Los rostros de la Revolución

Los rostros de la Revolución
18 octubre, 2017 por Redacción La tinta

Cuando a comienzos del año 1917 estallan todas las contradicciones acumuladas durante años en la Rusia del zar Nicolás II, los fotógrafos rusos fueron testigos tempranos de lo que fermentaba en lo profundo: Un campesinado condenado a vivir en la semiesclavitud. El desarrollo de una incipiente y combativa clase obrera industrial. La violencia, la opulencia y los privilegios de la aristocracia. Los millones de muertos durante la Gran Guerra y el descontento ante la misma.

Por Sebastián Pérez para La Izquierda Diario

En medio de un complejo clima de hambrunas, avances tecnológicos, una sofisticada intelectualidad y vanguardias artísticas, lo insoportable estalló por los aires. Es el momento de la “irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos”, en palabras de Trotsky.

Y es eso lo que revelan las imágenes obtenidas a lo largo de ese año: la irrupción de las masas explotadas y oprimidas tanto por el zarismo como más tarde por el Gobierno Provisional “democrático”. La ocupación de las calles, las plazas y los edificios estatales. El proceso vivo de la creación de organismos de su propio poder. La defensa de los mismos, armas en mano.

Las fotografías son de una extraordinaria calidad. Un siglo después, en momentos en que los teléfonos móviles pueden capturar múltiples imágenes de cualquier evento, es para aplaudir de pie a esos fotógrafos que captaron con sus cámaras semejantes acontecimientos: Yakov Shteinberg, Pyotr Otsup, Moisei Nappelbaum, Viktor y Alexander Bulla, L. Leonidov, entre los más destacados.


Multitudes en acción y en permanente movimiento. Enfrentamientos, barricadas, caras serias y combativas. Festejos y abrazos de liberación. Las imágenes obtenidas nos revelan los rostros anónimos de un proceso auténticamente revolucionario.Y en esos rostros que clavan en la cámara sus ojos sin temor, conmueve percibir una enorme dignidad. Destilan decisión y orgullo por los eventos de los cuales son protagonistas.


Durante las Jornadas de Febrero y Marzo, vemos densas columnas de obreros y obreras, soldados y marinos, niños y ancianos. Multitudes ocupando avenidas, plazas, espacios públicos y edificios imperiales.

Esos mismos protagonistas, ahora bajo el Gobierno Provisional, siguen ocupando la escena durante las manifestaciones de abril y en el primer festejo legal de un 1° de Mayo, donde las masas salen a las calles con sus banderas revolucionarias.

Por esos días también, Lenin y Trotsky regresan de sus exilios forzados para sumarse a la revolución en marcha y llevarla al triunfo. El mítico viaje de Lenin en tren desde Suiza y la multitud que lo esperaba en la estación Finlandia, fueron reflejados años más tarde en varias obras del “realismo socialista”, pero no hay fotografías del evento, ya que se realizó bajo el mayor de los secretos. El regreso de Trotsky sí quedó documentado en una serie de tomas de su arenga desde el tren.

El 18 de Junio, ante el aumento del descontento con el Gobierno y contra la continuación de la guerra, las masas nuevamente se manifiestan. Las cámaras reflejan su evolución política y la creciente influencia de los bolcheviques.


Las manifestaciones del 4 de Julio en Petrogrado quedan inmortalizadas por la cámara de Viktor Bulla desde su estudio de la esquina de Nevsky Prospekt y Sadovaya, cuando escucha los primeros disparos y a través de la ventana ve cientos de manifestantes corriendo por sus vidas bajo el ataque de las tropas del Gobierno Provisional. Muchos de ellos yacían en el piso, muertos o agonizando. Ubica su cámara de placa enfocando la horrorosa escena y captura una de las más famosas fotografías documentales del siglo XX. Dieciséis manifestantes murieron asesinados esa tarde, otros seiscientos cincuenta resultaron heridos y cuarenta de ellos murieron más tarde en el hospital.


La fotografía fue copiada millones de veces, literalmente, y su dinámica composición se transformó en la encarnación visual de la Revolución, a pesar de haber sido tomada en Julio y no en Octubre. Viktor fue arrestado en 1937 durante el terror estalinista, difamado y acusado de agente alemán. Murió en una prisión del Gulag, en 1944. Alexander fue arrestado a comienzos de los años ‘30 y pasó cinco años en el campo de detención de Belomor, donde murió poco tiempo más tarde.

Durante el asalto al Palacio de Invierno y sus preparativos, el Comité Militar Revolucionario prohibió cualquier toma de imágenes por razones de seguridad. Pero antes de eso, luego del fracaso del intento golpista de Kornilov y en los días previos a la insurrección, podemos ver retratados múltiples grupos de obreros en armas y también a marinos revolucionarios que patrullaban las calles, preparados para la acción final.

Luego del triunfo de la Revolución, las imágenes nos revelan los primeros pasos en la construcción del Estado Obrero. Vemos a Lenin y a Trotsky en múltiples tomas. Las fotografías no dejan dudas sobre quiénes eran los dirigentes más importantes de la Revolución. En varias imágenes también aparecen otros cuadros bolcheviques, pero los dos grandes revolucionarios ocupan la escena principal en la consolidación del poder soviético y en su defensa durante los años de la guerra civil. Stalin aparece poco y nada. Años más tarde, fue necesaria una ardua tarea por parte de los falsificadores para alterar los hechos, con predilección por burdos montajes del dictador junto a Lenin, el borrado de toda imagen de Trotsky y cientos de pinturas que relataban una historia inventada.

La Revolución de Octubre marca un antes y un después en la historia del mundo moderno y cambió por completo la forma de pensar y retratar la vida. Sus alcances aún perduran. Fue la base para un desarrollo sin igual del Arte y de las vanguardias. Generó la alianza más profunda y prolífica de la historia entre un gobierno y las vanguardias artísticas. Con la instauración del régimen de Stalin a comienzos de los años ‘30, este proceso llegó a su fin. La “vanguardia rusa” fue aplastada por su correlato burocrático, el “realismo socialista”.

Los bolcheviques consideraron que las manifestaciones visuales eran fundamentales como herramienta para educar a una población cuyos niveles de analfabetismo llegaban al 70%. Y de todos los medios, junto con el cine, no había ninguno que igualara las capacidades y posibilidades de la cámara fotográfica. El propio Lenin, durante la guerra civil, sugirió que cada uno de los soldados del Ejército Rojo portara no sólo un arma, sino también una cámara.

Cuando el gran Rodchenko (artista múltiple y uno de los fotógrafos más influyentes de todos los tiempos) visita Paris en 1925, adquiere dos cámaras portátiles Leica de 35mm y deja atrás su vieja Lochim rusa con negativos de 9 x 12 cms. Comienza a fotografiar de una forma nunca vista y se enamora de la fotografía, afirmando que era “El medio perfecto para descubrir el mundo de la ciencia, el de la técnica y medio ambiente material de la humanidad contemporánea…” y que «solo la cámara es capaz de reflejar la vida contemporánea”. En 1930 funda el grupo “Octubre” y un año más tarde se forma su contraparte, la “Sociedad rusa de fotógrafos proletarios”. Rodchenko es estigmatizado y acusado de crímenes ideológicos.


El proceso revolucionario llegaba a su fin. Que los ciudadanos soviéticos comunes se convirtieran en héroes, en sujetos de sus propios destinos, no era el deseo de la burocracia estalinista. Esta deseaba masas acríticas que pudieran ser dirigidas. La nueva fotografía debía acompañar la nueva etapa. En 1933 se dicta una ley que exigía autorización oficial para tomar fotografías en las calles.


La imagen con que se cierra el anexo fotográfico del Tomo II de la Historia de la Revolución rusa editada por el IPS, es de la asamblea realizada por los trabajadores de la mítica fábrica Putilov el 27 de Junio del año 1920 (portada), para elegir sus delegados. Es la viva imagen del poder obrero. Los héroes de las mismas son anónimos, la revolución es de ellos. Sus miradas son afiladas, despiertas. Atraviesan las lentes y trascienden el tiempo. Nos muestran cómo son los rostros de los que se atrevieron a liberarse y lo lograron.

*Por Sebastián Pérez para La Izquierda Diario

El autor es fotógrafo y fue el encargado de la edición del pliego de fotografías que acompaña a Historia de la Revolución Rusa, de León Trotsky, que acaba de ser publicado por Ediciones IPS.

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