Joven desaparecida en Chaco, la Justicia cómplice
Tenía 18 años, hace seis meses salió a bailar y nunca regresó, no hay rastros de ella. La madre denuncia complicidad de la Justicia de Chaco.
Por Redacción La tinta
Maira Benítez es una adolescente que está desaparecida desde el 17 diciembre del 2016 en Villa Ángela, Chaco. Maira salió a bailar, tenía 18 años y desde ese momento no se sabe nada de ella.
Hay dos detenidos, Rodrigo Silva, un peón de campo de 28 años, con quien se la vio por última vez aquella madrugada y Luis Coria, acusado de encubridor. En un comienzo, Silva se mantuvo en silencio y posteriormente en sus declaraciones negó haber tenido algo que ver con la desaparición de Maira. A su vez, Silva, tiene una denuncia previa por violación, realizada por Micaela Pérez, que el primer fiscal de la causa ocultó. Ella contó que lo había denunciado, pero que en aquel momento, la hicieron firmar un papel sin que ella supiera, donde aseguraba que la relación había sido consentida.
En la causa también está imputada por encubrimiento una joven, Belén Ledesma, hermana de la novia de Silva. Ella le envió mensajes que decían: “Que hijo de p sos. Decí dónde la dejaste”.
Originalmente, la investigación judicial estuvo a cargo del fiscal Sergio Ríos, actualmente apartado de la causa, debido a numerosas irregularidades. Entre ellas, ordenó la búsqueda el lunes 19 de diciembre, 48 horas después de realizada la denuncia por desaparición.
Un momento que parecía iba a ser clave para saber qué pasó con Maira, fue cuando llevaron a Silva al campo de su patrón, el ex juez Costas. Supuestamente iba a indicar dónde la había tenido escondida, pero terminó internado luego de intentar suicidarse arrojándose al pozo de un aljibe.
De las numerosas búsquedas participaron un grupo de especialistas de Santiago del Estero, con perros adiestrados y un georradar, pero no se encontró ningún rastro. La familia de Maira insiste en que es fundamental investigar al ex juez Costas, porque sospechan que esa madrugada podría haber sido llevada a su campo.
Al cumplirse seis meses de su desaparición, compartimos el relato de Antonia Leiva Morán, su mamá, que actualmente está a cargo de Brisa, la hija de Maira, de tres años.
Mi posición a seis meses de la desaparición de mi hija
Había decidido no escribir hasta que las cosas se aclaren. Quería tomar perspectiva de lo que se dice y hace con el caso por la desaparición de mi hija. Decidí no pronunciarme por escrito, detalladamente, sobre ningún aspecto, para poder observar y dejar que la justicia y el gobierno actúen sin presión. ¿Y qué pasó? La causa sigue en la misma situación.
Una y otra vez, confié en todos los órganos del Estado. Me reuní con el Ministro de Seguridad, con el Procurador General, con Diputados y con la presidenta del Superior Tribunal de Justicia. Me reuní con decenas de funcionarios. De todas estas experiencias saque la conclusión de que están más al tanto de mi situación económica que de la causa. Constantemente insisten en este tema.
En las reuniones con las distintas instituciones del Estado, me han ofrecido el oro y el moro. Me han propuesto darme lo que quiera; que van a venir a mi casa a arreglarme el baño, a refaccionarla, que me van a dar pensiones, que mis hijos van a tener un buen trabajo.
Mi posición siempre fue priorizar la situación judicial por sobre lo que me propusieran en materia económica. Siempre les dije “si quieren venir a ver cómo vivo, por Brisa, por mí o por mis otros hijos, vengan, pero ¿qué van a hacer con mi hija que no aparece?”. Lo único que recibí fueron palmaditas en la espalda y un apoyo que nunca vino.
Cuando denuncié al fiscal Sergio Ríos, el Procurador General y el Ministro de Seguridad lo defendieron. Dicen que su conducta es intachable, no será en mi caso porque tardó 40 días en llamar a declarar al ex juez Costas, y ahora que insistí en que se allane su casa, encontraron rastros de mi hija. ¿Por qué no lo vuelven a llamar a declarar? ¿Por qué no investigan el accionar del fiscal Sergio Ríos?
Lo único que siempre pedí, en materia económica, fue ayuda para poder viajar a Resistencia, realicé una rifa en el mes de Abril para poder soportar una serie de viajes constantes a la capital de nuestra provincia y para poder dejarles algo a mis hijos mientras no estoy. De vez en cuando pido a conocidos o incluso a algún funcionario una ayuda para Brisa cuando nos quedamos sin leche. No me gusta pedir y cuando lo hago es porque no encuentro otra salida.
Han llegado a mis oídos que lo único que quería era plata, sacar una ventaja de la desaparición de mi hija. Esos dichos impactan a mi familia, y con ellos he reflexionado innumerables veces para que no los afecten, ya que denunciar la inoperancia de los funcionarios para con el caso de mi hija, es también exponerlos a recibir ataques de sectores e individuos que me acusan de colocarme en un bando político por sobre otro.
Siempre vivimos con lo justo y necesario, por lo que no necesito que me ofrezcan ayuda económica, siempre me las arreglé con lo que pude. Sí pido que me ayuden en la búsqueda de mi hija. Pero se ve, por lo que he comprobado con estas experiencias, que no les interesa encontrarla ¿Por qué digo esto? Porque me desayuné leyendo que el Procurador pidió los perros de Punta Alta cuando en realidad, yo, y gracias a otras personas que me ayudan, me contacté con los padres de Aracelli Fulles para que me aconsejen sobre cómo seguir. Ellos me contaron que los que habían realmente investigado, eran los bomberos y su división de canes. Por eso mismo presenté un escrito pidiéndolos y solicité que se allanen muchos campos que aún hoy, no se allanaron. Si no los hubiera pedido, la causa seguiría estancada porque desde la justicia no se mueven.
Presión, presión y más presión, permanente y constante es la que tengo que hacer para que se muevan. Sin esta presión, la causa no hubiera tenido nuevos detenidos como el padre de Silva, también debería estarlo el hermano por los mensajes que se hicieron públicos, al igual que la madre que declaró públicamente que busquen fuera de la ciudad. Todos colaboraron en el encubrimiento de Rodrigo Silva. Pero el encubrimiento no se queda sólo en el círculo familiar.
Me costó, en algún momento, creer que hay encubrimiento, pero me di cuenta que protegen a Rodrigo Silva con abogados caros ¿quién se los paga? Protegen al ex juez Eduardo Costas ¿qué sabe Costas como para que lo protejan? ¿Quién más está involucrado? Nadie del poder judicial por oficio, investiga el desempeño del fiscal Sergio Ríos. La causa contra Silva y sus cómplices sigue por privación ilegítima de la libertad. Las hermanas Ledesma aún no están presas. La lentitud de la justicia me confirma las sospechas de que están comprometidas más personas ligadas al poder.
También creo que en este caso hubo premeditación. Estuvo todo absolutamente planeado y a Silva lo aconsejaron. No es casualidad que haya desaparecido en feria judicial, no es casualidad que haya sido a fin de año donde la atención de los medios de comunicación disminuye y el accionar de la justicia también. A Silva lo aconsejaron y ayudaron para perpetrar la desaparición de mi hija.
Voy a ir hasta las últimas consecuencias. Romperé esta estrategia de deslegitimar mi lucha. No me van a comprar. Quiero saber qué pasó con mi hija. Quiero a mi hija con vida.
Antonia Leiva Morán, madre de Maira Benitez
*Por Redacción La tinta