
La sociedad argentina según La Nación
A veces, es incómodo hablar de la sociedad. Casi como si fuese vergonzoso sacarla del inconsciente y ponerla en palabras. Yo creo que para eso se inventaron los eufemismos. No es la empleada doméstica, sino “la chica que me ayuda”. No son pobres o marginales, o excluidos: son “humildes”. Un ministro de economía llegó a decir que publicar las cifras de pobreza “estigmatizaba”. Y a riesgo de caer en la moda intelectual, por momentos, es cierto que lo que pasa por debajo del radar de la palabra deja de existir. Ojo: claramente, las empleadas domésticas y los pobres están ahí, existen y son vistos por todos (muy a menudo, con temor y desconfianza). Lo que se vuelve invisible es la relación que los ata a ellos con los que pronuncian los eufemismos. Y si no hay relación, nadie tiene nada que ver con eso que se vuelve socialmente incómodo, como la existencia de grandes masas de la población en condiciones de pobreza. Por Gonzalo Assusa.