Colombia: Crónica desde los Llanos del Yarí
En el penúltimo día de la Décima Conferencia de las FARC-EP en los llanos de Yarí, Resumen Latinoamericano encuentra al guerrillero Luís del Bloque Oriental. Está leyendo el periódico ‘El Tiempo’ que ha encontrado en el piso de su campamento. El artículo en sus manos, de la mitad de Julio del año presente, concierne las negociaciones de la Habana y expresa sus perplejidades sobre las fuentes periodísticas de El Tiempo. En particular, en la página de El Tiempo, hay una tabla en que se enumeran las cifras de los integrantes de las FARC.
El miliciano lleva ya veinte años dentro la insurgencia, aunque observándolo, no supera los 40 años. Se integró a la guerrilla dejando la ciudad de Bogotá. Originario del barrio Bosa Centro, y con una formación secundaria, se vinculó a la organización para contribuir a la lucha revolucionaria. Su sueño era poder dejar huella en la transformación social de su país. En estos años ha mantenido un contacto bastante frecuente con sus familiares, a pesar de la gran distancia entre el Yarí y la capital colombiana.
Muestra una pequeña cicatriz en el brazo, resultado de un enfrentamiento armado en el cual participó. Todavía se sorprende en pensar en que a lo largo de sus veinte años dentro la organización, y más de doscientos combates en que ha sido protagonista, no haya sufrido mayores herimientos. En particular, se refiere a sus primeros años en la insurgencia, en que la juventud lo llevaba a mantener comportamientos más irresponsables.
En efecto, al comienzo se sentía invencible en los combates, no temiéndole a los bombardeos y a las incursiones. La lucha armada, para él, ha sido justificada por la exclusión del sistema político y la represión estatal. Sin embargo, en el momento actual, considera que el tránsito hacia la creación de un nuevo político va ser la nueva arma de los combatientes y desea seguir en la organización.
Hablando del proceso de paz, confiesa, emocionado, que vive con mucha expectativa el período actual y, sobre todo, los meses que vendrán tras la firma de los acuerdos en Cartagena de las Indias (26 de Septiembre). En efecto, en el período que se abre, se espera que los guerrilleros realicen el proceso de cedulación (para registrar su identidad y obtener la cedula de ciudadanía) y desde luego se concentren en las zonas veredales transitorias (Z.V.T.). Junto con eso se abrirá el proceso de dejación de armas. Cumplido este período, Luís, sueña poder ir a visitar a sus familiares en Bogotá.
Sin embargo declara no querer volver a vivir en Bogotá, por la magnitud de la contaminación del aire, pero también la visual y la auditiva. Esa fue también una de las razones por la cual se ‘fue al monte’ (expresión que se utiliza en Colombia sobre el proceso de vinculación a la insurgencia), porque quería vivir en armonía con la naturaleza, afuera de los vicios de la ciudad y en un ambiente más sano. Por esto, en el período sucesivo a la firma de los acuerdos, no quiere volver a la ciudad.
Inglés en la selva
En su formación secundaria tuvo la oportunidad de estudiar inglés y dentro la insurgencia ha venido dictando cursos de inglés a sus camaradas. Quisiera poder practicar más el inglés, sobre todo en conversación, con la guerrillerada, pero el nivel de sus alumnos no permite todavía una conversación elaborada.
Al término del período de dejación de armas, sueña con inscribirse a una carrera universitaria, en la Universidad Nacional de Colombia o en la Universidad Pedagógica Nacional, para poder perfeccionar el inglés y la pedagogía para poder formar a los cuadros y a la base social del nuevo movimiento político surgido dentro la insurgencia. Su deseo de estudiar y de formarse para dedicarse a la enseñanza para su pueblo es una de las primeras señales positivas para el posacuerdo.
*Por Giacomo Finzi para Resumen Latinomericano