Pagar para ver: del futbolero medio al homo erectus de la pelota
En tiempos de fugacidad, resúmenes y veloces «multiplataformas», el fútbol argentino se torna cada vez más selecto. Los propietarios de sus derechos prometen ser estrictos con los que violen sus condiciones y somete al resto de los medios a ser meros reproductores. La historia de los que confiaron en Rodrigo de Loredo y hacen lo imposible para ver imágenes en vivo. Anibal Abt nos retrata -se retrata- cómo ha sido esta involución hacia el fútbol pago y»sin política».
Por Anibal Abt para La tinta
Pese a su gran grado de falacia, el concepto “fútbol gratis” aún se sigue utilizando. Se sabe: desde que asumió, el Gobierno nacional hizo lo imposible (con una multiplicidad de presiones a los clubes, Daniel Angelici mediante) por rescindir un contrato y no cumplir con una promesa de campaña: “El Fútbol Para Todos va a seguir, pero sin propaganda política”.
El programa oficial, que cumplía con rigor la liberación de imágenes, por aire, de “eventos deportivos de interés general” que exige el artículo 77 la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (que está renga, pero vigente) hoy ni siquiera se discute.
Fueron los propios concesionarios, propietarios de las firmas Fox y Turner, los que lo interpretaron y enviaron notas a los medios masivos de comunicación. Según el texto, cumplirían con “la obligación” de enviar, poco después de terminados los partidos, “un resumen de tres minutos” a las señales televisivas, prohibiendo su difusión por otra vía e inclusive, sin dejar que los mismos sean “editados” o que una voz en off presente las imágenes.
¿Restrictivo yo? Bajo cumplimiento de esas líneas, nadie podría (de no ser un producto periodístico de las firmas), ni siquiera reproducir un resumen de goles de la fecha.
Para de Loredo, la selección
El lunes posterior al arranque del campeonato, fue el titular de Argentina Satelital (ArSat) quien anunció que “por tres o cuatro meses”, el fútbol se podría seguir viendo en vivo (en formato tradicional, no HD) por un par de señales de la Televisión Digital Abierta (TDA).
Las palabras del funcionario (yerno del Ministro Oscar Aguad) se cumplieron en la segunda fecha, pero todo volvió al “paraguas privado” en la tercera jornada. Quien no cuente con abono de televisión por cable, se queda afuera. Para chochera de algún grupo de propietarios de bares.
La falta de respuestas, asumiendo que la pelota está vendida, resulta evidente. De Loredo habló de más.
Ambas empresas ya cuentan con los servicios de una firma tercerizada que buscará la forma de bloquear contenidos de difusión prohibida. La cuestión “redes sociales”, aducen, se les fue de las manos en el amanecer de la “Superliga”.
Un nómade futbolero
No aludo aquí a un personaje que gire sus gustos y pasiones por diferentes camisetas. Tranquilamente, podría experimentarlo yo mismo. Es “el futbolero medio” que, negado o ante la imposibilidad de contratar el servicio básico de TV por cable, utiliza los megas de navegación de su wifi para intentar ver un partido en su casa.
La (grata) sorpresa de poder ver con la antena de TDA los juegos de las primeras jornadas, se transformó en esperanza. Será “hasta fines de septiembre u octubre” leía en los medios afines a la gestión actual (casi todos). Se entusiasmó.
Miope, a lo lejos y sin anteojos, le pareció que nada había cambiado. Se acercó y lo notó: los futbolistas eran pixeles amontonados. A lo sumo, la vincha de Ponzio o el color de piel de Martínez Pintos le daban una mano. Pero, parado en 2017, se sintió en la prehistoria. Lo aceptó, porque era en vivo y suspiró haberle esquivado a tantas amenazas.
Para la tercera fecha, a los maníes y las papas las consumió rápido, de bronca. Las señales Ta Te Ti y Arpeggio continuaron con sus programaciones habituales. “¿Y Argentinos – Belgrano?” se cuestionó, imaginando que bajo el agua de Loredo escucharía su consulta y, preocupado, lo resolvería antes del entretiempo.
A las Brahma las consumió más rápido que nunca. No había charla alguna posible. Los intentos, Youtube mediante, fueron infructuosos. Sonrió con aquel canal que reproducía una cabeza, de espaldas, sentada en un sillón viendo los logos de las empresas concesionarias. Se asomó a las redes y puteó al aire cuando vio a la defensa Pirata salir mal y no poder apoyar a un equipo “en las malas”, cuando estaba en desventaja.
Casi terminó agradeciéndole a las cuentas de twitter de TNT y Fox, que al instante iban “soltando” bien fragmentadamente las alternativas de los nuevos partidos. Esos por lo que hay que pagar, ¿vio? Aunque sin estar en el estadio.
Los “técnicos” que analizan comportamientos de las audiencias futboleras medias argentinas, afirman que “todos tienen cable”, como si el sablazo del 40 por ciento de inflación en 2016 fuera sólo un rasguño.
La “tradición” de ver fútbol por cable de la que se agarran los dueños del negocio, es excluyente; pero eso el Fútbol Para Todos no lo ponía en duda. Había que incluir. Los dirigentes, que cuando en 2009 rescindieron con Torneos y el Grupo Clarín pasaron a ganar tres veces más, lo arruinaron. Pero el dinero, propio, no les importó y sólo la voz de San Lorenzo parece sonar a tono de los tiempos. River mantiene los pies dentro del plato.
Mientras, el “futbolero medio” se volvió un homo erectus que no tiene cómo negociar con quien comparte el techo para “que vengan los del cable”. Obvio, después será “el plus”, cuando “deje de ser gratis”.
Se volvió homo erectus pero ahora puede ver los partidos “sin política”, sin sentir que los permanentes anuncios que promocionan la continuidad de una serie que en su perra vida vio le hagan mella, o incluso el tener que observar al respetado Diego Latorre haciendo una Publicidad No Tradicional en medio del partido.
*Por Anibal Abt para La tinta / Foto de tapa: Sean Mackaqui (Diario «El Mundo» – España)