“No quieren una escuela que avive giles”

“No quieren una escuela que avive giles”
11 mayo, 2017 por Redacción La tinta

La referente histórica de Ctera, Marta Maffei, dice que no hay posibilidad de sortear los conflictos educativos en la medida que no se resuelvan los problemas de pobreza y precariedad extrema “que afectan al 50% de los alumnos y alumnas”. Además, la creadora de la Carpa Blanca en los ’90, señala que la actual administración no quiere una escuela que sirve a la transformación.

Por Juan Cruz Taborda Varela para Revista Matices.

“El conflicto educativo, ni en provincia de Buenos Aires ni en ninguna parte del país, se resuelve, si se acalla, se silencia”, sostiene Marta Maffei, la mujer de altísimo protagonismo que enfrentó, con la creación de la Carpa Blanca, las políticas neoliberales que buscaron destruir la educación pública en los ‘90. “Todas las bravuconadas de la gobernadora María Eugenia Vidal por el descuento de los días de paro son amenazas, formas de intimidación, nada tienen que ver con buscarle resolución al conflicto. La problemática educativa tiene otros componentes igual de graves que lo salarial”.

_ ¿Cuáles serían?

_ Hablan de fracaso educativo y la situación desventajosa de los sectores populares, del mal rendimiento de la escuela y la desigualdad. Y no es cierto que todas las escuelas públicas tengan bajo rendimiento. Según las pruebas Pisa y otras evaluaciones, los mejores rendimientos son de las escuelas públicas prestigiosas, el Nacional de Buenos Aires, el Pellegrini. Las escuelas públicas a la que asisten los sectores medios son muy superiores a las escuelas privadas. Está instalada la idea de que si hay una mejor inversión en infraestructura, tecnologías y materiales, va a favorecer a la escuela. Pero  lo que no se plantea, y para mí es el eje sustantivo, es que analizando esas mismas evaluaciones, se advierte que el fracaso está en los sectores carenciados, donde hay desempleo, pobreza, exclusión, violencia, drogas, armas, precariedad, destrucción de núcleos familiares, ausencia de afectos. Ahí se produce el fracaso.  Eso hay que revertir, sin eso no vamos a resolver la conflictividad educativa.

_ En Córdoba el conflicto continúa en dependencias de Nación, a raíz de que el gobierno no quiere llamar a la paritaria nacional. ¿Cuál es la razón de la negativa?

_ Porque si convoca, tiene que invertir. Los gobernadores dicen que no la quieren porque están presionados por el gobierno nacional, porque si dicen que la quieren después no reciben los anticipos del Tesoro o la Coparticipación, todas las estrategias políticas que conocemos y que este gobierno sigue implementando como el gobierno anterior, para mantener alineados a los gobernadores. Si esto se produce, si se convoca, el gobierno no puede dejar de reconocer la profunda desigualdad que ha producido la transferencia del sistema educativo en 1978 y en 1992 y las que se siguen produciendo. Hay provincias que no pueden. El gobierno nacional, el año pasado, decidió modificar por decreto la coparticipación a la ciudad de Buenos Aires y le asignó un 167% más. La razón: la transferencia de las fuerzas de seguridad. Pero ese mismo gobierno no reconoce que ha habido una transferencia del sistema educativo y que también hay que darle fondos a las provincias. Dicen que es culpa de la dictadura, de Menem, que ellos no la van a asumir. La Nación transfiere cuando se le da la gana.

Dos sectores

“Hoy hay una pobreza del 33% y un 9% es indigente. Ahora, en ese porcentaje, está el 48% de los niños.  A los efectos educativos, la pobreza alcanza a la mitad. La pobreza estructural no permite una vida digna, la persona pobre ya deja de buscar trabajo, hay un sector social que ya no busca porque no tiene ni las zapatillas ni la ropa decente para ir a buscar trabajo.  La única alternativa que tiene es un plan social. ¿Qué sentido tiene elaborar un proyecto de ley con 108 propuestas de reforma educativa si no podemos hablar de lo que está ocurriendo, adentro y afuera de la escuela, el escenario que vive el docente y los niños?”, afirma terminante Maffei.

_ Usted fue una referente opositora en los ’90, con el kirchnerismo y ahora. ¿Hay líneas de continuidades o rupturas? A priori, Bullrich no es lo mismo que Filmus o Sileoni.

_  En materia educativa, desde la dictadura para acá, todos tienen un severo déficit . Para mí, los sectores políticos partidarios se dividen en dos grandes grupos: los que saben que la educación es necesaria, pero priorizan otros gastos: la tiranía de los grupos económicos, las deudas externas. No la detestan a la educación pública, pero quisieran que el sostenimiento lo afrontáramos los trabajadores de la educación. El otro grupo, por dos razones, detesta la educación pública, por si ella pudiera ser una herramienta de transformación social y liberación. No quieren una escuela que avive giles. Y la otra razón es que en esos gobiernos, se busca que toda actividad –humana, social, política-, sea rentable para los sectores económicos. El Estado no la tiene que sostener, sino transferir todo a los sectores privados y que hagan negocio con las computadoras, los guardapolvos, el material didáctico, las zapatillas. Comercializar y dar ganancias a los privados en todo lo que atañe al sistema educativo. Ninguno de los gobiernos ha logrado salir de esos esquemas.

_ ¿Cómo ubica a los últimos?

_ El kirchnerismo no la consideró un elemento contrario al interés social, sino como un derecho social. Para evitar conflictos con los docentes llegó al acuerdo de una reestructuración salarial, ínfima, pero que garantizara que cada año iban a tener un poquito más que la inflación. Si la inflación era 30%, los docentes tenían un 31% de aumento. En 12 años se recompuso un 7% el salario. Pero sólo atendió a una pequeña mejora salarial.

Religión en las escuelas

Sobre la posibilidad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, tal como deslizó el ministro Esteban Bullrich, Maffei señaló que “en todas las escuelas públicas se enseñan muchas culturas, o se trata. Y también debería enseñarse la existencia de distintas religiones, de las más diversas. Y cómo en su evolución, en mucho tiempo, y perdón por lo que voy a decir, la religión se volvió el opio de los pueblos. Esto no quiere decir que en la escuela le inculquemos a los chicos que hay que ser parte de una creencia y una religión, eso es una opción personal.  La escuela debe ser laica y profundamente formadora ”.

Mafei, un apellido de renombre

El nombre de Marta Maffei tomó gran estado público cuando los sindicatos docentes montaron en Plaza de Mayo la llamada Carpa Blanca, que representaba el rechazo de los trabajadores de la educación pública a las políticas del gobierno de Menem, que buscaba eliminarla. Luego Maffei sería Diputada nacional del espacio que lideraba en aquel momento Elisa Carrió. Hoy forma parte de Unidad Popular, cuyos principales referentes son Víctor De Genaro y Claudio Lozano. “Es un espacio que debería zanjar la grita” dice ella y agrega: “En Argentina gobierna desde hace años el gobierno de facto empresario”.

* Por Juan Cruz Taborda Varela para Revista Matices / Fotografía Colectivo Manifiesto.

Palabras claves: educación, Marta Maffei

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