Un gran proceso, varias enseñanzas: la lucha sigue
Compartimos una entrevista a Paula Varela, investigadora del Conicet y docente de la UBA sobre el ajuste propuesto desde el Mincyt.
¿Cuál es tu primer balance de la lucha de Conicet?
-Lo primero, es que el nivel de lucha y organización reflejado en los 5 días de toma del Mincyt, pero también en los CCT de interior del país, es inédito en el sector. Eso es, en sí mismo, un triunfo porque hay centenas de becarios e investigadores, buena parte de ellos jóvenes, que se han convertido en ejemplo de lucha y resistencia bajo el gobierno de Macri. El conjunto de la sociedad terminó mirando la lucha de los investigadores del CONICET no como una lucha sectorial sino como referencia de oposición al ajuste.
En un contexto en el que la CGT pactó una tregua increíble con el gobierno de los CEO y que el kirchnerismo se llenó la boca hablando de resistencia pero terminó votando el pago a los buitres, ajustando en las provincias que gobierna y votando el presupuesto 2017 con ajuste incluido, el movimiento de lucha del Conicet muestra un camino completamente distinto: ni castas políticas, ni burocracias: organización democrática y lucha.
¿En relación a lo obtenido?
-Ahí creo que hay que diferenciar dos cosas. La obtención de las becas hasta diciembre de 2017 es una conquista respecto de que antes de la lucha, la mayoría de esos compañeros y compañeras se quedaban sin ingresos en abril. El hecho de que las becas sean para los 500 despedidos y no para los 343 que hoy tienen becas, también es una conquista porque hay compañeros que hoy no pertenecen al sistema de Conicet que van a ser incorporados en carácter de becarios. Por último, el hecho de que exista un acta que se compromete expresamente a incorporar a esos 500 investigadores a distintos organismos nacionales, incluido el Conicet, con una remuneración equivalente a la de investigador, es también importante porque es un reconocimiento de que las becas no son ni pueden ser jamás la demanda, sino solo una salida transitoria.
Ahora bien, si vos querés transformar eso en un triunfo histórico o algo por el estilo, estás vendiendo espejitos de colores, porque el proceso no está cerrado, está en una tregua.
En últimas, es un triunfo parcial que ofrece un mejor punto de apoyo para la lucha por el ingreso a Carrera de esos 500. Ese objetivo, que fue el que movilizó a centenas y centenas de investigadores en todo el país, no está cumplido ni garantizado. La comisión tripartita que se armó para convertir a los becarios en trabajadores estables y permanentes, es importante pero no garantiza nada. Es una comisión en la que todos sabemos que los funcionarios van a empezar a presionar, a ningunear, a tratar de seducir a los presentes, etc.
En la lucha universitaria de este año, que generó la movilización más masiva de la última década con 40mil personas en la calle, el gobierno también propuso una comisión de seguimiento de la relación entre salario e inflación. Y la comisión se armó. Pero cuando la inflación se comió el salario y los representantes plantearon eso en la comisión, los funcionarios los mandaron a sus casas. Entonces, las comisiones funcionan si están atadas a la lucha y a la organización democrática. Si no, se transforman en mesas chicas en las que siempre ganan los que tienen la manija. Eso es algo que hay que tener presente en primer lugar para no ser ingenuos y saber que la tregua que obtuvimos es un paso hacia un triunfo sí, y solo sí, la organización y movilización lograda es la base de un movimiento de lucha que arranca en febrero del 2017.
En las redes están circulando comunicados de los CCT del interior del país que expresan mucho malestar con lo que se firmó en Buenos Aires, ¿qué opinás?
-Creo que fue un error grande de la asamblea no esperar lo que se discutía en los otros CCT en lucha. Desde el PTS, junto con otros compañeros, mocionamos esperar los resultados de las asambleas antes de subir a la reunión con las autoridades. Perdimos la votación por 283 contra 371. Tanto las conducciones kirchneristas, como el PO y La Mella, votaron en contra. Fue un doble error. Primero, porque los que mocionaron no esperar estaban mocionando dejar en banda a los otros movimientos de lucha que miraban Buenos Aires, obviamente, como el centro político del reclamo. Además, desde los CCT del interior habían pedido expresamente que esperen los resultados de sus asambleas. Así que la moción de no esperar fue una moción consciente.
Segundo, porque si todo el mundo está de acuerdo con que esta lucha no terminó sino que recién empieza y sigue el año que viene (como varios vociferaron en la asamblea), ningunear o desoir a los compañeros que estaban tomando y luchando en el interior del país es tirarse un tiro en el pie. Ahí hay una contradicción entre el discurso y los hechos: si planteás que tenemos que preparar una lucha más dura para el año que viene, ¿cómo vas a proponer una moción que divide el movimiento y lo debilita?
Ese error hay que subsanarlo planteando mecanismos de coordinación democráticos y planteando también que cuando arranque la lucha el año que viene, el primer acto de esa lucha debe ser una gran asamblea con representantes de todo el país, delegados que vengan con mandato de base de sus CCT, y por supuesto, las organizaciones como Jóvenes Científicos Precarizados, y las internas de ATE Conicet que estuvieron bancando la toma. Yo creo que el origen de ese error fue que todas las organizaciones de becarios e investigadores que ingresaban a la mesa de negociación estaban convencidos que había que firmar el acta ayer. Algunas incluso, decían abiertamente que había que firmarla sin modificaciones, aunque no dijera la palabra Conicet y sí dijera la palabra empresas.
Por segunda vez en la semana, fue la asamblea de los compañeros que habían sido recomendados para su ingreso como investigadores del Conicet (despedidos), los que rechazaron la segunda propuesta por insuficiente y elaboraron una contrapropuesta que exigía quitar a las empresas privadas del acta y agregar al Conicet como destino de trabajo efectivo de los despedidos. En ese sentido, y pensando en la pelea de 2017, lo mejor sería que los 500 despedidos se organicen en asambleas de base en sus provincias para convocar a una instancia de coordinación democrática en la que puedan expresarse las posiciones de todos los sectores, elaborarse mandatos y votar sus representantes para la comisión tripartita.
Lino Barañao dio una entrevista hoy en la que se lo ve con cierto espíritu de triunfo…
-Ojo con leer eso como si fuera consecuencia de un triunfo efectivo del gobierno. Acá no hubo triunfo de Macri ni de Barañao, más allá de que él se quiera mostrar en esa posición. Su plan era despedir a 500 sin pena ni gloria, y tuvieron que retroceder de esos despidos y garantizar becas por un año. Por supuesto que el gobierno va a tratar que este retroceso sea solamente táctico sin tocar el objetivo estratégico de vaciar el Conicet, reducir la planta de investigadores, mandar a los doctores formados en Universidades Nacionales al sector privado, es decir, atacar radicalmente la ciencia y la educación pública. Que lo logren o no, depende de la capacidad de fuego que mostremos nosotros durante el tiempo de tregua que obtuvimos.
La experiencias de estos días dejan en claro que capacidad de fuego tenemos. Pero también dejó en claro que sectores como la conducción de ATE no están dispuestos a aportar a esa capacidad de fuego si no es por presión de la base. Al inicio se opusieron a la toma y luego no pudieron sino sumarse. Similar conducta tuvieron las conducciones de las agrupaciones kirchneristas como Científicos Autoconvocados. Pero lo más importante, y lo exigimos en asamblea, fue que durante todos estos días no hubo ni llamado a paro nacional ni puesta a disposición de la estructura organizativa sindical en todo el país para coordinar la lucha. Eso es también parte de la experiencia adquirida: todavía somos débiles y tenemos mucho que avanzar en la organización democrática del malestar y la resistencia.
Fuente: La Izquierda Diario / Fotos: Emergente