«No quiero ser una crónica de femicidio»

«No quiero ser una crónica de femicidio»
28 agosto, 2017 por Redacción La tinta

La frase es un grito desesperado en un comunicado de prensa. Valeria Díaz es su autora, una mujer que escribe atemorizada por un final que sospecha fatídico, y que es absolutamente evitable. El jueves 24 de agosto asistió a la sentencia de Javier Gallardo, su ex marido, llevado a juicio por la violencia de género ejercida contra ella durante años.

Por Redacción La tinta

Valeria tiene un largo recorrido en instituciones sin encontrar respuesta. “He peregrinado por los pasillos de tribunales y por muchas unidades judiciales formulando denuncias de tantos hechos de violencia por más de dos años, realicé más de doce denuncias, de las cuales solo llegaron cuatro al fuero penal y las demás están archivadas”. Así explica, en un comunicado previo a la sentencia, la (otra) violencia sufrida, esta vez a manos del estado.

El jueves 24 de agosto se llevó a cabo el Juicio Abreviado “porque la justicia lo decidió así, porque Gallardo sin estar arrepentido se declarara culpable, para reducir su pena y así salir a matarme en pocos meses”. Valeria suponía que a partir de esta estrategia de la defensa la condena sería de escasos tres años.


La realidad del jueves se correspondió con lo esperado. La Cámara en lo Criminal N°11, tras un breve debate, dictó la condena a tres años de prisión excarcelable y un año de tratamiento psicológico para el agresor por la figura legal de lesiones leves, amenazas y coacción.


Valeria no estuvo sola. Decenas de mujeres de organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda se hicieron presentes en el reclamo de justicia. Soledad Díaz, dirigente del “Plenario de Trabajadoras” y candidata a Diputada Nacional por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, expresó en un comunicado: “Para el Juez interviniente no fue suficiente el largo derrotero judicial que tuvo que atravesar Valeria para defender su vida y las de sus hijos, sino que además la fiscalía durante el debate llegó al extremo de responsabilizarla por los hechos de violencia de los que fue víctima para justificar una condena exigua”.

Desde el año 2015 Valeria denunció todo tipo de violencia: ahorcamiento, lesiones, amenazas reiteradas, privación de la libertad, amenaza con arma de fuego, secuestro de sus hijas por 48 horas. Sin embargo el Estado le da la espalda.

La crónica sigue. En noviembre del año pasado Gallardo fue detenido luego de que ella escapara de su casa cuando el agresor fue a prenderla fuego, por segunda vez. En esa situación llamó a la policía, que “lo interceptó y lo dejó ir porque les dio lástima cómo lloraba”, según sus propias palabras.

Por su parte, Soledad Díaz explicó que “la justicia y el Estado se dibujan de cuerpo entero como los responsables directos de la violencia de género. El caso de Valeria pone en claro que acá no se trata de un andamiaje judicial que llega tarde para evitar los femicidios, sino de una política deliberada que promueve y sostiene esta situación”.

Ante los reiterados pedidos de ayuda, las respuestas estatales se limitaron a señalar que ya tenía el botón antipático y la restricción, “como si ese botón hubiera salvado a alguna mujer, con ese botón la justicia te deja desprotegida y morir o no depende si alcanzas a apretarlo”, se quejó Valeria.

El fallo evidencia la nula protección que le ofrecen a Valeria, quien grita desesperada que no quiere dejar a sus hijas sin madre, que no quiere aparecer en la crónica roja de los diarios como un nuevo caso de femicidio. Es absolutamente consciente del peligro que corre, de la posibilidad latente de revancha de Gallardo, que no deja de intimidarla aún desde Bower.

Por eso el llamamiento es claro: ante un nuevo fallo misógino, que da cuentas de una estructura patriarcal de violencias que permanece intocable, la opción es acompañarnos, brindarnos solidaridad, visibilizar y luchar para que no haya #NiUnaMenos.

ni-unamenos_9910

*Por Redacción La tinta.

 

Palabras claves: Valeria Díaz, Violencia de género

Compartir: