Daniel Solano: el otro desaparecido
El 5 de noviembre de 2011, Daniel Solano fue visto por última vez cuando la policía lo sacó a la fuerza de un local nocturno de Choele Choel, de nombre Macuba. Daniel era un trabajador golondrina nacido en Tartagal, Salta, que había viajado para trabajar en poda, raleo, y cosecha de Manzanas. Daniel se había organizado con compañeros para hacer una protesta porque no les habían pagado lo prometido en Tartagal.
Por ANRed
Daniel Solano fue contratado por la empresa Agrocosecha, que provee de trabajadores temporarios “golondrina” a otras empresas, en 2011 para la poda, el raleo, y la cosecha de las manzanas. Nacido en Tartagal el 2 de noviembre de 1984, en una comunidad guaraní de Salta, Daniel migró hacia el Alto Valle para trabajar en la empresa multinacional Expofrut, de origen belga. Viajó más de 2000 kilómetros en plan de trabajo. Allí lo esperaban junto a otros trabajadores, unos galpones llamados “gamelas”, capaces de albergar a cientos de trabajadores, pegados unos a otros en camas cuchetas, con un pequeño sector sanitario con pocas duchas y sólo 3 inodoros.
Dejaba en Salta a su novia María Luisa, a quien le había prometido mantenerse en contacto diario, y que los 50 mensajes de textos que se mandaron en ese tiempo dan prueba de que cumplió. Dejó también su puesto de arquero en el equipo deportivo Guaraní, que competía en el torneo «Argentino C” (lo que hoy sería el “Federal C”) y las empanadas que preparaba su abuela, entre tantos otros despojos que el “trabajador golondrina” debe soportar.
Quienes lo contrataron le habían prometido un pago de 200 pesos por jornada, pero el 4 de noviembre recibió su primer pago por 20 días de trabajo: solo 870 pesos (43 pesos por día). Para hacer un breve cálculo, a Daniel le estafaron aproximadamente unos 2000 pesos, si se considera que hubo aproximadamente otros 200 trabajadores, la estafa estaría rondando los 400.000 pesos en menos de un mes, estafa que se da periódicamente, por lo que las cifras anuales serían monstruosas.
Tras reclamar ante el capataz, se organizó con sus compañeros para realizar una protesta colectiva. Un informe de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) sostiene que uno de los motivos de su desaparición fue que se negó a delatar a sus propios compañeros.
Tras el reclamo, y con una protesta organizada para el lunes siguiente, Daniel pensaba pasar el fin de semana en la ”gamela”, pero algunos de sus compañeros lo convencieron de saliera el sábado 4 de noviembre (el 2 de noviembre Daniel cumplió años) a un boliche llamado Macuba. Cerca de las 3 de la mañana fue sacado por policías: los testigos aclararon que no hubo ningún disturbio ni situación que pueda justificar que lo echaran. Esa fue la última vez que Daniel Solano fue visto, desde ese entonces nunca más se supo nada de él.
La versión de la empresa Agrocosecha, que lo había contratado prometiéndole un salario que no fue tal, es que Daniel se fue a Neuquén en busca de otro trabajo. Cualquier parecido con “Santiago Maldonado está en Chile, o en Entre Ríos, o en Tierra Del Fuego” ¿es solo coincidencia?
Gualberto Solano, el padre de Daniel, viajó a Choele Choel para buscar a su hijo. Desde la empresa le brindaron una abogada llamada María Cecilia Constanzo, que intentó convencerlo de que su hijo estaba en Neuquén, la versión que la empresa había difundido. Gualberto se instaló en el Alto Valle junto al abogado Heredia, de su confianza, y allí nació un acampe que se mantuvo por años. La imagen de Gualberto sentado, encadenado (incluso realizó huelgas de hambre) reclamando por su hijo, que también fue recreada por el dibujante Chelo Candía, parte el alma de toda persona sensible.
Actualmente, al cumplirse 6 años de su desaparición forzada, sus familiares están pidiendo la inversión económica para el procedimiento denominado “bajada El Jagüel” en el campo La Maunela, donde creen que podría estar el cuerpo de Daniel Solano. El procedimiento fue solicitado hace más de dos años y fue dictaminado vía audiencia judicial el pasado 18 de octubre. Para ello están juntando firmas para que el estado se haga cargo del costo que la familia no puede pagar
La relación con el gobierno actual
Si bien su desaparición forzada ocurrió en el año 2011, y contó con la responsabilidad y omisión del gobierno anterior, también hay figuras del gobierno actual implicadas. Por un lado el recientemente fallecido Gerónimo “momo” Venegas, en ese entonces titular de UATRE, el sindicato de trabajadores rurales, fue cómplice de su explotación, desaparición y posterior impunidad en el caso. Venegas fue un militante del actual gobierno y murió sin haber sido siquiera indagado al respecto. Por otra parte quien fuera recientemente elegido por el presidente Mauricio Macri como el nuevo embajador argentino en Estados Unidos, Fernando Oris de Roa, estuvo vinculado a la empresa Expofrut, para la que Daniel Solano trabajo en condiciones precarias y siendo estafado. Oris de Roa fue vicepresidente de la firma entre los años 2011 y 1015.
Desde los medios hegemónicos se lo presenta como una persona idónea por su función empresarial y su capacitación, pero nada se dice al respecto de su función al frente de una empresa salpicada por, no solo las condiciones inhumanas de sus trabajadores, sino directamente por el caso de una desaparición forzada. Si alguien cree que el caso Santiago Maldonado es un “hecho aislado” y que este gobierno nada tuvo que ver con ninguna desaparición forzada, acá hay un caso donde aparecen vínculos con nombre y apellido.
El caso Daniel Solano, es una evidencia de la complicidad gubernamental y empresarial, no solo con una desaparición forzada, sino también con el trabajo esclavo, la trata de personas y el desprecio a comunidades originarias.
*Por ANRed