Del fusil a la pelota
Tras el acuerdo de paz alcanzado el año pasado con el gobierno de Colombia, las FARC buscan tener su propio equipo de fútbol. A lo largo de 50 años, la región dominada por la guerrilla supo realizar campeonatos como recreación en medio de la lucha armada. Hoy, entienden que la pelota también debe ser un medio para reinsertarse y cambiar la imagen que de ellos tiene gran parte de la sociedad colombiana.
Luis Bagnola para Revista Un Caño
Pasaron más de 50 años entre el surgimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la firma del acuerdo de paz en noviembre de 2016. En cinco décadas, el pueblo colombiano tuvo que aprender a convivir entre la violencia y el miedo. Cientos de miles de personas murieron en el conflicto armado más largo del último siglo en occidente. Hoy, la paz es todavía demasiado nueva como para que todo vuelva a la normalidad, pero ya se puede empezar a pensar en cuestiones llenas de vida, como el fútbol.
Como parte de su búsqueda de reinserción en la vida social y política, las FARC intentarán formar un equipo de fútbol para competir en los torneos profesionales de Colombia. Hace algunos meses presentaron su propio partido político (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, FARC), con el que participarán en futuras elecciones y la creación de un club puede servir para cambiar su imagen en gran parte de la sociedad colombiana.
“El fútbol siempre ha sido muy popular en las FARC, por eso decidimos crear nuestro propio equipo profesional. Todos estamos muy emocionados con la idea, es de lo que más hablamos”, declaró Jeison Yepes, presidente del comité de deportes de las FARC en el campo Mesetas, en un excelente reportaje publicado por The Guardian.
Es conocida la afición por el fútbol de los ex guerrilleros, por eso no llamó demasiado la atención cuando aceptaron la invitación del Pibe Valderrama para jugar un partido por la paz en 2013 o cuando le pidieron a Diego Maradona que los acompañara en el lanzamiento del partido político. Lo que sí provocó sorpresa fue la confirmación oficial de la Dimayor (algo así como la Superliga colombiana) de la solicitud de una entrevista para hablar de la conformación de “La Paz Fútbol Club”, tal el nombre provisional del equipo.
Más allá de las ambiciones de las FARC, el presidente del organismo, Jorge Perdomo, afirmó que aún no llegó el momento para abrirle las puertas del campeonato profesional: “Hoy tenemos 36 fichas entre primera y segunda división y no está previsto entregar más. Ellos deben empezar por el fútbol aficionado e ir progresivamente creciendo”. Tal como sucedió en 2012 con el presidente Juan Manuel Santos y los diálogos de paz, las primeras palabras e intenciones ya están claras. Ahora será el momento de desandar un largo camino. El desarme definitivo, que ya está a punto de concluirse, es la condición indispensable para que la idea comience a tomar forma real.
El sistema del fútbol colombiano es diferente al argentino. No tiene divisiones de ascenso y solo hay 36 clubes profesionales, divididos en dos categorías. La A cuenta con 20 participantes y la B tiene 16. La única posibilidad de incorporar nuevos equipos es que alguno se mude, como sucedió con Águilas Rionegro en un par de oportunidades. Comprar una plaza también es posible, aunque esto sucede generalmente gracias al apoyo de una autoridad local (gobernaciones, intendencias, etc). Por eso no será nada fácil ver a La Paz FC en el Atanasio Girardot o en el Campín de Bogotá. Además, según informó el portal Semana.com no solo se necesita dinero sino también la aprobación de la asamblea de la Dimayor. Y en ese punto es donde entra la política, algo nuevo para los hombres de las FARC.
Hace algunos meses, el ministro del interior Guillermo Rivera le abrió la puerta a la posibilidad: “La decisión final le corresponde a la Dimayor, lo que sí es importante es que los colombianos nos vayamos acostumbrando a que las personas que portaron las armas y estuvieron contra el régimen constitucional y legal, ahora comenzarán su condición de ciudadanos desarmados en la vida civil”.
Hoy, más de siete mil miembros de las FARC se encuentran ubicados en 26 instalaciones controladas por la ONU. Allí, están comenzando su reinserción en la sociedad y también, como siempre, jugando al fútbol. Según Jeison Yepes, hay decenas de equipos disputando los torneos internos y muchos de los futbolistas que allí se destacan podrían participar del futuro plantel de La Paz Fútbol Club.
La Fundación Fútbol y Paz es la encargada de supervisar la creación del equipo. Su director, Félix Mora, explicó los objetivos de la misma: “Queremos resignificar lo que es La Paz FC. Se ha estigmatizado que este sea quizás el equipo de las Farc, y es algo paradójico, porque somos un club deportivo que está compuesto por diferentes actores del conflicto armado. Así como están en tránsito a la vida civil aquellos ex combatientes de las Farc, también hacen parte víctimas del conflicto. La Paz FC no es solo de las FARC, porque sería ilógico que la reconciliación se hiciera con uno solo de los protagonistas”.
El proceso de paz es largo y complejo. El triunfo del NO en el Plebiscito de 2016, del cual participó menos del 40 por ciento del padrón, es una muestra de los obstáculos que deberá superar el pueblo colombiano para volver a vivir en paz. Lo más difícil ya se hizo, es cierto, aunque las heridas son tan profundas que tardarán en cicatrizar. El fútbol, como siempre, puede ayudar.
*Luis Bagnola para Revista Un Caño