“No era una foto que la agencia iba a sacar»
La escena ocurre el 30 de marzo de 1982 sobre una vereda céntrica de la Ciudad de Buenos Aires. En primer plano se ve a un militar armado con una Ithaca, una cachiporra y en la funda del cinturón una pistola. Delante de él se ve a un hombre de rodillas que está acosado por el gesto violento del militar, que lo apunta con la escopeta. Su sombra, que se dibuja sobre el cuerpo del manifestante y la pared, acentúa la sensación de dominio. En segundo plano, sobre la misma vereda, se observan a otros dos militares reduciendo a una mujer y a un hombre.
Por Redacción La tinta
La fotografía es de Pablo Lasansky y fue tomada en la marcha que convocó la CGT (Brasil) para reclamar al gobierno militar por “Pan, paz y trabajo”. Fue una de las primeras manifestaciones que le disputó el espacio público a las fuerzas represivas. Por esos días, la dictadura estaba cayendo en pleno descreimiento por la difusión que habían logrado los organismos de derechos humanos (nacionales e internacionales) de las denuncias por las desapariciones forzadas de personas, además de la profunda crisis económica en la que estaba inmersa el país.
La marcha fue encabezada por Saúl Ubaldini, líder de la rama de la CGT que se diferenciaba de la liderada por Jorge Alberto Triaca, CGT (Azopardo), colaboracionista con la dictadura. También se sumaron a la manifestación la mayoría de los partidos políticos, organizaciones sociales y de derechos humanos.
En 2016, para la conmemoración de los 40 años del golpe cívico-militar, ARGRA puso a disposición tres fotografías para quien quisiera utilizarlas en intervenciones callejeras; entre ellas se encontraba la foto de Lasansky. En ese contexto Eduardo Longoni escribió un texto que describe cómo trabajaban los fotoperiodistas por esos días: “No era una foto que la agencia iba a sacar. Pero había un concepto de doble cámara. Uno sacaba fotos para cumplir con su trabajo y otras, de este estilo, que tenían que ver con una especie de registro de lo que sucedía. Quizás inconscientemente, porque estudiaba los documentos de la historia, sabía que todas las imágenes que pudiéramos recuperar de esa época iban a servirnos después”.
Los fotógrafos que ese día pusieron el cuerpo y retrataron la feroz represión lograron prácticamente las únicas imágenes que grafican el accionar violento e impune con el que actuaban los militares.