Argentina-Chile y el hidrógeno verde: el partido que se juega en el estrecho de Magallanes 

Argentina-Chile y el hidrógeno verde: el partido que se juega en el estrecho de Magallanes 
27 junio, 2024 por Redacción La tinta

Por Agustín Sigal* para La tinta

La semana pasada, se desató una polémica diplomática entre Argentina y Chile por la instalación de paneles solares de la Armada Argentina en territorio chileno. El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto van Klaveren, consideró como “error de buena fe” el incidente ocurrido en el Puesto de Vigilancia y Control de Tránsito Marítimo Hito 1, que se inauguró hace un mes en Tierra del Fuego. Más allá de lo anecdótico que pueda parecer, el hecho pone de relieve tensiones históricas y nuevas disputas en la región austral, revelando un trasfondo geopolítico con intereses económicos cruciales para el futuro energético de ambos países, ligado al hidrógeno verde.

Expertos chilenos han criticado la debilidad diplomática en la posición de su país, señalando la gravedad del asunto dada por la pretensión de Argentina de compartir el control del tráfico marítimo (en la boca oriental) del estrecho de Magallanes, perteneciente a Chile, de acuerdo con el Tratado de Paz y Amistad de 1984 entre ambos países. Es decir, el hecho puede ser leído como un aprovechamiento solar de pequeña escala instalado por error a tres metros del otro lado de la frontera; o puede ser entendido como un signo de disputa de todo un extenso territorio de tierra y mar, para aprovechamientos eólicos gigantescos, y la soberanía sobre un paso de transporte marítimo estratégico en la exportación de energía, además del acceso al continente antártico. 

El estrecho de Magallanes, paso vital entre los océanos Atlántico y Pacífico, ha sido históricamente disputado por su valor estratégico y económico. La ubicación territorial ambigua del puesto militar en cuestión, a metros del límite reconocido por ambos países, refleja no solo disputas fronterizas, sino también la competencia por controlar esta vía marítima cada vez más relevante. La presencia de la jefa del Comando Sur del ejército estadounidense, Laura Richardson, en Tierra del Fuego y la región de Magallanes, con especial detenimiento en Punta Arenas; la manifestación de interés de China de construir un complejo portuario en el departamento de Río Grande, al lado de la frontera con Chile; el crecimiento inusitado en los últimos años del volumen de buques mercantes que cruzan el estrecho evidencian la creciente importancia estratégica de la región en el contexto global actual. 


Entre otras razones, el extremo austral emerge como un centro de interés internacional por su potencial de producción de hidrógeno eólico a bajo costo, debajo de los 2 U$S/kg H2. Este combustible, esencial para la transición energética global debido a su bajo impacto ambiental, ha captado la atención de inversionistas y gobiernos por igual. Empresas europeas, asiáticas y australianas lideran propuestas para establecer plantas de producción de hidrógeno verde en la zona, aprovechando su ventaja geográfica y abundancia de recursos renovables, principalmente energía eólica. 


Más allá de las perspectivas a mediano y largo plazo, el hidrógeno verde es un vector fundamental en el corto plazo para la producción de e-fuels (electro-combustibles o combustibles sintéticos). El proyecto HIF Cabo Negro, en el complejo industrial homónimo en Punta Arenas, tiene una inversión estimada de U$S 830 millones. Se encuentra actualmente en el SEIA (Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental) de Chile y se trata de la primera planta de e-fuels a gran escala en el país vecino. Para la ingeniería del proyecto, HIF Global seleccionó a Techint E&C.

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Por su parte, del lado argentino, el gobierno de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur presentó avances hacia la licencia ambiental y social para atraer inversiones en energías renovables e hidrógeno verde. El gdfobernador, Gustavo Melella, destacó el potencial eólico de la región. El costo de H2 para garantizar la viabilidad económica y competitividad a nivel global, se encuentra en el orden de magnitud de los proyectos planeados al otro lado de la frontera, alrededor de 2 USD/kg H2

El potencial del hidrógeno verde ofrece una vía hacia un futuro energético más limpio y sostenible. Sin embargo, aunque se espera que este vector a gran escala ayude a alcanzar las emisiones netas cero, su producción y transporte generan emisiones. La huella de carbono del pozo a la rueda, en la mayoría de análisis de ciclo de vida de energías renovables actuales, no tiene en cuenta la fabricación de componentes. El hidrógeno verde de bajas emisiones a gran escala requiere configuraciones de producción distintas a las planeadas hasta el momento, con reducciones sustanciales de emisiones a lo largo de la cadena de suministro. 

Más allá de esta digresión, de los obstáculos burocráticos, de los conflictos fronterizos y las relaciones diplomáticas tensas que está teniendo Argentina con sus vecinos, la visión de Magallanes y Tierra del Fuego como un polo de desarrollo sostenible parece permanecer intacta. ¿Se transformarán estas tensiones en colaboraciones estratégicas entre Chile y Argentina? Para beneficio de ambas naciones, los proyectos conjuntos de esta envergadura requieren diálogo continuo y resolución responsable de disputas territoriales.

Sin embargo, cabe preguntarse hasta qué punto sigue abierta esta ventana de oportunidades para el desarrollo regional de bienes y servicios, electrolizadores y tecnologías de captura de carbono (necesarias para la producción de combustibles sintéticos), el impulso a proveedores locales en la cadena de valor, la creación de empleo genuino, el crecimiento de las economías regionales.

Bajo las actuales políticas de desregulación extrema del mercado energético en Argentina, el hidrógeno verde tiene más chances de ser un mero vector financiero de exportación que un vector productivo de desarrollo, descentralización y transición ecológica sostenible. Con las posiciones extremas (intervención total del Estado o liberalización total al mercado), no es posible llegar a buen puerto. Para que el hidrógeno verde redunde en beneficios económicos para nuestros países y en beneficios ambientales para el mundo, para que no sea un commodity más en la concentración de poder a nivel global, es fundamental la cooperación, la creación de marcos regulatorios con puntos en común en las estrategias de hidrógeno y acuerdos bilaterales que pongan en el centro a la sociedad y a las comunidades de nuestros países hermanos.

*Por Agustín Sigal** para La tinta / Imagen de portada: A/D.

**Profesor de FAMAF, UNC. Investigador de Conicet.

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Palabras claves: chile, energía, Hidrógeno verde, Transición energética

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