Causa de los magistrados: «En el momento en que más los necesitaba, me mintieron»
Dora Isabel Caffieri declaró que durante la última dictadura, el abogado defensor oficial Ricardo Haro le recomendó que no denunciara los apremios ilegales porque así lograría la libertad más rápido. “Me mintieron”, afirmó la viuda de Bauducco, asesinado por el cabo Pérez en el patio de la Unidad Penitenciaría Nº1, el 5 de julio de 1976.
Por Katy García para PrensaRed
Se lleva adelante en Córdoba la audiencia oral de la denominada “Causa de los magistrados”, donde los funcionarios judiciales están acusados de abuso de autoridad, violación a los deberes de funcionario público, incumplimiento de la obligación de perseguir delincuentes y encubrimiento de delitos ocurridos en el centro clandestino de detención denominado UP 1 en 1976. Se trata de un desprendimiento de la causa Videla que juzgó y condenó a militares y policías en 2010.
Las investigaciones judiciales sobre los crímenes de la última dictadura muestran que muchos funcionarios del Poder Judicial participaron orgánicamente del plan de exterminio.
En la quinta audiencia del juicio que juzga a los magistrados Antonio Cornejo (ex fiscal federal), Miguel Ángel Puga (el ex juez federal N°2), Carlos Otero Álvarez (ex secretario del Juzgado Federal N°1) y Ricardo Haro (el ex defensor oficial) declararon los ex presos políticos Dora Isabel Caffieri, Manuel Canizzo, Mario Paredes y Didel Ángel Alcázar.
La primera en declarar fue Dora Isabel Caffieri, la viuda de Raúl Paco Bauducco. Lo hizo por videoconferencia desde la sede del consulado argentino en Barcelona. Fue propuesta por la defensa del imputado Ricardo Haro (defensor público).
Apenas le tomaron el juramento de rigor manifestó que así como ella prometió decir la verdad, esperaba que «las personas involucradas contesten con veracidad porque justamente una de mis acusaciones, es que en el momento justo, cuando yo más necesitaba de ellos como abogados o jueces, me mintieron”.
“Fui secuestrada –no detenida- y estuve una semana en Informaciones (D2) sin que mi familia ni la de mi marido lo supieran. Nunca tuve una causa ni me acusaron de nada en concreto”, expuso ante la sala. Junto a su esposo fueron secuestrados de su domicilio el 20 de diciembre de 1975. Estaba embarazada. Su hijo nació en marzo. A su marido lo asesinó el cabo Pérez a la vista de 60 detenidos en el patio del penal el 5 de julio de 1976.
Mintieron
Dora Isabel Caffieri le dijo al tribunal presidido por Julián Falcucci que en dos oportunidades tomó contacto con funcionarios judiciales. La primera fue cuando declaró durante la indagatoria y el abogado Ricardo Haro le recomendó que no denunciara “los apremios ilegales, robos de mi vivienda, pertenencias, malos tratos y tortura psicológica y física porque como no tenía causa iba a salir más rápido. Y me mintieron”.
La otra fue el 12 de agosto de 1976 -fecha que recuerda porque era el cumpleaños de su madre- cuando ellos se presentaron en el penal. Allí “ocurrió una cosa bastante desagradable: me informaron que mi marido le había quitado el arma a un militar y lo habían matado”.
Revivió aquel momento cuando les dijo: “Debía caérseles la cara de vergüenza, pensar que podían venir a convencerme, a mí, en la situación en que estábamos de sometimiento total, como si mi marido fuera un imbécil para hacerlo”. Además, agregó que no sabía de armas.
Aclaró que cuando años atrás declaró en esta ciudad “no estaba nerviosa: estaba humillada, herida, porque yo confiaba en la gente de la justicia”. Y destacó que para los prisioneros la presencia del abogado significaba “una esperanza”.
Caffieri cuestionó la conducta de los “que representaban la ley” y no hicieron nada. “Cómo es que jueces, (que son) abogados, mintieran, y lo sigan negando. Insultaron mi inteligencia”, afirmó, vehemente. Reclamó que no ordenaran una autopsia, y ni siquiera dejaron que lo vea, que pudiera despedirse, siendo que estaba en el mismo penal. “¿Quién se hace responsable de ese daño. Ese es mi problema. Cómo es posible que gente que ha estudiado, que firma, y no sea juzgada. No es un problema político”, sostuvo.
Agregó que no solo le arrebataron la vida de su esposo sino que “vinieron las personas legales que hoy me dicen que puedo ir presa si no digo la verdad. ¿Por qué me mintieron? ¿Por qué no investigaron como lo dice la ley? ¿Para que estudiaron?», se sigue preguntando aún.
A 40 años de los hechos le sorprende que no asuman las responsabilidades y que no puedan decirle: “Perdón señora Caffieri: nos equivocamos, tuvimos miedo, no pudimos irnos, cualquier cosa que lo justifique”.
Trabajé para curarme
El fiscal Facundo Trotta le preguntó sobre otras situaciones que haya conocido durante el cautiverio. “Las viví ¿Usted tiene idea lo que es escuchar que sacaban a una persona de madrugada para matarla? Estaba en el mismo pabellón con una niña de 19 años (María Esther) Tati Barbieris, con la chica (Mirta Abdón) de Maggi que acababa de tener un bebe”, evocó, con la voz quebrada, muy conmovida.
Recordó dos hechos significativos que no encajaban en ese contexto brutal. Uno, fue la conducta asumida por Marta, una celadora de la penitenciaría, “muy estricta, la única que se plantó delante de los militares y les dijo: aquí mando yo y ustedes no entran. Me hubiera gustado que los jueces hubieran hecho lo mismo”, manifestó. El otro partió de un joven militar que ignoraba el horror de los fusilamientos. Un día las acompañó y Marta Rosetti de Arquiola comentó que se mataba gente. No lo creyó. Al tiempo, lo encontró y le recordó aquella charla mientras caminaban hacia la enfermería. Le dijo a boca de jarro: ¿Se acuerda lo que le dijo la otra chica? Si, respondió. “Bueno, ahora se la llevaron a ella. Quedó en shock. Ese tipo de situaciones vivíamos. Sin dudas era una buena persona porque podría haberme pasado algo y no fue así”, sostuvo.
“Trabajé mucho para curarme. Pero son cosas con las que se vive. No se olvidan nunca”, concluyó.
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* Por Katy García para PrensaRed / Imágenes: Colectivo Manifiesto