«Furia Travesti, siempre”
Se cumplió un año de la muerte de Lohana Berkins, la dirigente travesti más reconocida de la Argentina y una referente internacional del movimiento LGBTTTQIP.
El 5 de febrero del 2016 falleció Lohana Berkins, sus restos fueron velados en la Legislatura porteña donde asistieron referentes del feminismo, personalidades políticas y de la cultura, militantes de partidos políticos para rendirle homenaje. Llevaba años haciéndose un lugar en los corazones y espacios políticos de esta sociedad.
Lohana Berkins nació en Salta, en los ’60 y siendo muy joven, se trasladó a Buenos Aires, donde sobrevivió como trabajadora sexual. En Buenos Aires conoció a las militantes de la Asociación de Travestis Argentinas (ATA) y a Carlos Jáuregui. A partir de esos cruces fundamentales, fundó junto con otras compañeras, la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT). Había entendido la importancia de la organización y la lucha.
Era muy clara cuando definía en qué posición se ubicaba el colectivo trans en la sociedad, en un texto suyo publicado en una compilación de Diana Maffía decía: “Somos traidoras del patriarcado y muchas veces pagamos esto con nuestra vida. (…). El patriarcado nos castiga por ‘renegar’ de los privilegios de la dominación que nos adjudican los genitales con los cuales nacemos. Las mujeres se sienten muchas veces con un sentimiento de invasión, de usurpación de la identidad. Por el otro lado, sufrimos la violencia institucional, aplicada en aras de salvaguardar la moral, las buenas costumbres, la familia, la religión. Esta violencia es consecuencia de otra, la social, y nos es aplicada por atrevernos a desafiar el mandato social de lo que tenemos que ser y hacer. A diferencia de gays y lesbianas, las travestis no tenemos opción en cuanto a nuestra visibilidad. No podemos elegir no decir a nuestras familias qué somos o queremos ser, no podemos elegir cuándo salir del closet”.
Y con esa conciencia también, decidió no trabajar más en la calle y exigir dignidad. Su decisión y fuerza le permitieron cosas como ser la primera travesti inscripta en una escuela con su nombre elegido o convertirse en la primera trabajadora del Estado, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Además, fue asesora de la legisladora porteña Diana Maffía y candidata a diputada nacional en el año 2001. En 2008, creó la Cooperativa Textil Nadia Echazú. En 2010, junto con otras conformó el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, que impulsó la sanción a nivel nacional de la ley aprobada dos años más tarde. En 2011, fue galardonada como Personalidad Destacada de los Derechos Humanos, en la Legislatura porteña. En 2013, fue designada para presidir la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual, que funciona bajo la órbita del Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires. Y aunque llegó a espacios siempre negados para travestis, nunca dejó las calles.
En una entrevista que dio en el 2000 sentenció:
“Mi vida fue muy dura pero a pesar de todo esto, si pudiera nacer de nuevo y elegir, elegiría ser travesti. Sería travesti, negra, boliviana, judía, la que se hizo abortos, la mujer golpeada, asesinada por el policía, la que encarcelaron. Elegiría todo eso de nuevo. Porque el triunfo más grande que voy a tener al final de mi vida es que voy a tener la seguridad de que jamás, mientras fui consciente, soporté una discriminación, una exclusión, ni en público ni en privado. Me rebelo a todo esto. Contra la discriminación, la exclusión, la represión seguiré luchando el resto de mi vida”.
Les dejamos el último texto que escribió antes de morir, para que quede resonando siempre:
“Queridas compañeras, mi estado de salud es muy crítico y no me permite reunirme personalmente con ustedes. Por eso quiero agradecerles sus muestras de cariño y transmitirles unas palabras por medio de la compañera Marlene Wayar, a quien lego esta posta. Muchos son los triunfos que obtuvimos en estos años. Ahora es tiempo de resistir, de luchar por su continuidad. El tiempo de la revolución es ahora, porque a la cárcel no volvemos nunca más. Estoy convencida de que el motor de cambio es el amor. El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo. Todos los golpes y el desprecio que sufrí, no se comparan con el amor infinito que me rodea en estos momentos. Furia Travesti Siempre. Un abrazo”.