Un disparo en la frente
Casi en el centro de la fotografía, un varón y una mujer caminan de frente. Él es Alfredo Yabrán. Usa short sin remera, habla y gesticula. Ella es su esposa, María Cristina Pérez, que viste una malla enteriza. Sonríe mientras mira hacia la derecha. Están en una playa de Pinamar. La imagen fue tomada el 16 de febrero de 1996 por el fotoperiodista José Luis Cabezas.
Por Redacción La tinta
Un tiempo antes, en 1995, el por entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo había dicho que Yabrán era el “jefe de una mafia enquistada en el poder». Hasta ese momento Yabrán era un personaje acostumbrado a moverse en la sombra. Tanto así que en algún momento había expresado «sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente”. Su cara nunca había sido publicada y dicen que él se jactaba de que ni los servicios de inteligencia tenían su foto. También cuentan que no daba casi entrevistas y cuando lo hacía exigía que fuera sin fotógrafxs. Se sospechaba que sus empresas eran una pantalla para el tráfico de drogas, armas y lavado de dinero.
Era la temporada de verano y Pinamar estaba llena de gente. Cabezas y su compañero Gabriel Michi, venían montando guardia para conseguir una imagen de Yabrán. Ya tenían algunas pero querían más. Entonces alquilaron una carpa en la playa cerca de él. Cuenta Michi que lo vieron pasar junto a su esposa caminando hacia el norte. Cuando la pareja volvía, María Cristina Robledo, esposa de Cabezas, fingió posar para su marido mientras él tomaba la fotografía que sería tapa de la edición del 3 de marzo de 1996 de la revista Noticias. Ilustraba una investigación escrita por Gabriel Michi sobre los negocios de Alfredo Yabrán en Pinamar.
Dicen que Yabrán enfureció cuando la imagen se hizo pública y culpó a sus custodios. A partir de ese momento, Cabezas y su mujer empezaron a recibir advertencias y amenazas de manera telefónica.
José Luis Cabezas tenía 36 años. Su cadáver fue encontrado el 25 de enero de 1997, en las afueras de Pinamar. Calcinado dentro de su auto, tenía dos tiros en la cabeza y las manos esposadas en la espalda. Alfredo Yabrán fue investigado como autor intelectual del crimen y su personal de seguridad fue imputado. Recién el 15 de mayo de 1998 se dictaminó una orden de arresto contra el empresario pero este se fugó y el 20 de mayo del mismo año se suicidó. Y lo hizo insistiendo en su determinación de mantenerse en la sombra: se disparó con una escopeta que le desfiguró el rostro.
* Por Redacción La tinta.