Seis puntos para pensar el Caso Milani
El periodista Alexis Oliva esboza una serie de puntos para pensar y analizar la detención del ex jefe del Ejército César Milani y el rol de los diferentes sectores del poder.
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Un acto de justicia
El ex jefe del Ejército César Milani está preso por orden de la Justicia Federal de La Rioja, por los secuestros de Pedro Olivera, su hijo Ramón Olivera y Verónica Matta, entre 1976 y 77.
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Un grave error político
El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y un círculo de dirigentes obsecuentes y acríticos lo sostuvieron en su cargo a pesar de esta acusación y la de haber encubierto la desaparición del soldado conscripto Alberto Agapito Ledo en julio de 1976.
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Un festival de hipocresía
Los medios de comunicación hegemónicos que fueron cómplices del terrorismo de Estado, que durante muchos años despreciaron a quienes militaron por memoria, verdad y justicia, y que incluso minimizaron y trataron a toda costa de deslegitimar la revisión jurídica del terrorismo de Estado con el pretexto de un supuesto “revanchismo”, hoy impostan su repentino interés por la causa de los derechos humanos.
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Una intención perversa
Que el árbol Milani tape el bosque de un período inédito en la historia argentina, donde se llevó a juicio y condenó a centenares de responsables del terror estatal y algunos cómplices civiles. Un proceso de memoria, verdad y justicia alentado desde el Estado y reconocido a nivel internacional. Y por supuesto, que el caso Milani oficie de cortina de humo de otras y peores calamidades. Por ejemplo, el regreso de la miseria planificada del pueblo argentino.
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Una falta de respeto
De estos medios y los políticos oportunistas a las víctimas -sobre todo, paradójicamente, a las atribuidas a la acción o inacción de Milani-, a sus familias y a los verdaderos militantes.
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Una convicción
Ellas y ellos tienen perfectamente claro que la pelea de fondo no depende de portadas de diarios o minutos de TV, sino de lo que hicieron y seguirán haciendo en este presente de pavoroso retroceso en materia de derechos humanos y sociales: luchar. Esto sigue.
*Por Alexis Oliva
