Andrea Echeverri: florecita rockera y ruiseñora
En algunas ocasiones pienso que como productora debo ser la pesadilla de los encargados de prensa de algunos artistas. Éste fue el caso.
Hace diez meses buscaba la nota para Subversiones, programa que conduce Pablo Ramos en FM Nuestra Radio. No era fácil, Aterciopelados había lanzando “Reluciente, rechinante y atercipelado” después de ocho años de ausencia de los escenarios y tenía una agenda apretada. Insistía por un mes, dejaba pasar un tiempo, no mucho, y seguía redactando mails y haciendo llamadas.
Pero la mala suerte tenía que tener un fin, así que un viernes -bendito seas por siempre- recibí un correo diciendo que había espacio y preguntándome cuál eran nuestros tiempos. Había todo el tiempo del mundo, o lo iba a haber en todo caso. Coordinamos y agendé la entrevista. Fui prudente, le avisé a Pablo y al operador pero no quería levantar mucho revuelo. Todo podía desmoronarse en un instante, tal vez surgía algo, no andaba el teléfono, se cortaba la luz o vaya a saber qué evento inoportuno se atravesaba en el camino. Estos son mis pensamientos fugaces hasta que no escucho la voz del invitado al aire. El lunes llegó y el acento colombiano inundó el éter cuando dijo: “¡Aló! Aquí estoy” .
Felicidad. Eso se siente. Pero se preguntarán por qué tanta emoción. Abajo les cuento por qué.
En los años 90′ Andrea Echeverri conocía a Héctor Buitrago, juntos, formaría Delia y los Aminoácidos en un antro nocturno en el barrio la candelaria de Bogotá. Ésta fue la antesala de lo que luego, en el año 1993, sería la banda más emblemática del rock colombiano: Aterciopelados. Desde ese momento, editaron discos como “Con el corazón en la mano” (1993) , “El dorado” (1995) que incluye clásicos como “Bolero falaz” o “Florecita rockera”, “La pipa de la paz” (1996) o “Caribe atómico” (1996) , entre otros.
En la actualidad y, después de un impás donde cada uno siguió con sus proyectos solistas, regresaron para lanzar un DVD+CD que compila canciones de todos los tiempos y que además, suma invitados como Macaco, Catalina García y León Larregui.
El disco fue definido conceptualmente por la banda como: “Reluciente pa que le guste a mi gente, rechinante pa que las canten, Aterciopelado que suave te consienta, y te deje encantando”. Echeverri habló sobre su relación con Buitrago y la incorporación de los temas solistas de ambos al repertorio de Aterciopelados: “Esa decisión la tomamos porque en la trayectoria de un artista suele dársele importancia a los éxitos, a lo que vendió, a lo que sonó en la radio y nosotros pensamos que no, que todo tiene mucho valor. El momento en que nos separamos fue muy muy interesante, muy chévere, a pesar de que hubo una pelea, dolor y tristeza la cosa sirvió para que cada uno se fortaleciera y aprendiera a hacer lo que hacía el otro.”
Además, adelantó la posibilidad de un nuevo material para el próximo año: “ La idea es que el otro año hagamos un disco nuevo, en vivo ya estamos tocando un par de temas nuevos. Hay uno que se llama “Mis piernas” (Echverri) y “Manifiesto colibrí” (Buitrago) ”.
Derechos Humanos
Echeverri es una mujer que habla de todo a través de la poesía de sus canciones. No se calla cuando la prensa le pregunta sobre el rol de la mujer en la sociedad o sobre la desigualdad que impera en el mundo y genera la opresión de los pueblos.
En sus palabras, define su música como “canciones ancestrales, ambientales, anti-bélicas, con una mirada neofeminista y anti-patriarcal». En el año 2008, Amnistía Internacional eligió el tema Canción protesta del disco Oye (2006) para participar de The price of silence (el precio del silencio), un himno a los derechos humanos. Formó parte además de campañas de concientización ambiental como el Referendo por el Agua y en rituales por la defensa del agua y el territorio.
Una canción insignia es “Mamitas”, un tema que compuso para el documental “Retrato de familia”, un film homenaje a las madres de Soacha que habla sobre los “falsos positivos”. Un escándalo que involucró a fines del año 2008 a miembros del ejército de Colombia y que provocó un fuerte repudio de la sociedad cafetera. Ese año, asesinaron a jóvenes y civiles que fueron presentandos como muertos en combate por el Ejército. A viva voz la ruiseñora canta:
Érase una guerra, érase un país
con historias negras y un futuro gris
Esa bruta guerra era un buen negocio
se apropiaba tierra, cultivaba el odio
y la octava plaga, plaga de la mala
nos ensordeció. Mató a mi Colombia, Soacha, tú yo
Se aprende defensa, se teje violencia
se invierte en armamento; no hay escuelas
no hay salud ni el alimento.
Todas somos mamitas y no queremos parir para
en esta guerra nuestros hijos ver morir
Todas somos mamitas y no queremos parir para
en esta guerra nuestros hijos ver morir…
Andrea siguió en la lucha. Cuando se cumplieron 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos participó del Primer Festival de Derechos Humanos en Colombia y expresó: “La celebración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es válida porque aunque no se están cumpliendo (los derechos humanos), existen” y finalizó con una reflexión: “Es una herramienta para que se cumpla, para que mejore la terrible realidad que se vive en muchas de partes del mundo. Es la tabla de salvación por la que todos debemos luchar”.
También se pronunció sobre el Proceso de Paz que se está llevando a cabo entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC): «Muchos colombiamos tenemos esperanzas y ganas de que las cosas cambien, unido a eso hay mucha incertidumbre. Las clases dirigentes de casi todo el mundo han probado serias incapacidades y también tendencias a trabajar por el beneficio privado y no por el colectivo».
Además, recordó: “En atercios estamos subiendo a las redes un recorte de canciones anti-bélicas que hicimos en el pasado, ese es el lugar desde donde nosotros podemos contagiar esas ganas de cambiar tanta bala por cosas más bonitas y constructivas”.
Cuestión de género(s)
Es una referente indiscutida de causas por la igualdad y el respeto hacia la mujer. Esta camino no se inició desde sus comienzos en la música, al contrario, fue definiendo su personalidad como compositora a medida que transcurría el tiempo y afianzaba su deseo de un mundo más justo.
En este sentido, es interesante referirse a “Ruiseñora”, su último trabajo discográfico como solista. Allí encontramos el espíritu feminista que tanto reivindica y contagia. Uno de los temas que compone el disco es “Florence”, inspirado en Conversaciones con violeta, una obra de la escritora francesa Florence Thomas -radicada en Colombia- y que contó con la participación de artistas que se unieron por una sola causa: derribar el machismo a través del arte.
“El respeto a la mujer entre todas hay que imaginar, construir e instalar
primero enamórate, pero de ti misma
construye un mundo propio
deja de ser el reflejo del otro
busca tu misión
entre mujeres hagamos conexión,
estudia y trabaja, lee a Florence y no uses faja
alimenta tu mente
se independiente económicamente
construye un mudo propio de todas tus fuerzas has acopio
mírate a ti misma a través de un nuevo prisma”. (Fragmento de Florence)
En la entrevista -fiel a sus convicciones- se refirió a propósito de la cosificación de la mujer: “Me parece que el asunto de la utilización del cuerpo de la mujer como imagen que mueve dinero, hacia un lado sobretodo sexual es difícil de parar».
Y además, propuso una pista para pensarnos desde otro lugar: “El asunto puede ir por una autoreflexión, que uno empiece a tener criterio y ser capaz de criticar, y de manera personal, escoger ciertas cosas”.
En el oficio de perseguir un testimonio, diez meses se traducen en veinte minutos. Terminó la entrevista. La mujer falaz se despidió. ¿Ya? Me desvela la fugacidad de los acontecimientos. Acto seguido, la radio zumba y me recuerda que el día continúa. La música acompaña al compás, como una forma de militancia, una declaración de principios y una trinchera necesaria.
Un día más, pensé que somos útopicos y rebeldes por naturaleza. Y Andrea Echeverri nos lo recordó muy bien.
Por Florencia Ogas.