Futbolistas, jóvenes y con memoria
Komar, Moroncini y Gaitán. Los tres son futbolistas y jóvenes. En la Semana de la Memoria participaron de la charla-debate sobre fútbol y dictadura en el marco del ciclo de cine Spasiva. Tras ver el documental «Mundial 78: La historia paralela», ellos se encargaron de abrir el juego. Sin cassette y con la experiencia de trabajar en diferentes barrios, reflexionaron sobre el rol del fútbol – y los futbolistas- en aquel pasado y en este presente.
Por Gonzalo Reyes para La tinta
Estela de Carlotto esperando el nacimiento de Guido en junio. Sergio Cubas, desaparecido por entonces, es obligado por sus captores a realizarle una entrevista en persona al mismísimo Menotti y no se anima a decirle que es un desaparecido. Graciela Daleo, otra sobreviviente de la Esma, se encuentra entre la muchedumbre que desborda las calles del Obelisco aquel 25 de junio de 1978: «Si yo grito acá que soy una desaparecida, nadie me va a dar pelota». Su única válvula de escape es pedir ir al baño de un bar, sacar su lápiz labial y pintar en el espejo: «Massera asesino, milicos asesinos». Hebe de Bonafini y el perdón: «Yo no los condeno. La gente quería ganar algo y lo hicieron con el fútbol».
Las cuatro escenas son impactantes. Como si fuera poco, en el medio, se repiten los goles de la Selección Argentina en su conocido camino hacia la gloria máxima: la Copa del Mundo. La mezcla genera molestia. Difícilmente otra cosa que no sea el fútbol podría ponernos en ese aprieto: felicidad y vergüenza.
El documental «Mundial 78: La historia paralela» culmina con un mensaje esperanzador y profético de Estela. Después de contar cómo ella y su esposo lloraban en medio de los festejos de sus propios familiares en aquel día de la consagración deportiva, remata con orgullo que pese a todo los Carlottos siguen unidos y que cada domingo esperan que Laura y Guido se sumen a la mesa. 15 años después del film, Estela podrá compartir con Guido un mundial.
Las luces de Cocina de Culturas se encienden y toman la palabra Juan Cruz Komar (Talleres), Lucas Moroncini (Racing) y Rodrigo Gaitán (Los Andes). Todos jóvenes y futbolistas. Ellos son los encargados de abrir el juego en el tercer encuentro del ciclo de cine y fútbol que desarrolla el periodista Mariano Saravia. Para el asombro de muchos, los pibes hablan «sin cassette», cuentan sus sensaciones tras ver la película y de cara a un nuevo 24 de marzo, a días de otro aniversario de la Guerra de Malvinas y a meses de otra copa mundial que el gobierno buscará usar de cortina.
Cada uno milita, estudia y trabaja en diferentes actividades sociales buscando cambiar un poco la realidad de algunos barrios olvidados. Pero sobre todo, como ellos dicen, aprenden a diario de esa militancia, de esos vecinos y pibes que no los dejan olvidar que existen muchos mundos más allá del fútbol. Ellos juegan, saben y no olvidan. Por eso rompen el molde.
Juan Cruz Komar (Talleres)
—¿Cómo futbolista y también como joven que no vivió la última dictadura militar, qué te dejó la película?
—Creo que me sirve para entender más la coyuntura del país en ese momento. Creo que los testimonios son muy valiosos. También, entender la situación paralela que se da en la actualidad, con gente muy desinformada, con futbolistas siendo en muchos casos muy inocente sobre lo que está pasando.
—El pasado 21 de marzo, Jorge Sampaoli se sumó a la campaña de Abuelas de Plaza de Mayo en busca de aquellos nietos que pueden tener dudas sobre su identidad. ¿Qué pensás?
—Creo que es fenomenal. Es realmente muy valioso que una persona con la exposición que tiene Sampaoli tenga el valor de exponerse con esto, sabiendo que seguramente le van a llover críticas sin razón y sin sentido. También quiero destacar a (Nahuel) «Patón» Guzmán que supo bajar de un avión para jugar las Eliminatorias con una remera que preguntaba dónde está Santiago Maldonado, en un momento en el que todavía se lo estaba buscando. Son casos que realmente me marcan, me dan un ejemplo a seguir y me alientan a seguir en ese camino.
—Sabemos que sos una persona que se mete en el barro y se embebe de las realidades de los barrios populares y por eso acompañas y apoyas el laburo de diferentes organizaciones sociales en Córdoba. ¿Creés que el futbolista, por lo que representa para la gente, puede y debe involucrarse más en estas realidades?
—Sin duda. Entes que nada, yo soy una persona con inquietudes, con una conciencia social que me genera preocupaciones al igual que aquellos compañeros y compañeras que militan los barrios y las calles conmigo. Pero ellos no tienen la repercusión que quizá puedo tener yo por el simple hecho de ser futbolista. Por eso aprovecho para seguir formándome con ellos sabiendo que es importante dar esa imagen y aprovechar al fútbol que te puede hacer exponente de una gran masa de gente que te sigue.
Lucas Moroncini (Racing de Nueva Italia)
—¿Qué te dejó el documental que vimos?
—Lo primero que me dejó la película es esperanza de saber que hay gente que sigue de nuestro lado, en un país más justo y sabiendo que, si bien la historia es pasado, no queremos que se repita nunca más. Seremos muchos, seremos pocos, estaremos más o menos unidos en estos momentos, pero la lucha está y la vamos a seguir peleando.
—Después de ver el documental surgió el hecho de las contrariedades que nos genera el Mundial 78 como hinchas. Los más jóvenes nos preguntamos qué hubiésemos hecho ante esa situación de saber lo que ocurría y querer ser campeones. Vos además de joven e hincha, sos jugador. ¿Te pusiste en el lugar de los jugadores de aquella selección? ¿Qué hubieras hecho?
—Sería mentirte si te digo que no me importaría un Mundial. Todo jugador sueña con jugar y ganar un Mundial. Los jugadores de aquella Selección dicen que no sabían lo que ocurría. Pero si lo hubiesen sabido y yo me encontraría en ese plantel, intentaría poder hacer llegar el mensaje de lo que sucedía hasta donde más pueda, dentro de las limitaciones que marcaba una dictadura dispuesta a todo.
Rodrigo Gaitán (Los Andes de José Ignacio Díaz)
—¿Qué te generó el documental?
—Te revuelve todo lo que pasó en aquella época, de la cual no fuimos testigos pero la hemos estudiado. Yo lo sufro y los recuerdo siempre. También me da esperanza ver que mucha gente quiere seguir recordando. Todo lo que ocurrió en la última dictadura tiene que estar presente para seguir construyendo una democracia plena y con derechos para todos.
—¿Cuál crees que debería ser el rol del futbolista ante aquellos temas que hacen a nuestro pasado pero también a nuestro presente como: los derechos humanos, la desigualdad económica y social?
—Sería muy importante tener a más Komar en el profesionalismo. Al jugar en Primera, en clubes que tienen una masividad importante podrían generar conciencia. Como también muchos generan grandes rechazos por sus acciones dentro y fuera de la cancha. Yo creo que cada uno puede sumar su granito. Si yo puedo plantearles una problemática a mis compañeros de Los Andes de José Ignacio Díaz y podemos generar un trabajo social ahí, eso ya es un granito con el que podemos cambiar un poco la realidad y más en estos tiempos donde los sectores populares no están siendo para nada favorecidos. La postura de Komar me sigue sorprendiendo y ojalá que pueda llevarle todo eso a sus compañeros de plantel en Talleres. Como él comentaba en la charla, el fútbol es un ambiente difícil en el que cuesta construir una conciencia social. Me cuesta a mí, mucho más en el mundo del profesionalismo cuando de repente formás parte de una elite económica en la que a veces te deja de preocupar algunas cuestiones.
*Por Gonzalo Reyes para La tinta
