Profetas en su tierra
Luego de 86 años, desde su fundación en 1920, los hijos de los hijos de aquellos palestinos que llegaron a Chile a principios del siglo XX volvieron a su otra tierra para romper con el aislamiento a Palestina.
Por Redacción La tinta
En un partido donde lo que menos importó fue el 3 a 0 final, el club chileno Deportivo Palestino jugó un amistoso histórico en Nablus, Cisjordania, ante la selección nacional de Palestina.
«El club de fútbol ha contribuido a elevar la conciencia con sus actividades a través de América del Norte y del Sur y otras regiones a medida que juega en el nombre de Palestina y levanta la bandera de Palestina», dijo Jebril Al-Rajoub, titular de la Federación de Fútbol de Palestina en la conferencia de prensa del lunes.
Es que la institución trasandina no sólo rinde homenaje a sus orígenes desde el mismo nombre del club y su camiseta. La práctica deportiva es una acción más de militancia y difusión en favor de la causa palestina. Y esta razón de ser tampoco es aislada de la sociedad chilena: en la actualidad residen 300.000 personas de origen palestino en el país, lo que convierte a Chile en la nación que acoge a más palestinos fuera del mundo árabe.
La otra Selección
El Club Deportivo Palestino no es sólo un club. También es la otra selección de fútbol que adoptaron los palestinos que, a miles y miles de kilómetros, se agolpan para ver a la tricolor, a través de Al Jazzera, pelear el campeonato chileno o disputar alguna copa continental.
La razón de por qué hay tantos palestinos en Chile no es muy clara. La llegada de los primeros inmigrantes a Sudamérica fue para huir del régimen otomano. Miles de familias arribaron al puerto de Buenos Aires y de allí comenzaron a concentrarse en territorio chileno. El damasco, la carne de cordero, la sandía y hasta cierto paisaje del centro del país trasandino habrían cautivado a los nuevos residentes.
Al igual que las colonias españolas o italianas, la palestina fundó su club deportivo el 20 de agosto de 1920. Tras más de 30 años en el amateurismo, tiempo en el que sólo se permitió que jugaran futbolistas de origen árabe, fue admitido en la segunda división de Chile y ese mismo año ascendió a Primera División. Cuenta con dos campeonatos en la máxima categoría (1952 y 1978) y una Copa de Chile (1975).
Pese a los grandes logros que exhibe su historia, los orígenes están intacto: culto y difusión de la cultura palestina y la humildad de un club que siempre la pelea. En la actualidad, su estadio alberga sólo a 12 mil espectadores pero pronto será ampliado: el Banco de Palestina ayudará económicamente al club para la construcción.
“Somos el único país del mundo que tiene dos selecciones nacionales”, dijo orgulloso el presidente de Palestina, Mahmud Abbás al recibir a los jugadores del club. Sin lugar a duda, la presencia del plantel es una cuestión de Estado. De por medio no hay sólo un partido.
En plena recepción del equipo chileno, Abbás confirmó que están gestionando la entrada del equipo en Gaza durante la estadía de los jugadores. Si lo logran, serán los primeros en romper el bloqueo que Israel ejerce sobre la franja desde la toma de poder de Hamás en 2007.
Es que Deportivo Palestino es más que un club. Es bandera y selección. Tal como lo presentó Al-Rajoub ante la prensa del mundo: «Al igual que nuestro equipo nacional de fútbol, que unifica a los palestinos en el país y en la diáspora, el Club Deportivo Palestino separa el deporte de la política basada en su creencia de que el deporte es un factor unificador«.
* Por Redacción La tinta