Joe Biden y el alma de Estados Unidos
Pese a los estragos causados por la desatención gubernamental frente al coronavirus, la carrera presidencial hacia la Casa Blanca ya tiene a sus principales candidatos.
Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta
Por primera vez, desde que comenzó su presidencia, Donald Trump se enfrenta a posibilidades reales de convertirse en el primer mandatario estadounidense en perder su reelección, desde que lo hiciera George W. H. Bush frente a Bill Clinton, en 1992. Al igual que el republicano texano en su momento, Trump venció una a una sus resistencias dentro de su mismo partido. Sin embargo, es probable que la crisis desatada por el coronavirus y la brutal caída de la economía empañe sus éxitos pasados a nivel de empleo y crecimiento. Esto, sumado a un Partido Demócrata unido detrás de la figura del moderado Joe Biden, algo impensado hasta hace algunos pocos meses, pueden llegar a provocar una derrota del magnate inmobiliario.
El demócrata aseguró que ya está preparando su equipo de transición de gobierno, mostrándose confiado en su victoria. Mientras el país tiene la tasa más alta de contagiados por coronavirus del mundo, la campaña presidencial se recalienta y los ojos del mundo se van poniendo sobre lo que pasará en los próximos meses en Estados Unidos.
“Devolver el alma de la nación” es el slogan de Biden, un hombre que, en muchos aspectos, es la contracara de Trump. Mientras que el actual presidente divide al mundo de manera adolescente entre ganadores y perdedores, el demócrata hace gala de todas las ocasiones en las que perdió y se levantó, algo que conecta muy bien con el ciudadano promedio. Estará por verse si le alcanza para convertirse en mandatario. Los antiguos contendientes en la carrera por la nominación demócrata, como Elizabeth Warren o Pete Butigieg, ya han expresado su apoyo a Biden. Entre ellos, el más sonado, por supuesto, fue el de Bernie Sanders, quien intentó buscar la nominación hasta último momento. El veterano senador de Vermont aseguró que su principal motivación ahora es sacar a Trump de la Casa Blanca y que nadie puede hacerlo mejor que el ex vicepresidente de Barack Obama. El último presidente demócrata también apoyó a su viejo compañero de fórmula en los últimos días, mostrando a un Partido Demócrata uniforme y sólido detrás de su candidatura.
Si triunfa, Biden, de 78 años, se convertiría en el hombre con más edad en llegar a la presidencia, por primera vez en la historia de Estados Unidos. De la misma edad que Trump, la vida del demócrata estuvo signada por grandes tragedias personales. Pocos meses después de haber sido electo senador por Delaware, a los 29 años, en medio de la debacle de su partido frente a Richard Nixon en 1972, su esposa e hija de un año murieron en un accidente de auto. Sus dos hijos resultaron heridos y juró la banca desde la habitación del hospital donde estaban recuperándose. Más recientemente, en 2015, su hijo Beau, una creciente figura del partido, murió a causa de un tumor cerebral a los 46 años. Debido a estas grandes pérdidas, el candidato demócrata logra conectar como pocos con su electorado. Sin tener un gran carisma ni ser un orador demasiado sobresaliente, la principal fortaleza de Biden es el mano a mano con sus seguidores.
En materia de política exterior, ha sido duramente criticado por haber apoyado, en 2002, la invasión a Irak del entonces presidente George W. Bush. Durante la década de 1990, fue uno de los dirigentes que convenció a Bill Clinton de utilizar la fuerza militar contra Slobodan Milosevic durante el conflicto de los Balcanes. Por ello, es considerado parte del sector más intervencionista del Partido Demócrata, del que tanto se ha querido despegar Bernie Sanders, pero también el que Trump ha atacado en numerosas ocasiones.
Biden ya intentó ser candidato a presidente en numerosas ocasiones, siendo la primera en 1988 y, luego, en 2008. En aquella oportunidad, tampoco logró hacerse con la nominación, pero fue elegido por Barack Obama como su compañero de fórmula. Cargo que desempeñó durante los ocho años de la presidencia del demócrata de Chicago. Allí, tuvo una posición crítica respecto de las decisiones de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, de aumentar la presencia militar en Afganistán.
Si bien el escenario es extremadamente volátil y cambia prácticamente día a día, la elección estadounidense del próximo martes 3 de noviembre se convirtió en una disputa que puede llegar a moldear parte del escenario global que venga pos pandemia. Si Trump logra reelegirse, sería una consolidación del anti-globalismo, las fronteras cerradas, un probable recrudecimiento de la guerra comercial y la pelea de Estados Unidos con China. En cambio, si Biden puede asestar un golpe sorpresivo, Estados Unidos iniciaría un proceso de reconstrucción institucional, o de “sanación”, como le gusta decir al demócrata, que, sin dudas, tendrá su correlato en el resto del mundo. Por lo pronto, se espera que sea una de las campañas presidenciales más sucias de las últimas décadas, especialmente, desde el lado republicano. Estará por verse cuál es la fortaleza de ese hombre de apariencia frágil, calmado y moderado, que ya conoce muy bien los pasillos de la Casa Blanca. De eso, en parte, dependerá su regreso a la plana mayor del poder político estadounidense.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta/ Imagen de portada: Reuters