¿Amiga de los pobres o promotora de la pobreza?
El domingo la Iglesia Católica declaró santa a Agnes Gonxha Bojaxhiu, más conocida con el pseudónimo de Madre Teresa de Calcuta.
Muchas veces “vendida” como ejemplo de amor al prójimo, incluso respetada por mucha gente que no profesa necesariamente el catolicismo pero que admira lo que cree conocer de sus obras por los más necesitados, la realidad indica que este oscuro personaje durante su vida fue amiga de dictaduras, militante antiabortista, férrea opositora a la educación sexual y a la divulgación de métodos anticonceptivos, y siempre funcional a los más poderosos responsables de la pobreza en el mundo.
Como esa vez que en la India había explotado una planta química de la multinacional Union Carbide, provocando en un primer momento 2.500 muertes (número que luego crecerá: se calcula que unas 8.000 personas murieron en la primera semana y otras 12.000 posteriormente, y que afectó a más de 600.000), y ella llegó inmediatamente al lugar, y antes que nada instó a los familiares de las víctimas a perdonar y, obviamente, a desistir de iniciar acciones legales o de cualquier otro tipo. “Perdonad, perdonad”, pidió a la gente.
También es acusada de mantener en condiciones desprovistas de toda dignidad a los pacientes de los caritativos centros de salud que dirigía en la India, incluso algunos hablan de “condiciones de tortura”. No son pocos los testimonios que mencionan pésimas condiciones sanitarias, de reutilización de agujas, de voluntarios sin preparación y de muertes evitables. Además, algunos denunciaron escándalos financieros en torno a las donaciones y como se administraban.
Pregonando el catolicismo más fundamentalista, justificaba la pobreza con el funcional discurso de la vida sencilla en la tierra como pase libre al cielo. Afirmó una vez que “hay algo muy bello en ver a los pobres aceptar su suerte, sufrida como la pasión de Jesucristo. El mundo gana con su sufrimiento”, demostrando ser más amiga de la pobreza que de los pobres, como decía su eterno detractor, Christopher Hitchens, de quien recomendamos su documental sobre el tema, “Ángel del infierno”.
La iglesia del “papa progre” la hizo santa. Que para ellos es como decir que es un ejemplo a seguir, un modelo de vida.
Nada que vaya a sorprender a nadie a esta altura, en especial teniendo en cuenta de qué institución hablamos y quién es verdaderamente Jorge Bergoglio, más allá de la lavada de cara que muchos parecen digerir sin contradicciones.
(*) Columna de opinión de Me lo contó un facho para la tinta.