El dinosaurio que sobrevive en la Escuela Manuel Belgrano
Una de las escuelas cordobesas que más sufrió la crueldad de la última dictadura cívico-militar delega la salud de sus estudiantes a un miembro del Servicio Penitenciario Provincial que reivindica a genocidas como Luciano Benjamín Menéndez y Alfredo Astiz. La otra cara de Santos David Revol, el hombre que festeja el asesinato de jóvenes que podrían ser sus alumnos.
Por Yair Buonfiglio para La tinta
Borceguíes, uniforme azul, cabello corto casi invisible y algo en la cadera que parecía un arma. Los estudiantes de los cursos más bajos se sorprendían al ver “un policía” paseando por su escuela cada mediodía. Para los más grandes, ya resultaba algo familiar. Quizás lo habían cruzado en el departamento médico de la institución en ocasión de algún malestar circunstancial. El uniformado era Santos David Revol, quien, desde 2009, ocupa el cargo de Director del Área Salud Escolar de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano y que, en simultáneo, se desempeña como Jefe del Servicio Médico de la Cárcel Provincial de Bouwer.
Aunque trabaja en una escuela que registra 21 estudiantes secuestrados y asesinados durante la última dictadura, Santos Revol no oculta su afecto hacia quienes planificaron y ejecutaron el secuestro y la desaparición de treinta mil personas entre 1976 y 1983.
“Descansa en paz, Cachorro”, escribió junto a un emoticón de tristeza el 27 de febrero pasado en su cuenta de Facebook. Ese día, había fallecido Luciano Benjamín Menéndez, apodado cariñosamente “Cachorro” por sus antiguos compañeros de armas y llamado –nada cariñosamente –“El Chacal” o “La Hiena” por otros cordobeses, más atentos a sus múltiples condenas por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar. El Cachorro, cuyo fallecimiento entristece a Revol, era el responsable de “La Perla”, el centro clandestino de detención donde se torturaba hasta la muerte a jóvenes que, en muchos casos, no superaban la edad de los estudiantes que asisten hoy al Manuel Belgrano.
Pero la simpatía del uniformado Revol por los militares genocidas no termina en su afecto hacia Menéndez. El 28 de noviembre de 2015, a pocos días del triunfo electoral del actual presidente, el médico del Belgrano escribió: “Y ahora quiere joder a Macri en su asunción. Deberían haberle volado la cabeza para esparcir toda esa mierda que lleva dentro”. El aserto acompañaba una publicación de la página “Argentinos Despiertos” donde podía verse una imagen de Alfredo Astiz –el “Ángel de la Muerte – junto a una frase supuestamente pronunciada por él en un juicio (no se especifica cuál) y dirigida a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. En ese texto, el militar condenado a prisión perpetua le recuerda a la referente de la lucha por los derechos humanos que él salvó su vida en circunstancias que, al menos hasta ahora, no han sido probadas más allá de los panfletos que comparte Revol.
El 16 de diciembre de 2015, el médico del Belgrano abandonó por un momento las referencias a los asesinos del pasado para concentrarse en la violencia política de hoy. Como epígrafe a una foto donde podía verse a militantes de la organización Quebracho, escribió: «Por favor AUTORÍCEME Sr. Presidente a salir a reprimirlos!!!! Hay que EXTERMINAR a estas CUCARACHAS!!!” (sic). Más abajo continuó: “Un FAL, un cajón de municiones y una posición estratégica!!!! Nada más. Creo que me sobra con un solo cargador… Son unos insectos cobardes!!!! Por eso se tapan la cara” (sic). A continuación, agregó una imagen donde puede verse, sobre un fondo negro, una calavera atravesada por un rayo y la leyenda “matalos a todos” en mayúsculas.
El espectro de enemigos políticos del uniformado Revol, sin embargo, no para de agrandarse. El 25 de agosto de 2016, escribió en Facebook: “Con DOS TIROS no queda ninguno de estos vagos planeros caraduras de mierda!!!” (sic). La frase acompañaba un flyer donde se afirmaba: “Si les damos (imagen de una bala) a estos soretes que cortan calles (foto de manifestantes) garantizamos la libre circulación de los verdaderos laburantes”.
Aunque, en este contexto de expresiones violentas, todo parece posible, no deja de llamar la atención que un trabajador del Belgrano proponga “dos tiros” para los manifestantes que cortan calles cuando sus colegas docentes y no docentes, e incluso los estudiantes, han protagonizado numerosas movilizaciones y cortes de calle en las últimas décadas. Es insólita también la versatilidad de quien se gana la vida promoviendo la salud entre los jóvenes, pero, a la vez, promueve el asesinato violento de esos mismos jóvenes cuando ejercen el derecho constitucional a la protesta.
Este 18 de marzo, Cecilia Pando comenzó a trabajar como docente en una escuela primaria de Buenos Aires. La presidenta de la organización que reivindica el accionar de los militares durante la última dictadura, en cuyo prontuario no se registran condenas por delitos cometidos en ese período, fue despedida dos días después debido a la presión de la opinión pública.
Semejante acto de justicia fue posible porque una escuela privada puede despedir a sus docentes por razones ideológicas, lo cual no resulta viable -ni deseable- en una escuela pública como el Manuel Belgrano. Los estudiantes, sin embargo, merecen que su salud esté al cuidado de profesionales que no se regocijen en la muerte. Difícil tarea, en este momento, la de gobernar una institución tan compleja con la mirada de los compañeros desaparecidos clavada en la nuca.
* Por Yair Buonfiglio para La tinta
* Esta nota terminó de escribirse el 23 de marzo de 2018. Dos días después, Revol publicó un texto donde reivindica al genocida Jorge Rafael Videla. La imagen se viralizó durante el fin de semana y hoy, 26 de marzo, los estudiantes pedirán que sea apartado de su cargo.