En la retaguardia: diario de la cuarentena en Venezuela

En la retaguardia: diario de la cuarentena en Venezuela
2 abril, 2020 por Tercer Mundo

Una periodista venezolana relata sus primeros días de cuarentena. El coronavirus y las medidas punitivas dictadas por Estados Unidos contra el país son los principales peligros que debe enfrentar la población.

Por Neirlay Andrade, desde Venezuela, para La tinta

Mi compañero está leyendo La Peste; no por esnobismo, simplemente la pandemia lo sorprendió con el libro en la mano. Seguramente ya ha corrido mucha tinta sobre esta novela en estos días de confinamiento, aunque hay escritoras como Elena Poniatowska que consideran esta recomendación de lectura “un pésimo consejo”. Que me disculpe doña Elena, pero ya he vivido gran parte de mi vida de forma inapropiada para estar con miramientos en medio de este desconcierto global; así que hojeo algunos pasajes y me encuentro con la forma que plantea Albert Camus para “conocer una ciudad”. El modo “más cómodo -dice- es averiguar cómo se trabaja en ella, cómo se ama y cómo se muere”. Dejaré de lado las lides del amor; el 26 de marzo falleció la primera persona de Covid-19 en Venezuela. Conozcamos pues cómo trabajamos y cómo se muere acá.

El salario de los venezolanos fue aniquilado hace mucho; así que la relación con el trabajo de la mayoría de los empleados públicos es no menos que tensa. La respuesta gubernamental ha sido la bonificación del ingreso a través de unos desembolsos mensuales con nombres que transitan entre feriados y llamados patrióticos (“Bono de Carnaval”, “Bono de la Lealtad”), pero que no tienen ninguna incidencia en las prestaciones sociales. En este escenario, ir al trabajo es una forma activa de espera. Quizás los más jóvenes sean propensos a romper con este círculo vicioso y se aboquen al glamuroso mundo del “emprendimiento” (palabra favorita de los apologistas del neoliberalismo para embellecer la precarización laboral).

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Antes de que el virus recorriera oficialmente las calles de la capital, otro terror cobró cuerpo: el alza de precios. Es cierto que los venezolanos hemos padecido en los últimos años subidas de precios hasta de dos veces por día, pero confieso que todavía no he perdido la capacidad de asombro al ver que una cadena farmacéutica cierre sus puertas por unas horas y a la vuelta hayan remarcado precios, o peor aún: escondan los productos por un par de días para que -en medio de una zozobra generalizada- paguemos “lo que sea” para proteger a nuestra familia de la catástrofe que se vaticina.

A mi prójimo no le pongo la otra mejilla; corro el riesgo de que exija pago por la bofetada.

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¿La catástrofe ya fue? Son dos las claves del ministerio de Salud para enfrentar el virus: cuarentena social y lavarse las manos. ¡Que alguien se lo diga a la ministra de Aguas! Hay zonas de la capital y sus alrededores que pasan al menos una semana sin el suministro. Es morboso ver cada tantos minutos mensajes en TV explicando cómo lavar las manos y que ni de casualidad caiga una gota de tu grifo. Por esto, y por el silencio atronador imperante en torno a la situación del sistema de salud nacional, es que todos esperaban (¿algunos deseaban?) una catástrofe en Venezuela. Por lo que apuntan los informes oficiales, aquí no será el fin del mundo. Así que seguiremos en este sálvese-quien-pueda permanente en el vivimos.


Venezuela fue el primer país de la región que decretó cuarentena nacional; el centenar de casos está en la órbita de vuelos provenientes mayoritariamente de Europa y otros países. Medidas de protección para empresarios, comerciantes y trabajadores han sido decretadas. Puentes aéreos provenientes de China y Rusia con miles de test y kits para personal médico son televisados, a la vez que seguimos el conteo de fallecidos en el “primer mundo” y pensamos: quizás la catástrofe ya fue y no nos dimos cuenta.


Aislamiento y asedio. Los psicólogos y hasta el presidente de la República han recomendado llevar el aislamiento con humor. Tales consejos sobran en este pueblo acostumbrado a las adversidades y al “bochinche”: hay un meme circulando por las redes digitales en el que se ve a una mujer sonriente, sentada y alzando su cerveza en señal de ¡salud! La leyenda reza: “Los venezolanos viendo al resto del mundo enloquecer por el desabastecimiento, las fallas en los servicios públicos, las devaluaciones repentinas y la sensación general de que el Apocalipsis se acerca”.

En efecto, hemos descendido al noveno círculo del infierno y regresamos: nuestro Apocalipsis se llamó “sanciones”. Pero ese nombre no le hace justicia al asedio permanente que el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea han mantenido contra nuestro pueblo. Se suele decir que los gringos decidieron acabar con el “proyecto bolivariano”, pero no es cierto: el imperialismo ha decidido liquidar a Venezuela, volvernos un no-país o, como dicen los especialistas, “un Estado fallido”.

Estas frases propias de la prensa encubren la realidad de miles de hombres y mujeres que padecen situaciones inhumanas, agravadas por una administración que sigue apostando sus cartas a “burgueses revolucionarios” y “empresarios patriotas”. Mientras, del otro lado de la mesa hay un gobierno imaginario presidido Juan Guaidó, “reconocido por un centenar de países”, y que dispone de activos y recursos que han sido arrebatados a los venezolanos por su propio bien. Se cierra el telón y la obra se titula: ¿Democracia?

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Hollywood nuestro de cada día. En estos días de confinamiento (me gusta decir físico y no social) se ha desatado una cruzada de recomendaciones de lectura y películas para ver en casa. El gobierno gringo naturalmente ha optado por apelar al género estadounidense por excelencia: el wéstern.

En una escena digna de un film de los hermanos Cohen, el Fiscal General de Estados Unidos puso precio a la cabeza del presidente Nicolás Maduro y otros funcionarios del gobierno venezolano, acusados de narcoterrorismo.

En la lista de señalados también hay otros personajes ajenos al chavismo, como el Mayor General (r) del Ejército, Clíver Alcalá, quien no se puedo ceñir a las reglas del género cinematográfico yankee, y condimentó la trama con un poco del melodrama latinoamericano (sin dejar de lado el componente del cine acción).

Alcalá volvió a la palestra pública hace unos días con una entrevista de radio, en la que admitió que coordinaba el traslado de un arsenal de armas desde la frontera colombiana para librar una nueva cruzada democrática en suelo venezolano. Este Captain America también contó que coordina campos de entrenamiento paramilitar en la nación neogranadina. Por supuesto que la gloria no la lleva solo: Alcalá aseguró que en esta titánica batalla por la liberación de Venezuela lo acompañan “asesores estadounidenses”, y ¿adivinen quién? El “presidente encargado” Juan Guaidó.

Algunos apuntes para el tráiler: Un país asediado / un virus mortal / expediciones libertarias…

¡Si nos van a rescatar que sea en 3-D y con Uma Thurman, por favor!

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*Por Neirlay Andrade para La tinta / Foto de portada: Marcelo Volpe

Palabras claves: coronavirus, Estados Unidos, Venezuela

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