Una federación nada residual
Diez cooperativas de cartoneros, carreros y recicladores de basura de Córdoba crearon la Federación Cordobesa de Trabajadores del Ambiente. Reúnen unos mil trabajadores. Reclaman el reconocimiento de derechos laborales y de salud.
Cartoneros, carreros, recicladores de basura juntan fuerza en Córdoba. Uno de los sectores más marginados del mundo del trabajo decidió dar vida a la Federación Cordobesa de Trabajadores del Ambiente (FCTA), integrada por diez cooperativas, que incluyen a unos mil trabajadores organizados. Según datos que manejan desde este colectivo, el trabajo de este sector de la economía “permite que los municipios ahorren entre diez y veinte por ciento de presupuesto en enterramiento de residuos”.
No obstante, el reconocimiento en materia de derechos laborales (cobertura médica, seguro, equipamiento adecuado) para estos obreros es casi nulo. “Frente a una gran problemática ambiental urbana, hacemos un trabajo fundamental al recuperar, redistribuir y reinsertar material de los residuos. Ese es un aporte a la economía y al ambiente que hoy no es reconocido por el Estado”, señala Ana Reales, de la Cooperativa de Carreros La Esperanza, de la ciudad de Córdoba.
El 17 de septiembre pasado se oficializó la creación de la federación. Allí confluyeron cooperativas de Córdoba capital, Río Cuarto, Villa María y Deán Funes para cristalizar la expresión regional de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores (FACYR), adscripta a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).
Entre sus fundamentos, la federación propone que “se termine con el negocio corrupto y anti cartonero del reciclado en manos privadas” e impulsa “un sistema de reciclado público, cogestionado entre el Estado y las cooperativas”. Entre sus principales reivindicaciones, sobresalen: acceso a una obra social y seguro contra accidentes; incorporación de herramientas, maquinaria y vehículos; erradicación de la explotación infantil de la actividad; y pago de un precio justo del material reciclado.
Desde la Cooperativa La Esperanza, integrada por más de 300 personas, entendían que era imperioso articular con otros colectivos para fortalecer sus reclamos. Ana Reales lo explica: “En esta etapa es necesario tender lazos de solidaridad y hermandad para tener fuerza, más cuerpos. Es una apuesta en esta coyuntura donde los gobiernos nacional (Cambiemos), provincial (Unión por Córdoba) y municipal (Unión Cívica Radical) están jugando a separar a las organizaciones.” Para esta joven, “cartoneros, recicladores y todos los que están en este sector debemos estar unidos para disputarle el circuito a las empresas que hacen grandes negocios con la basura, contraponiendoles la economía popular y solidaria.”
Trabajo digno
El proceso de la Cooperativa de Recuperadores Urbanos de Río Cuarto es una referencia en la provincia. Desde hace un año que cuentan con un galpón donde han montado una planta de reciclado, y hace dos meses que pusieron a funcionar una compactadora. La actividad diaria está en permanente búsqueda de institucionalización. Ricardo Gianni, de la organización Educación y Acción Ciudadana, acompaña el proceso de la cooperativa. A partir de esa experiencia comparte que “es central dar los debates con el Estado”. En ese sentido, actualmente se trata en el Poder Legislativo de la ciudad un proyecto de ordenanza (ver aparte) que apunta al “reciclado con inclusión social”.
Para poder sentarse a discutir políticas para el sector, Gianni entiende que “es muy valioso unirse entre cooperativas” porque permite “potenciar estrategias de negociación, hacer seguimiento de precios de mercado, desarrollar e intercambiar tecnologías de trabajo”.
Gianni destaca que los municipios “hoy se ahorran entre un 10 y 20 por ciento de costo de enterramiento” gracias a este sector. “Si los carreros paran un mes, los intendentes tendrían que pagar ese porcentaje por las toneladas que no se recuperan”, ejemplifica y destaca que “eso es lo que se alcanza a reciclar sin políticas públicas que acompañen”. El referente de Educación y Acción Ciudadana remarca que “si se piensa en el cartonero como agente ambiental, hay un potencial impresionante para los municipios, que gastan entre 20 y 25 por ciento en el tratamiento de residuos”. Frente a “un problema socio-ambiental muy grave, que es crear y crear descartes del mundo del consumo, entendemos necesario dignificar el trabajo del cartonero, del ciruja, del carrero”.
*Por Leonardo Rossi