“El travesticidio, último eslabón de violencias diarias contra travestis y trans”

“El travesticidio, último eslabón de violencias diarias contra travestis y trans”
28 junio, 2017 por Redacción La tinta

El activista argentino Sasha Sacayán, hermano de Diana, recorre las violencias hacia travestis y trans de los últimos meses, y apunta al Estado. El 28 de junio hay una marcha con la consigna #BastaDeTravesticidios. Y el sábado 24, hubo un encuentro donde se presentó la Campaña Justicia por Diana Sacayán. ¿Por qué los derechos de los colectivos travesti y trans son vulnerados tanto en vida como después de su muerte?

Por Sasha Sacayán para Agencia Presentes

Las compañeras Diana Sacayán, Lohana Berkins y Marlene Wayar, en su maravillosa lucha colectiva, visibilizaron la violencia estructural que impacta sobre los cuerpos travestis y trans. Esto se da en la falta de acceso al trabajo, a la educación y a la vivienda (entre otras cosas), pero también en preceptos culturales de los que el Estado es responsable. Entendemos esta violencia estructural como “travesticidio social”, cuyo último eslabón es el crimen, que denominamos “travesticidio”.


El 28 de junio vamos a marchar para decir una vez más #BastaDeTravesticidios. Será la tercera movilización con esta consigna: la primera fue el 28 de junio del año pasado (en coincidencia con la conmemoración de la revuelta de Stonewall, que ayudó a concientizar sobre las violencias contra personas LGBTI). La segunda marcha fue en el Encuentro Nacional de Mujeres. Todas fueron alentadas desde la comisión que pide justicia por el travesticidio de Diana Sacayán.


La visibilización del concepto de “travesticidio” no ha sido fácil: hubo un antes y un después del crimen de odio de Diana y luego de una ardua lucha de la “Comisión de Familiares y Compañerxs de Justicia por Diana Sacayán- Basta de travesticidios” y nuestras organizaciones.

La Fiscalía emitió un histórico dictamen de elevación a juicio. Allí se considera el asesinato de Diana como un “femicidio”, “travesticidio” y un “crimen de odio”.

Entendimos desde un primer momento que el travesticidio de Diana abriría un camino hacia un esclarecimiento con una condena ejemplificadora. Y visibilizaría la responsabilidad por parte del Estado en la situación de nuestros compañeras.

¿Qué se quiere decir con eso? Que nuestra lucha obligará al Estado a ver que las violencias hacia los cuerpos travestis y trans se dan en vida y aun después de muertas.

Una violencia que va en aumento

La violencia hacia el colectivo travesti/trans se recrudeció y aumentó de manera considerable en los últimos meses. Para nosotras, esto no es casual y por eso venimos denunciando un plan sistemático de estigmatización, persecución y represión de las personas travestis y trans por parte del gobierno argentino.

Mientras desde las organizaciones de la diversidad sexual damos la pelea en las calles, en los barrios, en los medios de comunicación y al interior del propio movimiento LGBTI para denunciar las políticas, nos toca atravesar con dolor una impresionante lucha para visibilizar y llevar adelante el pedido de justicia por el asesinato de Diana Sacayán.

Recortes y represión

En Argentina, el travesticidio social ha ingresado en una nueva etapa donde las condiciones estructurales de pobreza y exclusión aumentan por el recorte de programas sociales, la profundización del ajuste económico y la represión sistemática.

En los últimos meses,  las muertes de travestis y los casos de violencia han aumentado. Los ejemplos sobran.  Angie Velásquez y Pamela Macedo Panduro en la Unidad Penitenciaria de Florencio Varela fueron abandonadas por el Sistema Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires y murieron.

Al cruel travesticidio de Posadas, meses atrás, se sumaron ataques a activistas trans como el de la compañera Alessandra Luna; las detenciones a migrantes en la Comisaría 8va. de Once, y el ataque a la compañera Keili en Entre Ríos.

Y están también las historias de las compañeras que nos dejan demasiado temprano, después de una vida luchando contra todo tipo de violencias, como Maite Amaya, la guerrera libertaria. Tenía 36 años.

Hay que empezar a  hablar en términos de responsabilidades y nosotros apuntamos al Estado y al Gobierno con todas sus formas de persecución policial y uso de la violencia.  Su objetivo es encerrarnos, oprimirnos, guardarnos y callarnos hasta provocar nuestra muerte.

El legado de Diana

El histórico abandono de los derechos de las personas travestis y trans en vida se perpetúa después de la muerte. Los travesticidios/transfeminicidios no se investigan. “Destino inevitable”, dijo Diana Sacayán. Y ella mismo no pudo escapar. Gritó y gritó, y nadie la pudo escuchar. Fue amenazada, perseguida y violentada por la policía días antes de su travesticidio.


Diana defendía los derechos de las personas travestis y trans y fue la creadora de muchas de las leyes que protegen sus derechos. Ahora mismo el Gobierno quiere acabar con esa lucha, borrarla, olvidarla. Tiene miedo de que otras Diana se reproduzcan. Por eso ataca, por eso busca disciplinarnos y por eso es responsable de todas nuestras muertes.


No nos han vencido, porque seguimos de pie y con el legado de nuestras compañeras Diana Sacayán y Lohana Berkins. Seguiremos dando pelea para que algún día podamos levantar la bandera, victoriosas y victoriosos de que un mundo mejor es posible.

*Por Sasha Sacayán para Agencia Presentes / Fotos: Ariel Gutraich 

**Activista trans, integrante de Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (M.A.L) y de la Comisión Justicia por Diana Sacayán.

Palabras claves: Diana Sacayán, Sasha Sacayán, trans, travesticidio

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