Memoria fotográfica
Hoy concluye el proceso electoral que define quien presidirá los Estados Unidos por los próximos cuatro años. Todos los caminos conducen a dos figuras: Donald Trump y Hillary Clinton. Hace 18 años, otro Clinton y sus fotografías también estaban en el centro de la escena. Por Guillermo Canton.
En estos días en que se habla tanto del tema de género, aquí y en Estados Unidos, me acordé de la historia que me contó Dirck Halstead hace unos años cuando hice su taller en Texas.
Dirck, que hoy tiene 80 años, es uno de los grandes reporteros norteamericanos, con mas de 40 tapas de Time, fotógrafo acreditado en la Casa Blanca y autor de muchas fotos inolvidables como ésta de Bill Clinton con Mónica Lewinsky, la famosa becaria de la Casa Blanca.
Cuando estalló el escándalo Clinton-Lewinsky, Dirck vio la primer foto documento que circuló de Lewinsky e inmediatamente se dijo, «yo a este rostro lo he fotografiado». El tema era cuando y donde. Confiando en su memoria se puso a buscar en su archivo personal hasta cuatro años para atrás. No encontró nada. En el archivo de la revista Time pusieron una persona a bucear entre unas cinco mil diapositivas que Halstead había realizado en los últimos tiempos, durante la primer presidencia de Clinton. Al quinto día encontraron la foto. En un acto con jóvenes militantes del partido Demócrata, Bill Clinton saludó a varios de ellos y allí estaba la imagen de la feliz becaria y el presidente cariñoso. Seis meses guardó Time ésta foto hasta el momento oportuno para hacerla tapa.
Una vez que se publicó, todas las agencias, canales y demás medios fueron a buscar en sus archivos la cobertura de aquel acto y aparecieron cientos de fotos e imágenes de video. Ninguna alcanzó 
la notoriedad de ésta, que no sólo es excelente si no que fue la primera que se publicó.
¿Por qué Dirck recordaba ese rostro y sus colegas de diarios y agencias, que fotografiaron a su lado, no lo registraron? Quizá por tener una memoria privilegiada. Él dice que se debe a que fotografiaba con película y sus colegas lo hacían con cámaras digitales. Era un momento de transición, era 1996. Dirck sostiene que las imágenes materiales, en este caso diapositivas, se recuerdan con mayor precisión. Habría que medirlo. Lo que a mi no deja de sorprenderme es con que diferencia de criterio se midió la «relación inapropiada» que mantuvo Clinton como presidente en ejercicio con una becaria, de 22 años, en la Casa Blanca, en relación al escándalo que suscitan las guarangadas de Trump con algunas mujeres.
¿Que diran mis amigas especialistas en el tema? Mi teoría dice que la candidatura de Hillary es el precio y la culpa de aquel perdón al pícaro Bill. También me gustaría saber qué piensa Dirck, que conoce algo del tema.
*publicado por Guillermo Canton, editor de la revista Contraste, en su perfil personal de Facebook.
