Herramientas antirrepresivas: una mirada feminista
Integrantes de la Coordinadora de luchas contra la precariedad, el empobrecimiento y la exclusión BALADRE (Cataluña, España), pasaron por Córdoba en agosto de este año. En suelo cordobés compartieron las luchas que llevaron a la calle a muchas organizaciones sociales en medio del clima de crisis actual. Las compañeras Mary Arrabalí y Nata Ayla, dialogaron sobre contextos, herramientas, y la propuesta de la coordinadora de “amnistía social” y su relación con la lucha feminista.
Haciendo un rápido repaso de las últimas luchas desatadas en continente europeo, ambas contaron cómo las leyes vigentes golpean fuertemente a las personas en lucha, así como la desproporcionada actuación de los cuerpos de seguridad del Estado.
“El 15M, las huelgas, las mareas y la ciudadanía en general han dirigido sus protestas contra las carencias que todas las personas padecemos y contra el sistema que las causa. Ante estas protestas ‘radicales’ el poder ha respondido con la represión social y política: Represión de las personas desposeídas y excluidas, y represión de aquellas que protestan”, señalaron.
Las libertades no hacen más que limitarse, el derecho a protesta queda lesionado y la posibilidad de luchar se restringen con cada legislación altamente represiva: Ley mordaza, reforma del Código Penal, Ley de seguridad privada. Es claro para esta organización que “los de arriba protegen el robo de los bienes comunes y el genocidio de los pueblos».
«Nos matan y cuando el pueblo responde lo reprimen; quieren que muramos en silencio”, remarcaron.
Mientras estas mujeres hablan, sus interlocutoras piensan en las similitudes que se viven a diario en Argentina. La pregunta siempre es la misma: ¿Qué hacemos con esto? Baladre tiene una propuesta: AMNISTÍA SOCIAL.
La propuesta
A partir de la crisis y el clima de efervescencia desatado, muchas personas fueron sancionadas por defender derechos básicos. De ser víctimas del sistema y de las consecuencias de sus crisis, pasan a la confrontación con la legalidad por razones políticas y humanitarias. “Mucha gente ha comprobado cómo nos han apaleado, identificado, sancionado, detenido y encarcelado”. El Estado ha defendido con todas sus herramientas a los responsables de la situación de emergencia social actual, a los perpetradores de “un genocidio de baja intensidad”.
La amnistía social es un reclamo de anulación de los supuestos delitos o infracciones de la ley “en contra de un saqueo común, de lo público, de lo que es de todas”.
“Una compañera del grupo feminista nos preguntó qué tiene que ver la amnistía social y el feminismo. No lo habíamos pensado. Nos tuvimos que sentar y pensarlo. Empezamos a reflexionar qué era para nosotras la opresión y represión”.
¿Cómo se relaciona esto con la cuestión de género?
El patriarcado configuró una forma de relación específica entre los géneros donde la diferencia biológica es transformada en desigualdad. A partir de esto, las compañeras plantean que “la represión hacia nosotras va mucho antes de la multa, de pagar dinero o la cárcel, sino que a todas las mujeres nos parieron ya reprimidas. Nos reprimen por ser y no por lo que has hecho. No hemos tenido que hacer nada para que nos repriman”.
Nos cuentan cómo las cárceles españolas, teniendo la misma configuración que la de otros lugares del mundo, se ensañan con las mujeres de un forma particular: en primer lugar, en todo el Estado español hay sólo una cárcel de mujeres, las presas no tienen acceso a espacios colectivos, no hay distinción por tipo de delitos, no tienen posibilidades de realizar talleres de capacitación.
“Es muy fuerte la presión y el maltrato psicológico al que someten a las mujeres. En el momento de parir tienen que elegir si el niño se queda hasta los tres años o se va ahí mismo. Es doloroso tanto si se queda o se va”, afirmaron. Si un hombre va preso, sus hijos quedarán a cargo de la mujer. Si una mujer va presa, los hijos quedan, en el mejor de los casos, al cuidado de una mujer que se encargará de las tareas de reproducción de la vida.
El planteo de amnistía es un interesante punto de partida para pensar cómo las propuestas que parecen coyunturales deben también comenzar a preguntarse por opresiones estructurales del sistema en el que vivimos, sistema que Baladre intenta transformar.