Cartas desde Guatemala

Cartas desde Guatemala
4 noviembre, 2016 por Redacción La tinta

Federación de fútbol en crisis, intervención de la FIFA, del gobierno, viejos dirigentes furiosos. La foto de un paisaje que parece nuestro, pero no es.  El caso Guatemala debería encender las alarmas de Buenos Aires.

Imaginemos esto: una federación de fútbol de un país tiene una Comisión Directiva altamente sospechada de corrupciones varias con un presidente al que muchos acusan de mafioso. Cuando hablan de él en la tele, ponen la música de El Padrino y todo eso. En un momento pasa algo inesperado y esa comisión -liderazgo fuerte- se desintegra. Entonces la Federación entra en una crisis institucional profunda por la imposibilidad de designar una conducción. La FIFA envía veedores y nombra una comisión normalizadora para reformar los estatutos y dirigir la federación hasta que se hagan nuevas elecciones. Pero los viejos dirigentes de ese país -o sea, los mismos que habían votado a la dirigencia del supuesto mafioso- critican a los integrantes de la comisión normalizadora, quienes tienen un fuerte vínculo con el gobierno nacional.

dsc_8350Hasta acá, una foto conocida para el ojo futbolero argentino. Ok.

Pero hay un detalle: todo esto pasó en Guatemala. Y ahora la FIFA suspendió a la federación por rechazar una prórroga impuesta por el organismo internacional al mandato de la comisión normalizadora al frente de la Fedefut. Los empates entre el caso guatemalteco y el caso argentino sorprenden.

La cosa es así: en diciembre de 2015, el presidente de la Fedefut, el odontólogo (?) Bryan Jiménez -célebre por su adicción al alcohol, el Julio Humberto de allá- renuncia salpicado por el FIFAgate y acusado junto a otros miembros de la Comisión Directiva de asociación ilícita, lavado de dinero, arreglo de partidos, cobro de sobornos en la venta de derechos televisivos y otros delitos. Estuvo prófugo de la Justicia durante 40 días y cuando fue encontrado y llevado a tribunales en enero, parecía un espectro. Estaba absolutamente borracho. Una vez en Estados Unidos, se declaró culpable.

Quien quedó a cargo de la Fedefut fue Milton Mendoza -vocal de la CD y hombre del riñón de Jiménez, el Luis Segura de ellos- pero nunca pudo estabilizarse en el cargo por las internas desatadas tras la ida de Jiménez. Por eso, la FIFA designó una comisión normalizadora.

La presidenta de esa comisión es Adela Torrebiarte -la Armando Pérez de esta historia- quien fuera dirigente del club Cobán Imperial. Al igual que al presidente de Belgrano, hace poco más de una década le ofrecieron acercarse a la política. A diferencia de Pérez, Adela aceptó. Actualmente es Comisionada para la Reforma Policial de Guatemala. Tiene una gran cercanía con el presidente Jimmy Morales, tanto que en marzo Torrebiarte viajó a Estados Unidos a ver un partido de la selección junto José Manuel y Sammy Morales, hijo y hermano de Jimmy.

Stuardo Ralón es el Javier Medín de la comisión guatemalteca: abogado de largo recorrido en la actividad privada, es asesor de la Cámara del Agro de Guatemala. No tiene tanto recorrido en el mundo del fútbol.

Juan Carlos Barragán es el dirigente venido del interior profundo, así como Pablo Toviggino llega a la AFA desde la presidencia de la Liga de Santiago del Estero. Barragán fue directivo del Deportivo Marquense, del departamento San Marcos y presidente de la Liga Nacional entre 2003 y 2005.

Los otros integrantes de la comisión son: Hugo Maúl, economista de perfil técnico, y Roberto Aldana, polémico empresario de profusa carrera como contratista del Estado.

Al igual que la comisión normalizadora de AFA, la de la Fedefut aparece muy vinculada al actual gobierno de corte conservador y de derecha, que encabeza el actor y humorista Jimmy Morales, el cual ganó las elecciones basándose en el discurso de la antipolítica y prometiendo un cambio. Esta comisión normalizadora debía presidir la Fedefut hasta octubre, pero como no logró completar su tarea, la FIFA decidió prorrogar su mandato hasta julio de 2017.

Y en esta parte de la historia es cuando la Fedefut dio el paso que AFA todavía no dio.

El 26 de octubre, los dirigentes del comité ejecutivo de la Fedefut -que quede claro: los que habían elegido a Bryan Jiménez dos veces como presidente, los sibryanistas- reunidos en asamblea extraordinaria rechazaron por 34 votos contra 6 la prórroga del mandato de la comisión normalizadora y acusaron a sus miembros de violar los estatutos de la FIFA. Primo Corvaro -conocido nuestro, también llamado Primo Camargo según el diccionario maradoniano- informó a Zurich que los guatemaltecos habían desoído la disposición. Desde FIFA soltaron la cuerda de la guillotina con un comunicado que decía:

“Considerando las circunstancias, el Bureau del Consejo de la FIFA ha decidido suspender a la FEDEFUT con efecto inmediato. La suspensión no se levantará hasta que la asamblea general de la FEDEFUT ratifique la ampliación del mandato del comité de regularización —prevista hasta el 31 de julio de 2017— y adopte nuevos estatutos de la federación aprobados por la FIFA”.

Esta suspensión abarca a la selección mayor, juveniles, futsal, fútbol femenino y a los clubes participantes de torneos internacionales. Además, mientras dure la suspensión, los árbitros guatemaltecos no dirigirán partidos en torneos internacionales, ya sean de clubes o selecciones.

 Guatemala dio el paso que es el único que le falta a AFA para terminar de caer en el abismo de la vergüenza. Pero está claro que la AFA no es la Fedefut, que la ausencia de Argentina en un Mundial no es igual a la ausencia -acostumbrada- de Guatemala y que José Contreras -capitán y estrella de la Guate- no mide los millones que mide Lionel Messi. 

Si todo sigue como hasta ahora, a la FIFA le llegará el momento de decidir qué hacer con la AFA. Como pasa en la cancha, en los escritorios también tendremos que encomendarnos a que nos salve el 10.

* Por Gregorio Tatián para La tinta

 

Palabras claves: AFA, Fedefut, FIFA, Guatemala

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