«El periodismo es un caballo caminando por la peatonal»
El escritor Abelardo Castillo cuestiona el culto a la inmediatez y asegura que los diarios se producen en base a desinformaciones. «No importa qué es lo ocurrido. Lo que importa es que haya ocurrido hace diez minutos», dice.
Por Revista Cítrica
Estábamos en su casa. Hablábamos de literatura, de su vida, del ajedrez, de sus pasiones. De pronto se nos ocurrió preguntarle qué piensa de nuestro oficio. Cómo ve al periodismo, cómo lo relaciona con la escritura. Si lo encuentra interesante, si en la prensa gráfica aún encuentra historias dignas de ser leídas. Si la información al instante que dan hoy los medios de comunicación le resulta interesante. Y Abelardo Castillo se largó a hablar y exponer una idea, que al contrario de muchas noticias tan inmediatas como insignificantes, merece ser leída:
«Sucede que lo inmediato sumerge a muchas cuestiones a un ostracismo editorial. Ocurre en todas las literaturas del mundo. Tenemos una relación tan grande con lo inmediato que, lo que no ocurrió hace diez minutos, da la impresión de que no ocurrió. Y no importa qué es lo ocurrido. Lo que importa es que haya ocurrido hace diez minutos».
Y no importa qué es lo ocurrido. Lo que importa es que haya ocurrido hace diez minutos
Un ejemplo de eso son los diarios. No importa qué sucedió, sino que esté la noticia de último momento. Y noticia de último momento pueden ser: la muerte del Papa; una corista que se acostó con un chancho; un tipo que le robó los anteojos a la madre y los empeñó; una violación; o un premio Nobel. No importa el nivel, el asunto es que haya ocurrido hace poco. Hay una corrupción del conocimiento, que es más o menos así: el conocimiento es lo que uno sabe, per sé, y por qué lo sabe. Puede ser por ejemplo: un poeta sabe lo que es la poesía. Va ser difícil que lo pueda explicar o que a alguien le sirva para algo esa idea que tiene de la poesía. Un poeta místico sabe lo que es la relación mística con la divinidad. Lo sabía Sor Juana, lo sabía Fray Luis de León, y eran grandes poetas.
Por otro lado, está el saber. Pitágoras, por ejemplo, sabía qué cosa era el teorema de Pitágoras. Pero él lo sabía, tenía el conocimiento. Al explicarlo, puede que nosotros no sepamos exactamente por qué el Teorema de Pitágoras es lo que es, pero sabemos cómo se demuestra. Y eso se llama saber. Y todo lo que tenemos es saber. Nadie sabe exactamente lo que pasó durante los días de la Revolución Francesa o la Revolución Rusa, pero lo hemos leído y tenemos un saber de eso. Para saber lo que pasó tenés que ser Lenin, o Trotsky, o los grupos de franceses, como los enciclopedistas, que armaron toda esa estructura. Es decir, todo esto no lo podemos conocer, pero lo podemos saber.
Después viene el tema de la información. Ahí entra buena parte de la prensa actual e internet. Vos podés estar informado de la cantidad de tribus que hay en Islandia (¡si es que hay tribus!) y de las cosas que no sabés el por qué ni el cuándo pasan, pero más o menos te vas enterando de lo que pasa. Eso sería la información simple. Yo recuerdo, en un ejemplo de este caso, que cuando estaba escribiendo El evangelio según Van Hutten busqué en mis casi cien libros de cristianismo y no podía encontrar el número de cristianos que hay en el mundo. Me encontraba con teorías sobre el cristianismo, en contra, a favor, los protocristianos… pero no podía encontrar esa cifra. Cuando me metí en internet, lo primero que me tiró fue ese número. Ahí deduje que hay cierto tipo de información que todavía sirve. Que no te agranda espiritualmente pero puede servir para que vos establezcas un nuevo conocimiento o un nuevo saber. Informar sobre algo a través de la información que vos ya tenés, pero ahí uno sabe qué es lo que está haciendo, en base a los datos que te da la información.
En verdad, el periodismo está hecho de desinformaciones
Pero más tarde llega la noticia. Que no es ni la información, ni el saber, ni el conocimiento. Y es que «ocurrió tal cosa». Y después viene la noticia de último momento. Que hace que importe mucho menos aquello que ocurrió, sino que haya ocurrido hace cinco minutos. Yo supongo que si pasa un caballo caminando por la peatonal Florida sale en todos los diarios. ¡Era el 25 de mayo! Sí, pero ese caballo pasó por Florida, viejo, justo cuando todo el mundo se estaba yendo de la Plaza. Y si bien a nadie le importa, el asunto es saber eso.
Y por último viene el rumor. Se rumorea que hay un escritor que es bueno, o que hay unos discos que tienen tal cosa, y etcétera. Y con eso es con lo que nos manejamos. Con la hez del periodismo, en todos los niveles.
No hay un periodismo bueno y un periodismo malo, hay un periodismo malo en general, que no es ni el saber y mucho menos el conocimiento, y ni siquiera la información. En verdad, el periodismo está hecho de desinformaciones. Y no estoy haciendo política de ningún color. Desinforma tanto Página 12 como La Nación. Es como esa orden que un general se la pasa al Mayor, éste al Coronel, y cuando llega al Cabo de Guardia, la orden es totalmente distinta. Había que invadir Checoslovaquia y el tipo dijo: ‘che, cuiden esas vacas’ «.
*Por Revista Cítrica