Soy la pausa
La pelota me llega, la paro, levanto la cabeza, decido las próximas jugadas, elijo y acciono. Disfruto mucho mis silencios, jugar y que el sol me dé en la cara, correr y sentir que me falta aire. Pero más me gusta improvisar, no saber qué viene. Mirar a mis compañeras y conocernos, sabernos ahí en el momento presente, leernos los cuerpos, los movimientos, mirarnos. Pensar el fútbol como el teatro es mi modo de jugarlo.
Por Belén Diambra
Soy la pausa. No lo digo yo. Soy la síncopa que se retrasa a veces de más, a veces de menos. Para quien no sabe la síncopa en música es la estrategia compositiva destinada a romper la regularidad del ritmo. Eso soy yo en la cancha. Una estratega compositiva que busca romper el ritmo regular.
La pelota me llega, la paro, levanto la cabeza, decido las próximas jugadas, elijo y acciono. Todo eso acompañado de las alineaciones astrológicas y mi estado emocional del día. A veces en ese silencio, en esa pausa rítmica me tomo una birra, miro el cielo, me miro los pies, me rasco la nariz, pienso y la posibilidad de accionar sobre un bien colectivo o individual se me escapa. Otras me atolondro y suelto rápido la pelota, por el propio peso de tenerla.
Disfruto mucho mis silencios, jugar y que el sol me dé en la cara, correr y sentir que me falta aire. “¿Se ahogaron antes de empezar?”, pregunta nuestro DT. Y creo que es uno de los conceptos más significativos que aprendí estos últimos años. Ahogarme al punto de no sentir que pueda correr más, pero seguir o descansar solo un rato, para traspasar el límite del cansancio y así renovar el aire. Mis pies y cabeza van más livianos.
No me gusta atajar, porque me salen moretones, no me busquen para definición de penales por que me juega en contra la presión. Me gustan los partidos que terminan en asado con amigas, me gusta entrenar y sentir el rigor del cansancio físico, me gusta hablar mucho en la cancha, comentar las jugadas, si no lo hago tanto, es porque no quiero forzar la voz y a veces por no querer llenar de palabras momentos que no son necesarios. Aunque adentro mío el palabrerío continúa.
Quiero entender la táctica de las jugadas, me interesan las estrategias y las jugadas armadas. Pero más me gusta improvisar, no saber qué viene. Mirar a mis compañeras y conocernos, sabernos ahí en el momento presente, leernos los cuerpos, los movimientos, mirarnos. Pensar el fútbol como el teatro es mi modo de jugarlo.
Tanto el teatro como el fútbol suceden en esos instantes presentes. Los podés filmar, pero la repetición nunca es la misma que el momento vivo. Rítmico, sincronizado, descoordinado, altruista, dramático, improvisado, clásico, contemporáneo, astuto, bello, desprolijo, solemne, desfachatado, desdramático, torpe, ensayado, único e irrepetible.
*Por Belén Diambra. Taller de escritura y lectura “La música de los domingos”.