Gritan los estudiantes: «La feria de la vida de derecha»

Gritan los estudiantes: «La feria de la vida de derecha»
21 diciembre, 2016 por Redacción La tinta

“Vida de derecha(…) es el sueño de una vida sin problemas.
Y la vida sin problemas- dicen otros- es matar el tiempo a lo bobo.
Mata el tiempo a lo bobo es una (nueva) forma de matar al sí mismo y a los otros,
pero ahora sin nervio, sin drama, sin épica.”
Silvia Schwarzbock

 

Los hechos son conocidos: una Asamblea express de seis minutos en la que la coalición oficialista de la Universidad dio por aprobada la contra-reforma que, bajo el pretexto de una demanda histórica de democratización del voto, termina depositando en la decisión de las cuatro facultades más grandes el completo juego político. Pero los hechos no dicen nada por sí mismos o lo que dicen es la prótesis de discursos que revolotean por el conjuntos de medios hegemónicos y que, salvo por el timbre de voz, en nada difieren. Los hechos son brutos, los medios hegemónicos…. ¿Qué hay detrás de una asamblea universitaria que se realizó a las apuradas, elaborando un plan de tres lugares posibles de realización según una lógica narrativa desbaratada propia del absurdo, y que continuó teniendo a sus espaldas una toma masiva y pacífica del Pabellón Argentina? ¿Qué no lee el oficialismo, qué no puede comprender o se niega a hacerlo?

Al mediodía, apenas aprobada la contrareforma, el rector Juri se encontraba sentado en el plató central del noticiero de Canal 12- singular sintomatología: el rector ausente en el centro de la escena política, presente y a viva voz en la escena mediática- Mientras se lo dejaba explicar y asentar monológicamente los sentidos de lo sucedido sin siquiera interponer un contrapunto, al menos fingiendo la veracidad de otras voces y perspectivas, la periodista Fabiana Dal Prá, inusitadamente preocupada por el futuro de la vida universitaria, lo interrumpió para interrogarlo: ¿cómo va a hacer para que la política no se entrometa en el funcionamiento de las instituciones?

Traduzcamos la pregunta a términos sensatos: ¿cómo va a impedir el oficialismo que el conflicto político ingrese en los órganos políticos de la universidad?, ¿cómo va a higienizar la opacidad del malentendido, de la disputa, del litigio, del enfrentamiento, cómo va a despolitizar las instituciones convirtiéndolas en máquinas burocráticas funcionando de acuerdo a una previsibilidad republicana? O dicho de otro modo: ¿cómo va a imponer un modo de concepción de la política- y los sectores conservadores que la encarnan- sustrayendo esa decisión por el mecanismo de montar una escena ascéptica y desideologizada de democracia procedimental? (Dudo seriamente que estos cuestionamientos estuvieran en la mente de Fabiana, quien seguramente hubiera querido emular a Mirtha al sollozo de “muy politizados, están muy politizados”). Juri no replicó la obviedad según la cual difícilmente se pudiera dejar afuera la política en un debate sobre la reforma política; simplemente siguió en la lógica Del Prá, y que de algún modo da cuenta de lo que está en juego y en disputa, aquello que la coreografía grotesca de la Asamblea express y la tesitura obstinada de concretarla encarna: un litigio sobre la vida política en la universidad, en particular, y sobre la vida política, en general.

La coalición oficialista viene a poner en marcha en la Universidad un experimento que se viene realizando en la escena nacional, y cuyo lema de coagulación es: acabar con la grieta. Léase: acabar con la política, suturar el conflicto. Normalizar, modernizar. Que las instituciones sean aplicaciones que se puedan descargar y funcionen a la perfección según criterios ya preestablecidos. Por eso para ellos es ilegible la toma del pabellón argentina; por eso no pueden comprender el intento pacífico de interrupción del ingreso por parte de la “Coordinadora en defensa de la educación pública”. Anomalías, fallas en la máquina, imprevisibilidades: política, demasiada política. La democracia para ellos puede resumirse en la escena final de la asamblea del día de hoy: ninguna discusión, ningún disenso, todos oficialistas, y al final cantando “sí se puede, sí se puede”. ¿Qué es lo que se puede? Volver a las instituciones máquinas tecnocráticas, previsibles y modernas, aptas para el encastre límpido con las cadenas de producción de valor que el presente neoliberal exige. Lo que habría que escuchar, por lo tanto, en el canto final no es tanto “sí se puede” como “así se puede”. ¿Cómo?: expulsando la política.

asamblea-universitaria-la-garganta

Por eso, creo que más allá de todas las vías institucionales de reclamos, más allá de los caminos judiciales necesarios para torcer esta decisión de contrareforma, nosotros debemos elaborar nuestro horizonte táctico y estratégico en el núcleo mismo que ellos intentan vaciar, con al menos un doble movimiento: 1- explicitar el gesto político presupuesto- con sus correlaciones de fuerzas- en cada una de las decisiones donde el oficialismo quiere leer  solamente “el normal funcionamiento de las instituciones”. 2- politizar todo, inventar ahí donde no hay nada, tomar lo que deba ser tomado- material y simbólicamente- porque espacio vaciado es espacio ocupado, y comprender que eso sólo es posible, como lo vienen demostrando los días y semanas precedente, bajo una única consigna: unidad y más unidad de los que luchan. El horizonte que se asoma no juega a nuestro favor, tiene el rostro de la coalición política-mediática y murmura como idiota una sola frase: ¿cómo vamos a hacer para que la política no se meta en nuestra vida de derecha?

La respuesta, nuestra respuesta, tiene que ser clara, unificada y contundente: sólo pasando sobre nosotros.

Y algo está claro: no pasarán.

*Por Javier Martínez Ramacciotti para La Garganta Poderosa. Fotos: Medionegro.

Palabras claves: Hugo Juri, Reforma universitaria, UNC

Compartir: