La comuna de Tinoco está ubicada a unos 50 km al noreste de la ciudad de Córdoba y allí se encuentra el último bosque nativo bien conservado de la zona: unas 800 hectáreas de superficie que conforman un relicto que protege árboles centenarios, entre ellos, ejemplares de quebrachos blancos, algarrobos y otras especies de la flora nativa. También, una muestra representativa de la fauna silvestre que habitó gran parte de la provincia.
Esta porción de bosque nativo pudo esquivar la acción de las topadoras gracias a la protección que le brindó su legítimo dueño, Don Miras, un campesino que evitó el desmonte manteniendo el lugar como fundamento para su vida, durante años.
Actualmente, el monte nativo de Tinoco se encuentra rodeado de cultivos intensivos, lo que provocó la pérdida de parte de su superficie a manos de sucesivos desmontes. Incluso en octubre de 2017, el propio gobierno cordobés ordenó desmontar decenas de hectáreas en el interior de este bosque con el argumento de generar un canal para que desagüen las aguas del río Carnero y así evitar que se inunden los campos colindantes.
En el bosque, codo a codo
Con el apoyo de científicos de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el CONICET, sumado a la colaboración de la Dirección de Bosques de la Secretaría de Ambiente provincial, finalmente lograron realizar la inscripción de esta tierra como bosque protegido, con Categoría Uno (Roja, de máxima protección) de la leyes de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos. Esto significa que el campesino que resguardó el bosque será beneficiario de pagos por servicios ambientales para seguir conservándolo, desde ahora, con el reconocimiento oficial del Estado.
Ello implica, además, que el bosque nativo de Tinoco deberá ser protegido a perpetuidad con la máxima categoría de conservación, independientemente de los cambios de titularidad o de dominio que puedan ocurrir con el tiempo, y de los intereses que puedan tener sobre esa tierra empresarios o gobiernos de turno.
Piden que sea reserva provincial
“Si bien se ha dado un paso importante para salvar al último bosque nativo bien conservado del centro de Córdoba, dado el valor comercial que posee la tierra donde se encuentra y la presión para que se destine a otros usos, su protección definitiva debería garantizarse mediante la creación de una Reserva Provincial. Esto le otorgará el cuidado especial que merece, con personal técnico que controle las actividades de tala y caza ilegal, a la vez que se fomente la educación ambiental con la comunidad local y escuelas de la región, para que puedan conocer un sitio representativo de nuestros casi extintos bosques chaqueños de la región”, afirman Mariana Pereyra y Pablo Huais (IMBIV CONICET-UNC) junto a Lucila Castro, Ernesto Verga y Fernando Barri (IDEA CONICET – UNC), miembros del equipo de trabajo que anunció hoy, una importante batalla ganada, marcando el camino para la protección de los bosques nativos en Córdoba.
*Por Sala de Prensa Ambiental. Fotos: Lucila Castro.