar atrás, 20 o 30 años atrás de cualquier situación, quizás estamos más adelante en el tema de las marchas, pero también tiene que ver con que el tercer mundo tiene muchas más injusticias y necesita salir mucho más a la calle. Estamos adelante en el movimiento de mujeres en Latinoamérica, pero sólo porque nos matan más seguido… no porque estemos más adelantados intelectualmente sino porque estamos más en peligro que en EE.UU. Tampoco sé si pegó tanto el Time’s Up, andá a preguntarle a la señora de la esquina si sabe qué paso…


—Pero esa señora quizás vio Intrusos y las invitadas al programa…

—Sí, eso sí, porque lo vio a la tarde…

Malena no siempre se autoproclamó “feminista”. Fue más acá en el tiempo que comenzó a tomar una postura más activa dentro del movimiento. Se crió en una familia progre del barrio de Colegiales, sus padres la alentaban a que tuviera estímulos artísticos. Estudió Letras y cantaba en bandas de jazz. Su madre trabaja con mujeres, es profesora de expresión corporal y ayuda a mujeres embarazadas.

—¿Cómo llegaste a afirmarte como feminista?

—Bueno, en realidad a mí me pasaba algo que era que no me decía “feminista”, porque creía que para serlo había que ser activista, no como estar en una agrupación partidaria ni militar, sino porque se necesitaba tener trabajo de campo. Y después estaba escribiendo una serie que se llamaba “Jorge”, que era sobre un chico en silla de ruedas, y fui al Inadi a hacerle una entrevista a una mujer que trabajaba ahí que también estaba en silla de ruedas y que era espectacular porque era discapacitada, lesbiana y feminista, todas tenía. Hablando con ella, yo le quería preguntar sobre la cotidianidad de ser discapacitado en Buenos Aires y no sé cómo llegamos a hablar de feminismo y ella me dijo “si vos sentís que hay una diferencia en cuanto a derechos y oportunidades, eso es ser feminista”. Entonces yo hice -abre mucho los ojos- “ohhh, ahora entendí todo”.

—¿Hace cuánto pasó esto?

—Esto fue hace ocho años, desde ahí digo que soy feminista, pero toda la vida sentí algo distinto. Mi mamá hace gimnasia para embarazadas y hace mucho que está en una organización que se llama “Dando a luz” que defiende los derechos de la mujer en el parto, pero ella tampoco se consideraba feminista por esta cuestión de que es una palabra que está siempre en la oscuridad. Y hace unos años que mi mamá dijo “ah pará, yo hace años que trabajo por los derechos de la mujer, ah, okey, soy feminista”.

—¿Leíste libros sobre feminismo? ¿Cuáles te gustaron más?

Leí muchos, a mí me partió “Teoría King Kong” de Virginie Despents, ¡cuando leas ese libro! Bueno, de Silvia Federici leí un montón, mucho sobre el trabajo doméstico. “Deshacer el género” de Judith Butler fue también de las primeras cosas que dije “ah claro”, y por ahí el ultimo que me gustó mucho es ”Testo Junkie” de Paul Preciado, que es una filósofa trans, antes se llamaba Beatriz, el libro es sobre biopolítica y explica cómo el Estado de cualquier manera influye en tu cuerpo y en su biología, sobre todo las mujeres, varía entre filosofía y teoría y la crónica de ella poniéndose testosterona.

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Foto: Maxi Amena

Desde hace unos años, los videos de Malena tienen una impronta con perspectiva de género. Habla de acoso callejero, de acoso laboral, de “mansplaining” y deconstruye estereotipos. Hay varios memorables, como el video en el que ella explica que a las mujeres no les gustan los piropos y pone varios ejemplos como el taxista que le muestra su pene, el tipo que la agarra con uniforme escolar caminando por la calle, hasta que ella se pudre y mata a cada uno de los que le gritan cosas del estilo “mirá cómo me la ponés”. Con ironía, avanza en temas de agenda del feminismo.

—¿Fuiste a la primera marcha de Ni Una Menos?

—Sí, yo fui a muchas marchas antes. Lo que me pasaba con esa marcha era como “ah, salió en la tele… bueno, está en la agenda”. Eso pasó.

—¿Para vos hubo un cambio con esa primera marcha?

—Si, obvio, obvio, hubo una estrategia de comunicación distinta, revolucionaria y que quedará en la historia sin dudas.

—¿Cuál es el trasfondo del patriarcado para vos?

—¿Que hay detrás? El demonio, jaja. No, el patriarcado es el sistema en el que vivimos todos de organización cultural, es un sinónimo de capitalismo. Por eso no vamos a ver caer el patriarcado

—No hay una solución posible de fondo que lleve a un cambio de paradigma total entonces…


—No, pero eso sería hablar de una revolución, ¿es posible una revolución? ¿Es posible terminar con el capitalismo? No sé, yo no creo, a mí me gustan mucho mis Ray-Ban y soy feminista, jaja.


—¿No ves un cambio más cercano posible?

No. Pero no se lucha por eso… se lucha porque si no es re aburrida la vida, para empezar, y porque si no sos un tibio y un mediocre de mierda. No, en nuestra vida no lo vas a ver. Para mí que pibas de catorce, quince digan “soy feminista” ya es un cambio. Significa que esas pibas van a tener otra vida, no la vida que tuve yo con otros novios. Yo a los 20 le digo la “década violada”, que es cuando muchas de nosotras salimos con un pibe y te lo terminas cogiendo, y no tenías muchas ganas, pero fuiste a cenar, fuiste a su casa y eso es una violación. La desprogramación es tu responsabilidad, pero no es tu culpa que si estás en un departamento y no querés coger no tengas la fuerza para irte. No es tu culpa porque creciste en un mundo donde te enseñaron que tenés que complacer al hombre y que, si decís que no, sos una histérica, una puta. ¿Cuántas veces cogimos para que no nos dijeran “esta es una histérica”? Obvio que el cambio tiene que ser desde adentro, pero cuando tenés al mundo diciéndote cómo tenés que comportarte, es complicado.

—Entonces, ¿cómo ves la lucha de las mujeres hoy?

Es una revolución sin duda, va a quedar en la historia y cuando seamos viejitas vamos a acordarnos de este momento y vamos a decir: “qué bien que la pasábamos molestando a Feinmann o a quien sea”. Lo que a mí me parece que decir “bueno, esto está en agenda” no significa nada, porque cuando vayas a un cumpleaños de tu familia van a ser las mujeres las que levanten la mesa, por más de que esté en agenda. Ahora hay que trabajar por las chicas chicas.


Yo a veces sueño que vamos a ser viejas con mis amigas, viejas de 90 y van a anunciar que el aborto es legal y vamos a morir ahí, vamos a llorar y ese día descansaremos.


Toda Latinoamérica está muy signada por la religión. Bueno, Uruguay tiene Estado laico. Yo estaba en España, en una gira, y contábamos eso, que acá si abortas vas presa y la gente nos miraba como “ah, viven en el infierno”.

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Foto: Maxi Amena

—¿Cuál es tu posición con respecto al debate por el trabajo sexual? ¿Pueden convivir las dos posturas?

—Sí, conviven, de hecho, hay posturas muy en el medio. Yo conozco abolicionistas que entienden a la mujer que decide vender su cuerpo y abolicionistas que no. Yo soy abolicionista en teoría y en la práctica, no. Obviamente en el mundo ideal no debería haber prostitutas, pero en un mundo ideal ninguna persona debería ser explotada de ninguna manera, entonces ¿cómo yo desde mi privilegio de clase media le voy a decir a una mujer “no, no seas prostituta, andá y laburá 16 horas por día? Yo no le puedo decir a una mina eso. Yo no le puedo decir a una mina que hacer con su cuerpo. Lo que pasa es que decís, bueno, hay mujeres que no eligen ser prostitutas porque no tienen otra opción, pero si hay una mujer diciendo “yo quiero esto y quiero mis derechos para hacer esto” yo no voy a oponerme a eso nunca. Además, nosotras hablamos de las trabajadoras sexuales como si fueran el problema, pero no de los clientes que consumen prostitución. Yo no puedo tener empatía con eso, con hombres que consumen prostitución. Y quizás está mal, se sienten solos o tienen discapacidades, pero no puedo empatizar con eso. Hay que entender también las presiones del patriarcado hacia los hombres de debutar, por ejemplo, es necesario pensar en eso y hablar de eso.

—El gobierno está dispuesto a dar el debate por el aborto legal en el Congreso, aunque la postura del presidente sea “pro-vida”. ¿Qué opinás?

—Lo que creo que es que una cortina de humo, que no va a pasar la ley de ninguna manera, que simplemente el gobierno está como moviendo un avispero mediático para que no se hable de otra cosa porque es un tema muy candente y que genera un montón de conversación, entonces se habla de eso y no se habla de otras cosas. No creo que el gobierno tenga ninguna intención de que esta ley pase.

*Por Candelaria Domínguez Cossio para Almagro Revista / Foto de portada: Maxi Amena

Palabras claves: aborto, feminismo, legalización del aborto, Malena Pichot

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