1° de Noviembre: Wiñay Pacha, tiempo eterno
El 1º de Noviembre, la celebración que Occidente ha denominado «Fiesta de Todos los Santos», tiene su origen en las culturas ancestrales. Dentro de la cosmovisión andina, existe una completa y estrecha relación entre todos los espacios y mundos que conforman el Multiverso, por lo tanto, bajo esta forma de pensar, la “muerte”, no implica aislarse totalmente, y por lo tanto no hay lugar al olvido de nuestros seres queridos.
La muerte no es más que una etapa en la continuidad de la vida; la vida continúa en otro espacio (Pacha), no hay una separación absoluta de esta vida con las otras. Para el mundo Andino, el ser humano pasa por este camino y la muerte es sólo una transición de un lado a otro. La vida es eterna.
Este es el tiempo en que por energía natural, por expresión de la Madre Tierra, la naturaleza hace el llamado a todos sus hijos para un ciclo de reconexión. La Pachamama llama a todos los seres que han generado la vida, pero no solo vida a nivel humano, sino también a quienes han generado la vida de los animales, plantas, etc. La naturaleza convoca a los abuelos y abuelas de las hormigas, de las abejas, de las llamas, de los árboles, de las montañas, del ser humano.
Wiñay Pacha, es el tiempo exacto donde se abre una puerta que une a las dimensiones: maqhapacha (mundo de adentro), akapacha (este mundo, este plano), alajpacha (mundo de arriba), kawkipacha (mundo desconocido) donde ya no hay pasado ni futuro, todo está aquí, en un mismo plano. Nuestros antepasados, nosotros y los seres que vendrán, todos estamos en un mismo plano, por lo tanto tenemos la posibilidad de reconectarnos con nuestros ancestros, que al final son también nuestros descendientes, en el concepto de la “circularidad de la vida”.
Entendemos que nosotros somos el puente que une el pasado con el futuro y en este tiempo de Wiñay Pacha, todos debemos acudir al llamado del reencuentro.
Para poder recibir la k´amasa (fuerza, energía espiritual), ch´ama (fuerza, energía externa), el jach’a ajayu (energía colectiva) y el jiska ajayu (energía del linaje consanguíneo), nosotros debemos reconciliarnos, pues toda ofensa hecha a solo uno de nuestros ancestros, es una ofensa a todos nuestros ancestros, y el perdón o las disculpas a uno de nuestros ancestros, es también una disculpa a todos los ancestros. Antes del 1 y 2 de Noviembre, invitamos a la reconciliación con nuestros ancestros, y al equilibrarnos nos devolvemos la capacidad eterna que ahora debe ser reestablecida.
Las personas que nos rodean son como nuestros mediadores entre nosotros y los seres que ya partieron. De esta manera, para poder equilibrar situaciones no resueltas con ellos, para ofrecer una disculpa y también disculpar, acudimos a una práctica antigua llamada “pocachaña” que significa “completar”. Se trata de pedir a nuestros seres queridos, a nuestra comunidad o a un amigo que nos los “complete”, que nos ayude a restablecer el equilibrio con nuestros antepasados, puesto que en muchas ocasiones, quedan situaciones irresueltas cuando alguien pasa a otra vida, quedan cosas pendientes. En aymara se le dice “pocacharaparita”, completámelo. Entonces la persona habla con nuestro ancestro y cuando termina el diálogo nos responde “pocataw”, es decir, “ya está completo, ya esta equlibrado”.
¿Como celebramos esta fiesta? Días antes del 1 y 2 de noviembre, todas las familias preparan panes, tantawawas, (figuras de personas diseñadas en pan) galletas, compran frutas; especialmente piña y caña, para preparar “la mesa” o el altar de los ancestros. El 1º de Noviembre, recibimos al medio día (chika uru) a los ancestros. La familia se reúne alrededor del altar para esta ceremonia encendiendo una vela. En las comunidades, las personas recuerdan a sus seres queridos y ancestros generación tras generación, a través de canciones y oraciones. El altar de los ancestros o “la mesa”, es ubicada hacia el sur. El 2 de Noviembre, ya despedimos a los ancestros que nos visitaron.
En los tiempos de Pachakuti , no podemos caminar solos. Debemos caminar acompañados de la fuerza ancestral, de nuestros abuelos y abuelas, con los ancestros y con los que van a venir. Todos juntos vamos a reordenar la vida en este emerger de la “cultura de la vida”. Es un mensaje de esperanza para la humanidad. Wiñay Pacha es devolvernos la eternidad en nosotros, y la eternidad en nosotros significa tener conciencia plena de la vida, ser “willka”, ser conscientes.
La madre tierra, el cosmos, la galaxia están cambiando. El multiverso esta cambiando y este cambio es sin retorno, en ese contexto invitamos todos los hermanos y hermanas primero, a la reconciliación con nuestros ancestros y a despertar en nuestra capacidad y naturaleza eterna que es la conciencia. La conciencia es el equilibrio con todas las formas de existencia y armonía con los ciclos de la Madre Tierra y el cosmos.
Jallalla!!
* Por Caminantes de los Andes / Imagen: Colectivo Manifiesto.