Volver a Marx #01: El marxismo como herramienta para la lucha

Volver a Marx #01: El marxismo como herramienta para la lucha
15 septiembre, 2017 por Redacción La tinta

«Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y demuestra ad hominem, y argumenta y demuestra ad hominem cuando se hace radical. Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para [las personas, está en las personas mismas]»
Karl Marx [adaptado]

Hoy se cumplen 150 años de la publicación de la primera edición de «El Capital», obra que representa uno de los puntos más altos de las reflexiones siempre políticas de Karl Marx. Con ella, el revolucionario alemán creía estar dándoles a las trabajadoras y trabajadores una poderosa arma con la que asestar un golpe definitivo a un sistema de despojo, explotación y muerte. Desde entonces, la tradición marxista se ha convertido en una referencia ineludible para toda experiencia dispuesta a combatir el capitalismo-colonialismo-patriarcado.

Desde La tinta hemos decidido aprovechar este aniversario para difundir algunos de los principales aportes teóricos y políticos de Marx en particular, y la tradición marxista en general. Para eso hemos invitado a distintos militantes e intelectuales del país a colaborar en el abordaje de una serie de ejes temáticos: formación de la militancia social y política, formación de los y las economistas, transformaciones en la realidad de la clase trabajadora, actualidad de las luchas sociales y políticas en Argentina, especialmente, del movimiento feminista y del movimiento ecologista.

Con esto no esperamos más que promover una serie de debates necesarios que ayuden a recolocar a Marx y su legado en el lugar que siempre le ha correspondido: al lado de las inagotables y variadas luchas de los oprimidos y oprimidas del mundo.

 


El marxismo como herramienta para la lucha

La necesidad de la formación en la militancia

Por Aldo Casas para La tinta

Se suele decir, y vale la pena repetirlo, que «el que lucha, aprende y sabe. Pero el que estudia y lucha, sabe más y lucha mejor». La formación ayuda a que la militancia sea más capaz y más efectiva, y creo poder decir, en base a una experiencia personal y militante de muchos años, que el marxismo es un aporte imprescindible en dicha formación.

El militante que se acerca al marxismo toma contacto con un legado construido a lo largo de décadas de combates, con algunos triunfos y muchas derrotas, de las que se desprenden experiencias, polémicas, nuevas investigaciones sobre la creciente complejidad del mundo y la sociedad.

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Me refiero al marxismo entendido y asumido de manera no dogmática ni excluyente: lo opuesto al marxismo vulgar que décadas atrás difundían los “manuales” de la Unión Soviética (“ladrillos”, decía el Che) y de alguna manera repiten aquellas organizaciones que insisten en “formatear” a su militancia bajando esquemas y fórmulas pre-digeridas por dirigentes que se creen portadores de la verdad revelada. Algo bastante ridículo, si se repara en “los mil (y un) marxismos” que coexisten, se complementan y/o refutan más o menos violentamente.

Frente a tal multiplicidad de interpretaciones en pugna, cabe recordar aquello de “no rías, ni llores: comprende”. Refleja que el marxismo no estuvo ni esta está al margen de las derrotas y vicisitudes que han sacudido al movimiento obrero y revolucionario a escala mundial. Pero expresa también voluntad y capacidad de sobreponerse a cambios radicales en la situación mundial y a catastróficas derrotas, transmitiendo y dando continuidad, aunque sea polémicamente, a un acumulado de siglo y medio de combates emancipatorios. En este trayecto, el marxismo fue dado por muerto y enterrado, infinidad de veces (al igual que la idea misma de revolución), pero tanto las revoluciones como el marxismo no dejan de reaparecer y varias generaciones han podido decir, como ya lo hiciera el mismo Marx: “Bien has cavado, viejo topo”.

Existe el prejuicio de que el marxismo es cosa de intelectuales, algo lejano e inaccesible para el común de los mortales. Nada más lejos de la verdad. Aproximarse y frecuentar tan formidable tradición, es algo tan sencillo que muchos comienzan a hacerlo casi sin darse cuenta. Porque el marxismo está presente en el lenguaje utilizamos cuando discutimos la organización de una huelga, una ocupación de tierras, una movilización callejera, la intervención en una asamblea, o la redacción de un volante: el marxismo es, en cierto sentido, el lenguaje que hablamos quienes luchamos contra la explotación y todo tipo de opresión.

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La formación marxista permite utilizar mejor y más precisamente este formidable instrumento: porque el lenguaje, las palabras y conceptos que utilizamos y las ideas que con ellas se trasmiten, tienen mucha importancia. Importancia discursiva, pero también y sobre todo práctica: para caracterizar el carácter reaccionario y represivo de los gobiernos de Juan Schiaretti o Mauricio Macri, para tener alguna idea sobre la marcha de la economía mundial y sus repercusiones en el país, para interpretar el fracaso de las políticas neodesarrollistas, para buscar en la historia de Nuestra América las raíces del movimiento bolivariano y chavista, o comprender que las agachadas de los dirigentes de la CGT no son fruto de la casualidad, resulta imprescindible recurrir a términos y conceptos como «lucha de clases», “explotación», “imperialismo», “capitalismo”, “burguesía”, “pueblo trabajador”, «Estado”, «aparatos represivos», «huelguistas», «carneros», «burocracia sindical», «reforma agraria», «movimientos populares», «revolución», «internacionalismo», etcétera. El marxismo permite que este lenguaje de y para la lucha de clases sea más preciso, más amplio, más clarificador, más subversivo.


El marxismo contribuye a la formación militante porque construye y transmite un tipo de conocimiento que es indisociable de la crítica y la acción transformadora: el marxismo genuino es indisociable de una “praxis” revolucionaria. Precisamente por eso no constituye una doctrina cerrada en sí misma, ni pretende tener respuestas para todo y sobre todo. Muy por el contrario, es un cuerpo de conocimientos teóricos y prácticos para luchar por la revolución, de modo tal que él mismo cambia, se enriquece, se corrige, se plantea nuevos problemas.


En las últimas décadas, por ejemplo, el marxismo comenzó a abordar con más profundidad y sistemáticamente toda la problemática relacionada con la catástrofe ambiental y ecológica generada por el capitalismo. Se enriquece y renueva incorporando conocimientos y experiencias provenientes de la tradición y luchas de los pueblos originarios en Nuestra América. Y el marxismo está demostrando ser capaz también de aprender con las luchas, experiencias e ideas del feminismo. Sin dejar de lado, naturalmente, la renovada crítica del metabolismo económico social del capitalismo en esta su etapa de crisis estructural.

Queda dicho que el marxismo no se reduce a la obra de Marx, ni a los comentarios más o menos eruditos y creativos que sigue inspirando. Pero a 150 años de la primera edición de El Capital, corresponde afirmar y destacar que ese personaje que los retratos muestran como un adusto y barbudo señor vestido con levita y aspecto decimonónico, fue un gran revolucionario, y un revolucionario que sigue ayudándonos: con su insuperado estudio crítico del capitalismo, con sus experiencias pioneras en la organización sindical y política de los explotados, con sus grandes aciertos teóricos… pero también con sus derrotas y fracasos, e incluso con sus vacilaciones e incertidumbres, muchas de las cuales son muy semejantes a las que tenemos actualmente.

Sigue siendo entonces un imprescindible compañero cuyos trabajos debemos estudiar, para él nos ayude a estudiar la realidad actual y renovar las luchas, por la emancipación humana y el comunismo. Tan importante me parece esto, que le he dedicado mi último libro, cuyo título es precisamente Karl Marx, nuestro compañero. Una invitación a conocer su vida y sus combates. Para la formación marxista de los militantes, su aporte es imprescindible.

*Por Aldo Casas para La tinta.

Palabras claves: Aldo Casas, marxismo, resistencias

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