Como cada año, Embalse comienza a sufrir una nueva crisis hídrica
Por Cristian Basualdo para No Queremos Inundarnos
Vecinxs de la zona de Embalse se reunieron el lunes en la plaza del Monolito para hablar sobre la crisis hídrica que afecta la región. Se trató de un pequeño gesto, tan sólo 16 personas, que quizás no salga en los titulares de los grandes medios.
Toda crónica sobre la problemática del agua en Embalse debería enumerar las causas de la misma, contar que las autoridades mienten sobre la calidad del agua, y analizar porqué hay enormes carteles con anuncios de plantas potabilizadoras, con presupuestos millonarios, y de las canillas sigue saliendo el agua sucia.
Hace al menos cinco años que esta localidad turística sufre cada verano una crisis en el servicio de agua. Los vecinos denuncian que el líquido sale en muy mala condiciones, con color desagradable, repulsiva al gusto y al olfato, con altos valores de turbiedad y sólidos en suspensión.
El agua conecta a todos los seres vivos de este mundo, y es un elemento justiciero, porque iguala a los pobres con los ricos. Su falta hace que los frágiles estén todavía más desprotegidos.
En Embalse hay ciudadanos de primera que pueden comprar agua de primera, y ciudadanos de segunda que toman el agua que sale de la canilla.
Según la Organización de la Naciones Unidas, al menos 1 millón 800 mil menores de 5 años mueren cada año por males vinculados al agua sucia. La cuarta parte de la población mundial no tiene acceso al agua potable: no es un problema de carencia, sino de mala gestión.
Embalse se desarrolló a la vera de la principal reserva de agua dulce de la provincia de Córdoba. Teniendo tanta agua y ni una gota para tomar, necesitamos comenzar con una sencilla meditación sobre el agua. De ahí la importancia de reunirse para hablar del agua, aunque no salga en los titulares de los diarios.
* Por Cristian Basualdo para No Queremos Inundarnos