Estados Unidos: donde las armas valen más que las vidas
Por Lucio Garriga Olmo para El Furgón
Una vez más, Estados Unidos vivió una masacre por parte de un tirador que utilizó un rifle semiautomático. El último ataque ocurrió en una iglesia baptista en la pequeña ciudad texana de Sutherland Springs, cuando Devin Patrick Kelley, un hombre blanco, de 26 años, asesinó a 26 personas e hirió a más de 20 con un fusil militar AR-556.
La legalidad de la tenencia de armas por parte de los propios ciudadanos estadounidenses es un problema muy grave de la sociedad, porque nadie está exento de morir en una masacre o en otras circunstancias bajo el fuego de un arma. En Estados Unidos es legal poseer armas, gracias a la segunda enmienda, que dice: “Siendo una milicia bien regulada necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no será vulnerado”. Una declaración firmada en el año 1791, es decir, hace 226 años. Y que fue pensada para que el pueblo estadounidense pueda protegerse de una posible invasión extranjera o de un posible gobierno autoritario. Bajo este derecho, constitucional y ratificado por un fallo de la Corte Suprema del año 2010, se calcula que hay más 265 millones de armas en la calles del país. Aunque nadie sabe cuántas armas existen a ciencia cierta, porque el Congreso Nacional no permite la creación de una base de datos.
Para la tenencia de armas, la ley es distinta según cada estado, pero en todos es legal poseerlas. Por ejemplo, en Texas, lugar de la última masacre, es legal llevar un arma todo el tiempo con uno mismo, incluso en la universidad, pero no es legar exhibirla en público. Por otra parte, en el estado de Connecticut los fusiles de asalto están prohibidos.
A pesar de que desde 1970 hasta hoy en Estados Unidos hay una mayor cantidad de muertes por armas de fuego (1.400.000 en total) que en todas las guerras en las que participó el país desde la independencia (la cifra es 1.300.000), el arma es vista como un símbolo de masculinidad, patriotismo y valentía.
“Renueva tus credenciales de masculinidad”, “Es lo más cerca que podes estar sin sumarte al ejército”, “Un arma del siglo XXI para un niño del siglo XXI”, son sólo algunas de los sloganes de las empresas que fabrican armas. Una de las grandes responsables de esta actualidad es la Asociación Nacional del Rifle (NRA), uno de los lobbies más importante del país, que financia campañas políticas de funcionarios y parlamentarios.
Según el diario Washington Post, la NRA destinó 3.533.294 dólares a los congresistas electos del país en los últimos 19 años. Además de ser un asociación muy fuerte económicamente, también es muy popular entre la población porque tiene más de cinco millones de miembros, una de las más grandes del país. La NRA es una de las responsables de que en Estados Unidos haya más locales habilitados para vender armas (64.747) que supermercados (38.015) o Mc Donlad´s (14.350).
Estados Unidos no sólo es una potencia económica y militar. Es también, tristemente, un país líder en la tenencia de armas de fuego en todo el mundo. A pesar de que los estadounidenses sólo representan el 4,4 por ciento de la población mundial, poseen el 42 por ciento de las armas de fuego que existen en el planeta. La cantidad de armas y la facilidad que existe para comprarlas es una de las explicaciones a las masacres que todos los años se cobran la vida de cientos de personas en el país. ¿Por qué ocurren tiroteos masivos que matan a decenas de personas en los Estados Unidos y no suceden en otros países? Hay 150 veces más armas en los Estados Unidos que en Japón y un estadounidense tiene 300 posibilidades más de morir por un arma de fuego que un japonés. Mientras que en Alemania muere una persona cada 100 mil por armas de fuego por año, en Estados Unidos mueren 10,6.
El control de las armas es una posible solución para bajar la alta mortalidad que existe en el país causada por las armas de fuego. Uno de los casos más emblemáticos es el de Australia que, entre 1979 y 1996, tuvo trece tiroteos fatales. Desde que prohibió la venta de armas en 1996 no tuvo ningún tiroteo. Hoy en día, el arsenal que existe en Estados Unidos es seis veces más mortal que el de Canadá y 30 veces más que el de Australia. Está demostrado que los controles sobre la venta de armas ayudan a reducir las muertes, pero por ahora los gobiernos de los Estados Unidos no están interesados en implementarlos. El Senador republicano por Arizona John McCain, luego del tiroteo en Texas, envió un mensaje a través de las redes sociales en el que decía que estaba “orando por todos los afectados de los horribles disparos en Sutherland Springs”. Después del tiroteo en Las Vegas ocurrido el pasado 1 de octubre, el más mortífero de la historia, donde fueron abatidas 58 personas, McCain había publicado que estaba “orando por las víctimas”. McCain prefiere orar y no controlar la venta de armas, porque es el congresista que más fondos recibió de la NRA, unos 7.740.521 dólares.
Parece muy difícil que Estados Unidos empiece a aprobar leyes contra la tenencia de armasbajo el gobierno de Donald Trump, un presidente que durante su campaña aseguró que la NRA iba a tener a “un verdadero amigo y campeón en la Casa Blanca”. Un control sobre la venta de armas salvaría a miles de personas por año, porque las armas de fuego no son sólo utilizadas en matanzas: en el año 2016, más de 22 mil personas se suicidaron con un arma, se cometieron más de 11 mil homicidios y 589 personas murieron en circunstancias de “legítima defensa”. Las masacres son sólo una pequeña parte de un problema mucho mayor.
La última masacre en Texas fue perpetrada por un hombre blanco que fue separado del ejército por violencia familiar contra su esposa y su hijo, lo cual supuestamente le tuvo que haber impedido poder comprar el rifle A5-556.De todas formas, Devin Kelley lo hizo porque la Fuerza Área confirmó que su antecedente penal no fue incluido en el Centro Nacional de Información Criminal (NCIC), como correspondía. La masacre de Texas fue perpetrada por Stephen Paddock, un hombre de 64 años que tenía 23 armas en su habitación cuando asesinó a 58 personas e hirió a más de 500. En el año 2012 nada le impidió a Adam Lanza ingresar a la primaria Sandy Hook, en Connecticut, con dos pistolas y un rifle y asesinar a 28 personas, incluidos 20 niños, en lo que es una de las peores masacres de la historia.
Nada impidió las masacres antes, y si Estados Unidos sigue sin controlar la venta de armas, por ahora, nada las puede impedir en un futuro.
*Por Lucio Garriga Olmo para El Furgón.