Los Ceos de la educación
La meritocracia, los organismos de crédito internacional y las empresas multinacionales vuelven a las aulas de la mano de Aprender 2016, un plan del Ministerio de Educación para evaluar a alumnos y docentes.
El 18 de octubre la mayoría de los alumnos no asistirán a clases. Apenas lo harán algunos para participar del Plan Aprender 2016. Pero no aprenderán absolutamente nada: perderán su nombre y apellido por un rato al recibir un número de identificación, deberán responder un multiple choice y serán evaluados, al igual que sus docentes y sus escuelas.
Según el Ministerio de Educación, el objetivo es avanzar en la “cultura de la evaluación del sistema educativo”. El 18 de octubre los maestros no enseñarán y los alumnos serán sometidos a pruebas que no tienen ninguna vinculación con su proceso educativo. Será el día en que finalmente la meritocracia, los organismos de crédito internacional y las empresas multinacionales vuelvan a las aulas: “Es la punta del iceberg de lo que se viene. Estamos hablando de concebir la educación no como un derecho social -como dice la ley nacional de educación- sino como una mercancía”, asegura a Cítrica Sonia Alesso, titular de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA).
La evaluación del Plan Aprender 2016 , según denuncian desde el gremio CTERA, desde la organización Tribuna Docente y directores y maestros de escuelas que prefieren hablar off the record, está diseñada para responder a las exigencias del mercado. Las pruebas tienen como modelo los PISA, unos exámenes que no son preparados por docentes ni personas del ámbito académico sino por empresas. “Lo que se está hablando en este tipo de organismos internacionales es sobre producir sujetos que tengan que ver más con la mercantilización que con el desarrollo autónomo.Estas pruebas estandarizadas proponen la creación de cuerpos dóciles para ser mano de obra barata”, explica Alesso. El objetivo soñado por los CEO: obreros que produzcan sin pensar y, mucho menos, rebelarse. Tampoco es casualidad que estas pruebas sean uno de los requerimientos que piden los organismos internacionales a la hora de brindar créditos. Amanda Martín, de Tribuna Docente, denuncia que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo solicita específicamente la realización de los exámenes PISA y Mauricio Macri recientemente solicitó el ingreso de la Argentina a ese organismo.
Una evaluación para no pensar
“A las ideas de Perón se las conoce cómo a) Paz armada b)Tercera posición c)Política del buen vecino d)Gran acuerdo nacional”, es un ejemplo de las preguntas que se tomarán en el Plan Aprender 2016, según puede verse en la web oficial del Gobierno de la Provincia de Córdoba. ¿Responder esa pregunta correctamente significa que el alumno entiende algo tan complejo y con tantos matices como el peronismo?
La modalidad de multiple choice que puede resolverse a través de la memoria y no da la posibilidad de que el alumno piense, haga reflexiones y saqué conclusiones propias, es otro de los grandes cuestionamientos: “Una prueba de opción múltiple no da cuenta de aprendizajes. Contestar bien o mal una pregunta con cuatro opciones de respuesta -y que encima están armadas en forma capciosa porque todas apuntan a un determinado error- no da la posibilidad de mostrar procesos. No hay preguntas de respuesta abierta, hay algo de comprensión de lectura pero no hay nada para evaluar escritura porque no se escribe: las respuestas son una x. No hay desarrollo de ningún tipo, ni de razonamiento de problemas en matemática ni de texto en lengua”, cuestiona una directora de escuela primaria.
“El sistema es muy limitado. Desde la concepción de la pedagogía, esto ha tenido muchos rechazos en el mundo académico y pedagógico. En los países más adelantados este tipo de pruebas ya hace rato han dejado de usarse porque se concibe a la evaluación como parte integral del sistema educativo”, expone Alessio lo que para el ámbito educativo ya está en desuso pero para los empresarios y CEOS resulta útil.
Mecanismos punitivos
Para la titular de CTERA, lo más grave del plan que el Ministerio de Educación quiere ejecutar reside en la cuestión punitiva de premios y castigos, que nada tiene que ver con la formación de los alumnos: “Se está pensando en concebir la evaluación como un fin en sí mismo y como un mecanismo punitivo que va reduciendo la participación de los docentes a meros comunicadores de las políticas que definen los tecnócratas en el Ministerio de Educación. Es una vuelta al pasado para nosotros. Esto no es nuevo, ya lo vimos. Fracasó en todos los países en que se intentó aplicar. En Chile, la reforma educativa -que por suerte está retrocediendo y que significó la privatización de la educación en todos sus niveles y modalidades- tenía esta lógica meritocrática, que concebía la educación no como parte de un proceso sino como de un mecanismo externo por fuera del ámbito educativo”.
«La presión es para las instituciones, no para los chicos”, confiesa una directora de escuela que teme que los resultados de los exámenes sean utilizados para establecer alguna especie de ranking sobre las escuelas de la zona y esa información no se utilice para reforzar la parte pedagógica. Alesso cree que efectivamente será así: «Pensamos que el objetivo de Educación es el famoso pago por mérito que han intentado en su momento implantar en Chile, y que no mejoró la calidad de la educación, sino que sucedió lo contrario». Para colmo los materiales han llegado tarde a las escuelas: “No hay tiempo de preparar a los chicos, en caso de querer hacerlo. La idea es que tienen que tener los conocimientos disponibles al momento de realizar la prueba pero la verdad es que no lo tienen disponible por haberlo estudiado en algún momento, hay que hacer un repaso para que puedan aplicar los contenidos”, se lamenta la directora.
Por otra parte, tanto desde la conducción de CTERA como desde docentes y directoras de escuelas públicas y privadas, hay un enojo con el gobierno por la suspensión de clases los días en que se realizará el Plan Aprender: “La prueba se toma con suspensión de clases porque los mismos docentes son los aplicadores. Dicen que los paros atentan pero entre las jornadas de reflexión y esto también se atenta, no está muy bueno”, afirma una maestra.
“Para evaluar a alumnos de un solo grado o un solo año desalojan a toda la escuela, es el mismo gobierno que se queja por los días perdidos de clase por los paros. De por sí es una situación incomoda para los chicos porque la evaluación debería ser parte del proceso”, agrega Alesso
“Además en cuanto a lo laboral, vulnera derechos de los trabajadores, ante lo cual hemos criticado cómo fue planteado el manual de aplicación que precariza las condiciones de trabajo, sobrepasa las obligaciones del trabajo docente, y establece que los directores y los rectores sean los veedores en las escuelas donde esto se va a aplicar. El Aprender 2016 precariza. Pone a los docentes como meros aplicadores de un modelo y no como parte de la construcción de un proyecto pedagógico, que es lo que nosotros sostenemos. No negamos la evaluación, entendemos que es parte del sistema educativo, pero no creemos que sea un dispositivo externo al proceso de enseñanza y aprendizaje”, concluye la titular de CTERA.
Fuente: Revista Cítrica