MST de Brasil: “La violencia en el campo aumentó drásticamente”
Maura Silva, periodista y comunicadora del Movimiento Sin Tierra, habló sobre el avance de los agronegocios en el país vecino y relató cómo está afectando a la población la asunción del gobierno de Michel Temer. Además, contó que las ocupaciones de grandes latifundios que realiza la organización permiten producir alimentos agroecológicos y “devolver la función social de la tierra”.
Por Lucía Maina para La tinta
“Más que vivienda, la idea de ocupación es devolver la función social de la tierra”, dice Maura Silva en un portugués suave y pausado para empezar a explicar qué es, qué hace y qué busca el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil durante su visita a Buenos Aires, donde estuvo en julio pasado participando en distintas charlas del 4º Encuentro Latinoamericano de Medioactivismo Facción. En ese marco, la periodista y comunicadora del MST dialogó con La tinta sobre una de las mayores experiencias del movimiento campesino organizado en Latinoamérica y habló sobre el recrudecimiento de la violencia que se vive en el campo brasilero a partir de la asunción del gobierno de Michel Temer.
Reforma agraria y agroecología son las dos claves que, según Maura, definen el sentido de las ocupaciones de grandes latifundios que llevan adelante las 350 mil familias que integran el MST. En un país que se ubica como el segundo productor de cultivos transgénicos a nivel mundial, con más de 40 millones de hectáreas, la organización produce alimentos agroecológicos para consumo de los propios asentamientos así como para comercializarlos y distribuirlos en las ciudades.
Desde el movimiento explicaron que la asunción del gobierno ilegítimo de Michel Temer ha generado un escenario aún más favorable para la industria de los agronegocios y una mayor impunidad entre los grandes latifundistas y policías locales: “Sólo en los últimos tres meses en el Estado de Pará, en el norte de Brasil, tenemos 33 muertes de trabajadores rurales por conflictos de tierra”.
—¿Qué es y qué hace el Movimiento Sin Tierra?
El MST es un movimiento social de los trabajadores y trabajadoras sin tierra que actúa desde hace más de 30 años en Brasil y toma como pilares principales la lucha por la reforma agraria, por el acceso a la tierra y por el socialismo . Básicamente nosotros ocupamos grandes latifundios para transformarlos en tierras productivas. Más que vivienda, la idea de ocupación es devolver la función social de la tierra.
Ocupar, resistir, producir: esos son los pasos de ocupación del MST. Ocupar, que es retomar un latifundio, porciones muy grandes de tierra no productiva, que no cumplen su función social. El segundo paso es resistir ¿a qué se resiste en una ocupación? al Estado, a la violencia policial. Esa tierra es transformada en un bien común, es concedida para la reforma agraria. Aparte de eso, los Sin Tierra empezamos a producir en esa tierra. La idea de producción es la auto sustentabilidad y también producir para la mesa de los brasileros.
Esa producción no sirve solo para los que ocuparon esa tierra sino que se vende en las ciudades, para la población, con una producción agroecológica, sin veneno. Entonces: reforma agraria y agroecología.
—¿Cómo se trabaja la comercialización de las producciones? ¿Existe una conexión con organizaciones de la ciudad?
Nosotros hacemos ferias en las ciudades, ahora hicimos en la ciudad de São Paulo la 2ª Feria Nacional de Reforma Agraria. Fueron tres días de feria, 170 mil personas, 400 toneladas de alimentos venidos de todo Brasil fueron comercializados en esa feria. Los estados hacen ferias estaduales mensuales, por ejemplo, algunos tienen una producción orgánica muy grande y comercializan en la ciudad. Tenemos también producción de alimentos que se han vendido para municipios, para merienda escolar, alimentando a los niños de una forma saludable, orgánica, con los frutos de la reforma agraria.
—¿Cómo están viviendo desde el movimiento y en Brasil en general el modelo tradicional de agricultura con transgénicos? ¿La población se ve afectada por las consecuencias de las fumigaciones, como está ocurriendo en distintos lugares de Argentina?
Brasil es el país que más agrotóxicos consume en todo el mundo, nosotros tenemos una legislación muy atrasada. Si hoy se divide la cantidad anual de agrotóxicos que es usada en el campo por la cantidad de habitantes de Brasil da una media de 5/6 litros de agrotóxicos por habitante. Es un dato alarmante teniendo en cuenta que la población brasilera ya sufre los efectos de los agrotóxicos. El otro punto negativo: la producción orgánica no llega a toda la población. Infelizmente quien consume orgánico es quien tiene un poder adquisitivo mayor. La realización de la reforma agraria popular busca que la alimentación saludable llegue a la mesa de todos los brasileros, no solo a la mesa de quien puede pagar más. En general nosotros tenemos una situación muy mala en cuanto a la ley contra los agrotóxicos en el país, y en cuanto al gobierno tiende a empeorar cada vez más.
—¿Cómo está afectando el cambio de gobierno y la asunción de Michel Temer a la vida de la población y a las problemáticas que viven desde el MST?
El gobierno de Temer es un gobierno ilegítimo, que no fue elegido por el pueblo. Luego, un gobierno que ya comienza ilegítimo no tiene un compromiso con las necesidades de la población en general. Nosotros estamos librando una agenda de derechos laborales, económicos y sociales. Recientemente fue aprobada la reforma laboral, eso tiende a dejar la vida del trabajador cada vez más precaria, la reforma previsional es otro factor que tiende a dejar cada vez más una población vulnerable. Las causas sociales también están paralizadas.
La reforma agraria lleva mucho tiempo paralizada en el país e infelizmente esto no es una exclusividad del gobierno de Temer, el gobierno de Dilma también ha hecho mucho para no avanzar con la reforma agraria en Brasil. Ahora: luchar por los derechos con un gobierno que se dice de izquierda es mucho mejor que luchar por los derechos en un gobierno golpista, de derecha, que deja bien clara su posición desde el inicio.
En Brasil vivimos un momento de recrudecimiento, momento en que la violencia en el campo aumentó drásticamente en el último período. Solo en los últimos tres meses en el estado de Pará, en el norte de Brasil, tenemos 33 muertes de trabajadores rurales por conflictos de tierra. Trabajadores rurales no necesariamente ligados al MST, sino trabajadores en general. Ese es un dato de la CPT, Comisión Pastoral de la Tierra, que investiga la situación en el campo. En el último periodo los datos de violencia aumentaron así, absurdamente, de violencia física, amenaza. Nosotros ya veíamos esto con grandes latifundistas, policías locales, solo que ahora la impunidad está más clara, como si esas personas no tuvieran más recelo o más miedo de matar, herir, violentar. El escenario ahora en Brasil es favorable para eso infelizmente.
—A partir de la asunción de Temer y de los avances de la derecha a nivel mundial, ¿se está viviendo un avance de los agronegocios en el campo brasilero?
Creo que sí, en este momento en Brasil la industria de los agronegocios tiene un atractivo muy grande porque tiene apoyo del gobierno y de los media. En Brasil circula la falsa información de que el agronegocio es lo que alimenta al país, y la verdad no es así, la gente sabe que es la agricultura familiar la que alimenta a todo el mundo. El agronegocio crece cada vez más y factura cada vez más, porque es su intención: como fruto del capitalismo la única intención del agronegocio es facturar, no producir alimentos saludables o de calidad para todos los brasileros.
—¿Desde el MST están trabajando también sobre las consecuencias de los agrotóxicos en la salud?
Si, además de todo el proceso de producción de alimentos saludables en los asentamientos del movimiento, nosotros hacemos trabajos de concientización, apoyamos campañas. Actualmente en Brasil estamos haciendo una campaña permanente contra los agrotóxicos, que busca presionar al gobierno para garantizar medidas que acaben con el uso excesivo de agrotóxicos en el país. Es un trabajo constante de formación e información sobre las consecuencias negativas de los agrotóxicos para que llegue a todos, porque gran parte de los brasileros no tiene acceso a esa información.
* Por Lucía Maina para La tinta / Fotografía: Colectivo Manifiesto