Olga Acosta, militante política y barrial
Este lunes, falleció Olga Acosta. Gran referente en la lucha por los derechos humanos en Córdoba. En los setenta, militaba en las comunidades cristianas y, luego, en la Juventud Peronista, organización de superficie de Montoneros. Compartimos las palabras cercanas de un compañero de lucha de Olga: Vitín Baronetto, para Prensa Red.
Por Luis Miguel Baronetto para La marea
Conocí a Olga Acosta en 1971, cuando se formaron en Córdoba las “Comunidades Cristianas”. No se usaba aquí lo de “base”. Pero además eran más institucionales porque correspondían a parroquias de los barrios. Ella pertenecía a la de barrio Oña, donde vivió toda su vida. Allí estaban unos misioneros irlandeses. Y uno de ellos, el Padre Antonio Gil fue después a La Rioja con Mons. Angelelli.
Olga, que era catequista, concurría con un grupo de la parroquia a los Encuentros de Comunidades que se hacían en barrio Mirizzi, de la parroquia de Barrio Comercial y Villa El Libertador, donde yo vivía con el p. Víctor Acha y el Cura Vasco. De allí salió la protesta “por la carestía de la vida” que realizamos en julio de 1971 desde el Arzobispado de Córdoba, que tuvo mucha repercusión mediática como “Toma del Arzobispado”.
En esas actividades pastorales se conoció con Miguel Ángel “Chicato” Mozé, que era seminarista y con otro compañero colaboraban en la parroquia de Barrio Oña. Y surgió la relación que años después tendría como mejor fruto a Martin, su hijo. El Chicato abandonó los estudios eclesiásticos y se profundizó la militancia política, compartida con Olga y otras y otros de los y las jóvenes de la parroquia de Oña, que se incorporaron a la Juventud Peronista, estructura territorial de Montoneros.
El Chicato fue designado como Delegado Regional de la JP, y cuando se acentuó la persecución de las tres “A” tuvo que pasar a la clandestinidad. Olga siempre lo acompañó. Y su embarazo y parto no pasaron desapercibidos, aunque cuando nació Martin no pudieron inscribirlo con el apellido del padre, cuestión que pudo recuperar ya en tiempos democráticos, después de la dictadura, mediante el juicio de filiación.
Pero antes hay que decir que cuando el Chicato estaba preso en la UP1, en el pabellón 8 que compartíamos, Olga se las rebuscó para llevarlo a Martin de visita, hasta el 24 de marzo de 1976.
La historia reciente es más conocida. Al Chicato lo fusilaron en la primera tanda de presos políticos el 17 de mayo de 1976. A mi esposa Marta (Gonzáles de Baronetto), en la última, el 11 de octubre. Nos reencontramos con Olga en los primeros años de la democracia. Vivía en el mismo barrio, continuaba sus tareas barriales; y celebramos algunos cumpleaños con la presencia de sus hermanos que también eran militantes. Su Martin participaba en HIJOS, aunque buscando horizontes profesionales y laborales se estableció en España.
De manera más activa compartimos la constitución de la Comisión de la UP1, con familiares e hijas/os de los fusilados en la cárcel penitenciaria de San Martín, hasta llegar al juicio en el 2010, en la causa que se recaratuló como “Videla Jorge R. y otros”. Fue el único juicio en Córdoba en el que el otrora dictador fue condenado, junto al Chacal Menéndez y otros 30 asesinos, como autores de los homicidios de los presos políticos de la UP1. Fruto de la persistencia de familiares e hijas/os de la Comisión UP1 también se realizó en el 2017 el juicio a los Magistrados, cómplices de los asesinatos de los presos políticos de la cárcel de San Martin.
El último tramo del compromiso de Olga con la Memoria, la Verdad y la Justicia lo completó en la Comisión de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas, de Córdoba. El mejor reconocimiento que tuvo en vida fue ser elegida como una de las lectoras del documento de los organismos en la conmemoración del 24 de marzo.
Olga Acosta, que partió este 30 de marzo, como tantas otras y otros que lo hicieron antes, seguirán presentes entre nosotros/as, resucitadas/os en las nuevas luchas de nuestro pueblo por mayor dignidad y justicia, que fue la causa que abrazó en su juventud cuando se encontró con el amor de su vida, y supo proyectar en los diversos ámbitos de su larga militancia política.
*Por Luis Miguel Baronetto para La marea
Ex preso político, referente de derechos humanos en Córdoba