Minería en Río Negro: hay preocupación por área natural protegida

Minería en Río Negro: hay preocupación por área natural protegida
9 mayo, 2017 por Redacción La tinta

Mauricio Macri avanza en Río Negro con la minería de uranio, de la mano de Weretilneck, aliado del FPV, y de la minera canadiense Cielo Azul. Es en la zona Bajo Santa Rosa. La empresa aplicaría una técnica similar a la del fracking petrolero.

Por Andrés Arnone para La Izquierda Diario

Preocupación hay en la zona del Bajo Santa Rosa, área protegida entre Lamarque y Valcheta, provincia de Río Negro. Esto es por el movimiento de maquinarias pesadas y de gran tamaño relacionadas a la búsqueda de uranio y otros minerales.

Son los vecinos de la zona quienes junto al Consejo Municipal de Lamarque, han observado y denunciado que estarían realizando tares de minería no declarada, vinculadas a la existencia de uranio en la zona, a la extracción de áridos y perforaciones dentro del área natural protegida Bajo Santa Rosa y bajo Trapalco. Ante los pedidos de informes a la Secretaria de Energía de la Provincia, no hay respuestas.

La Ley N° 2.669 instituyó el sistema provincial de áreas protegidas definiendo a estas como “territorios naturales o seminaturales, comprendidos dentro de ciertos límites bien definidos, afectados a protección legal y manejo especial para lograr uno o varios objetivos de conservación”. Esta área también está protegida por la ordenanza 547/2009 que crea el área natural protegida en la zona de Bajo Santa Rosa y Bajo Trapalco, ubicada en el denominado margen Sur del Río negro.

El área en cuestión se caracteriza por su índole paleontológico: se hallan expuestas rocas y sedimentos del cretácico más tardío brindando las distintas formaciones, restos de dinosaurios y otros vertebrados y restos de reptiles marinos (plesiosauros y mosasaurios). Los restos de reptiles marinos de Trapalco fueron estudiados y publicados en revistas internacionales de ciencia y son en la actualidad objeto de tesis doctoral.

Una pesada herencia

En el pasado las minas de uranio ubicadas en Mendoza y Córdoba fueron protagonistas de graves derrames tóxicos sobre los arroyos y ríos de la región, lo que llevó a multas y condenas contra la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Gracias a la movilización popular se conquistaron distintas leyes locales para la prohibición de la minería basada en químicos como el cianuro, el ácido sulfúrico, el mercurio, entre otros, que atentan contra los bienes hídricos y la vida regional.

Sin embargo, desde hace varios años la dirección de la CNEA intenta avanzar sobre la cuenca geográfica Neuquina (Río Negro, La Pampa y Neuquén), para abastecer de combustible a las tres centrales ya existentes y las dos futuras compradas a China. El Ministro de Energía y Minería y ex CEO de la imperialista Shell, Juan José Aranguren, ratificó ante el Senado en junio del año pasado el plan nacional para avanzar en el desarrollo de uranio en la provincia gobernada por Weretilneck, quien rige a través de Juntos Somos Río Negro, una alianza entre el FPV y Unidos por Río Negro, entre otros.

Flexibilización ambiental

En la actualidad, al estar cerradas las minas locales de uranio, este se importa desde Canadá, Kazajstán y la República Checa, tercerizando la degradación ambiental a esos países, los que poseen leyes a medida de las corporaciones mineras.


La activación de estos emprendimientos mineros está enmarcada en la implementación del Plan Patagonia, un proyecto anunciado en España por el presidente Mauricio Macri junto al gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck. Esto, al mismo tiempo que se realizan las exploraciones en Chubut, en donde están prohibidas por ley.


Desde el año pasado Minera Cielo Azul explora en una extensión de unos 20 kilómetros, mediante perforaciones de unos 10 centímetros de diámetro y entre 40 y 50 metros de profundidad. Las tareas se llevan a cabo en tierras fiscales y en lotes privados.

Cielo Azul es una firma subsidiaria de la canadiense Grosso Group Management Limited y está ligada también a Coro Mining Corporation, otra canadiense cuyo nombre irrumpió públicamente por ser la exploradora de la mina que en 2010 sepultó a los 33 trabajadores chilenos luego rescatados con vida en el norte del vecino país. Es una empresa que data de los años 90 y se dedica a realizar prospecciones en la región patagónica ya que, según ha señalado, su objetivo es “convertirse en la principal compañía de exploración de uranio en la Argentina”.

A diferencia de otros metales usados en la vida cotidiana, el uranio solo tiene una vida útil de pocos meses dentro de las plantas de energía nuclear “realmente existentes” (no los prototipos, proyectos o promesas del futuro), luego del cual se convierte en un residuo radioactivo durante varios miles de años, durante los cuales se deben garantizar recursos continuos para mantenerlos confinados en forma segura.

Lixiviación in situ en Río Negro

Las exploraciones que se sospecha estarían en curso en Santa Rosa, se gestaron con el convenio firmado en 2009 por el gobierno rionegrino del radical Miguel Saiz. De 2010 al 2013 la empresa Cielo Azul desarrolló actividades de prospección en esa área y encontró yacimientos de uranio, vanadio, litio e iridio.


Según la CNEA, no se realizará minería a cielo abierto, sino que la técnica a utilizar sería la de la lixiviación in situ, es decir, con el sitio bajo tierra, a muchos metros de profundidad. Esto consiste en que por un lado perfora el suelo e inyecta miles de litros agua mezclada con ácido sulfúrico, para luego bombear a la superficie el líquido con las partículas de mineral disuelto.


Esta técnica, al igual que el de las perforaciones del fracking petrolero, tiene efectos adversos como la contaminación de las aguas de la zona y la producción de grandes cantidades de lodo contaminado, afectando la vida de la flora y fauna, y la de las comunidades que dependen de esta.

*Por Andrés Arnone para La Izquierda Diario
*Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA)

Palabras claves: extractivismo, Río Negro

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