Yo también acuso
Por Alfredo Grande para Pelota de trapo
La diferencia fundante entre cultura represora y cultura no represora es que la primera se espanta por los efectos, pero la segunda intenta entender las causas. Para muestra basta un botón, si ese botón es un analizador. Las cuestiones de la inseguridad.
Hasta la derecha más recalcitrante, y especialmente la derecha más recalcitrante, se espanta por los asesinatos, robos, secuestros, que a diario se cometen. Detengan al “trapito”, impidan que los barras bravas entren en las canchas, jueguen los partidos sin hinchada visitante, pongan muros, cercos, rejas, alarmas, cámaras de vigilancia aptas para mirar lo que pasó no para prevenir lo que no debiera pasar, hagan todo eso y todo seguirá peor. El delito organizado e industrializado llegó, no solo para quedarse, sino para amplificarse. Hasta Cavallo, el convertible, denunció a las mafias.
Se sigue diciendo corrupción, cuando en realidad nada está corrupto. El aparato del estado es la casa central del enriquecimiento ilícito y del empobrecimiento lícito. O sea: industria de industrias, todas ilegales, todas de enorme rentabilidad, todas dispuestas a blanquear un miserable porcentaje de toda la suciedad acumulada.
La dictadura de la burguesía, que algunos siguen llamando democracia, es política, es cultural, es económica. Es la opción 2 del gran y mediano capital. La opción 1 es la masacre y se activa cuando la opción 2 comienza a mostrar comportamientos inestables. Discutir con dictadores con la piel de demócratas es algo así como un “suicidio 48”. O sea: en 48 cuotas equivalentes a 4 años de gobierno, usaremos el tiempo en paneles, conferencias, trabajos escritos (como éste sin ir más cerca) actos públicos, algunos actos privados, etc., para apenas postergar la inevitable conclusión: estamos condenados a muerte. Y toda muerte es perpetua, y no hay dos vidas por ninguna muerte.
Los muertos, nuestros muertos, que ellos, los genocidas, mataron no gozan de buena salud. La tolerancia con esta dictadura de la burguesía, con esta democracia de la no representación, de la estafa, de la falsedad ideológica, política y económica, ha logrado, mal y muy mal que nos pese, que la sangre derramada fuera negociada y cambiada en dólares. Por eso me alegró que la Suprema Corte de la Dictadura Burguesa estableciera el 2 x 1 para un torturador, asesino y secuestrador. Dime a quien beneficias y te diré, y además repetiré, quien eres.
Los Supremos que avalan Dictadores, han dado su confesión de parte. Son parte de lo mismo. Podemos justificar desde el abrazo de Fidel Castro con el canciller de la dictadura Nicanor Costa Méndez hasta el abrazo de Hebe de Bonafini con el General Milani. Pero no me importa justificar. Quiero entender. Desde el beso hasta el abrazo letal de todas las mujeres y hombres araña.
Cuando nos equivocamos y en vez de una culebra encontramos una yarará, no podemos impedir la mortal mordida. Pues bien: esta democracia-dictadura de la burguesía es una yarará. Y nos estamos quedando sin antídoto. Hacemos lo que podemos y podemos lo que deseamos, pero la energía es un recurso poco renovable. No es casual que la depresión sea la endemia de la época. Hubo mucho más temor por la caída del whatsapp, más energía en difundir una cadena trucha, que en repudiar este pedazo de genocidio que vuelve a entrar por nuestros inodoros. Y seguimos, con la terquedad de los pobres de espíritu, en espantarnos ante el odio, el rencor, la venganza, la justicia por mano propia. Nuestro amor es tan, pero tan light, que como los amores de estudiante, siempre hay un juramento, siempre hay una traición.
Si al Momo le pasa lo mismo que a Vandor, no sería justo. Debería pasarle algo mucho peor. Pero al que a Movimiento mata, a Movimiento muere. El movimientismo tiene razones que la ideología no entiende. Es un arca de Noé con dos de cada especie de herbívoros y cientos de cada especie de carnívoros. Un arca de Noé genocida. Ya nos imaginamos las únicas especies que llegaron a destino.
Repudiar el 2 x 1 de los Supremos es necesario. Pero no suficiente. Debemos alegrarnos porque la piel de cordero ya está agujereada, deshilachada, no les cubre las vergüenzas, y pronto, al menos eso deseo, los lobos serán reconocidos cuando vayan a votar y cuando asuman los cargos para los cuales supieron delinquir.
Como homenaje al gran Emilio Zola, cuando escribió el YO ACUSO, en defensa del Capitán Dreyfuss, víctima de una conjura antisemita, yo digo que también acuso a la socialdemocracia, al retroprogresismo, a las diferentes variantes movimientistas del peronismo, a ciertas desviaciones pacifistas del social cristianismo, al sectarismo y mesianismo de casi todas las izquierdas, de mantener y sostener la falsedad de esta democracia taparrabo de la jauría de lobos sanguinarios.
Invito a Wilhem Reich, el psicoanalista rojo, a que nos recuerde sus palabras, del libro Psicología de las Masas del fascismo. “Pero contra la resurrección de la Edad Media, contra la política de rapiña imperialista, contra la brutalidad, la mística y la servidumbre de los espíritus, por los derechos naturales de los trabajadores y de los creadores, duramente afectados por la explotación económica de que les hace objeto un puñado de magnates financieros, por la abolición de este orden social criminal, el combate continuará sin tregua. Pero la cuestión no está únicamente en su continuación; reside principalmente en saber cómo y en cuánto tiempo nos llevará a la victoria”.
Esta democracia tregua debe ser denunciada. Y enfrentada. Con todas las armas del pueblo. Una de ellas: la memoria histórica y los recuerdos, la verdad de la lucha de clases, y la justicia que no se aparte de lo justo.
Mientras tanto, yo también seguiré acusando.
*Por Alfredo Grande para Pelota de trapo