#Orgullo2019: no vivimos de banderitas de colores
Este sábado es la XXVIII Marcha del Orgullo en Buenos Aires y estará llena de consignas políticas. ¿Por qué la comunidad LGBT+ elige hablar de Economía, Salud y Ciencia?
Por Matias Máximo para Cosecha Roja
Si quieren comer una bandera con los colores del orgullo es posible que se atraganten: la tela es baja en nutrientes y de difícil digestión, se atora y es imposible que salga. Lo mismo va a pasar si quieren usar la bandera para hablar del derecho a la salud, a la educación, a la no violencia o a la inclusión laboral. La bandera sola no garantiza nada.
En cuatro años de gobierno las políticas de Mauricio Macri no sólo significaron estancamiento para la inclusión de personas LGBT+, sino que los recortes presupuestarios impactaron en muchas de las políticas que ya se habían conquistado. La deuda que tomó del FMI es de 55.000.000.000 de dólares y nos dejan 9 Ministerios menos. Salud, Ciencia y Tecnología, Cultura, Energía, Agroindustria, Turismo, Ambiente, Trabajo y Modernización se convirtieron en secretarías de otras carteras.
Áreas pioneras en dar cupo a personas LGBT+ como el INADI, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos o el Ministerio Público Fiscal fueron perseguidas y vaciadas con despidos. El CONICET, donde se producen saberes que aportan narrativas LGBT+ a la historia oficial, sufrió una campaña de ninguneo constante, con especial saña y vaciamiento en los estudios dirigidos a las ciencias sociales que fueron considerados prescindibles.
Esta exclusión económica generó exclusión social y la única teoría del derrame que nos queda es la de la violencia: en las calles, en los bares, en donde quieras el discurso del odio y venganza que promulgaron empezó a tener eco en situaciones que se creían aplacadas. Le venden al mundo que ya somos el país gayfriendly para el turismo pero acá los golpes y las muertes se multiplicaron.
Quisieron robarnos la fiesta con el aumento de las tarifas y el desprecio hacia los puntos culturales. Desde inicios de 2016 las subas acumuladas son en promedio del 3.624% en electricidad, de 2.401% en gas y de 1.025% en agua potable. Si un comercio pagaba por ejemplo $10.000 de luz, ahora paga $350.000 ¿Cómo puede sobrevivir así la cultura? Los teatros, bares y clubes que resisten tuvieron que aumentar tanto el valor de sus entradas y productos que salir a encontrarse, abrazarse, bailar y pensar en comunidad quedó reservado a un consumo de lujo.
Dejar la administración del Estado a un grupo entrenado en el ámbito privado que sólo busca rentabilizar las vidas se vuelve mortal a corto plazo. En áreas que no pueden esperar ni un día -como Salud- respondieron con “demoras administrativas” en varias oportunidades. Hubo demoras administrativas en 2017, 2018 y 2019 en la compra de reactivos para los análisis y el tratamiento de vih, sífilis y otras ETS. La última negligencia es reciente: proyectaron mal el costo/inflación de hormonas para personas trans y algunos tratamientos ya quedaron con faltantes. Ni hablar de producción nacional de medicamentos o inversiones para investigar y encontrar curas. De eso cero.
Podrían haber reglamentado la Ley de Cupo Trans en la provincia de Buenos Aires e imitarla en Nación, pero en cuatro años no lo hicieron. O buscar atajos para que la Educación Sexual Integral llegara a todas las escuelas -incluso las religiosas que financia el mismo Estado- y se refleje en menos violencia. Pero eligieron hacer un protocolo específico para el momento en que la policía detiene a personas LGBT+, impulsado por el Ministerio que más creció en personal y recursos: Seguridad.
Así las prioridades quedaron a la vista y lo que queda es una deuda económica que va a llevar años de recuperar, además de un discurso de odio en todas las capas de la sociedad que es necesario deconstruir urgente.
Este 2019 vamos a marchar con una alegría especial porque el gobierno de turno se va. Pero también atentxs y cargadxs de información para lo que venga, porque la experiencia marca que a los derechos conquistados hay que defenderlos. La marcha una vez más será orgullosamente política porque no puede ser de otra forma, porque Economía, Salud y Ciencias no pueden separarse de sexualidad, deseo y fiesta.
Por un país sin violencia institucional ni religiosa. Basta de crímenes de odio.
Las subconsignas son «con la ESI no se metan: Aplicación efectiva de la Ley de Educación Sexual Integral con perspectiva de género, diversidad y no binaria – Aborto legal, seguro y gratuito para personas con capacidad de gestar. Producción pública de misoprostol y mifepristona – El ajuste en salud mata. Basta de faltantes de medicamentos. Exigimos una nueva ley de VIH – Separación política, económica y simbólica de la Iglesia y el Estado – Basta de genocidio trans/travesti – Ley integral trans ya *Basta de Racismo, Xenofobia y Sexismo – Nuestros besos no son delito. Basta de lesbo-odio, violencia y discriminación. Absolución para Higui y Marian Gómez – Respeto a la diversidad corporal. Basta de imposición binaria y gordofobia. No a la normalización de cuerpos e identidades intersex – Por un ámbito deportivo diverso respetuoso de las identidades – Les no binaries existimos. Basta de binarismo administrativo e institucional – Visibilidad y despatologización de identidades asexuales y no binarias – Ni confundidxs ni en transición. Orgullosamente bisexuales y pansexuales – Por la despatologización de las infancias y adolescencias trans. Amor en las familias y en todos los espacios de crianza – Fuera FMI – Por los derechos sociales y laborales de lxs trabajadorxs sexuales – Derogación de los Códigos Contravencionales – Reforma de la ley de trata que criminaliza el trabajo sexual – Trabajo para todes sin discriminación ni precarización – Legalización del autocultivo y consumo de marihuana. Despenalización de la tenencia simple de drogas – No a la persecución política. Libertad a Milagro Sala, Daniel Ruiz y todxs lxs presxs politicxs – El BDSM y las prácticas sexuales alternativas no son violencia. Basta de prejuicios».
*Por Matias Máximo para Cosecha Roja.