No fue el fuego, fue el Estado: memoria y justicia para las niñas de Guatemala
El 12 de septiembre, el gobierno nacional de Guatemala quitó, de manera autoritaria, el altar que honraba la memoria de las 41 niñas incineradas en el «Hogar (in)Seguro Virgen de la Asunción», instalado en la Plaza de la Constitución de la capital. Seis días después, jóvenes, niñas, activistas, feministas y personas de identidades disidentes se convocaron para reconstruirlo a través de una ceremonia maya.
Por Huayra Bello para La tinta
“Acuerpamiento espiritual, político, feminista comunitario territorial en el espacio simbólico para visibilizar el duelo político de la memoria en dignidad de las 41 niñas calcinadas y las 16 sobrevivientes del 8 de marzo del 2017. Denunciando al estado guatemalteco: No fue el fuego, fue el estado femicida”.
Lorena Cabnal
El 8 de marzo de 2017, Guatemala sumó una página más de historia a su grueso libro de terrorismo de Estado. El gobierno del presidente Jimmy Morales, a través de una orden ejecutada por autoridades de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia y agentes de la policía, mandó a encerrar en un cuarto del Hogar Seguro Virgen de la Asunción a 56 niñas y adolescentes. Ellas se habían amotinado ante las múltiples formas de violencia que padecían y en reclamo de sus derechos. La respuesta institucional fue, una vez más, la violencia, 41 niñas murieron calcinadas y 15 sobrevivieron a las llamas en un cuarto de 50 metros cuadrados.
El 12 de septiembre pasado, el mismo gobierno nacional, a través de una orden ejecutada por el Ministerio de Cultura y Deporte, quitó el altar que honraba la memoria de las 41 niñas que murieron incineradas en el Hogar (in)Seguro Virgen de la Asunción, instalado en la Plaza de la Constitución de la capital guatemalteca. Seis días después, jóvenes, niñas, activistas, feministas y personas de identidades disidentes se convocaron para reconstruirlo a través de una ceremonia maya, con el fuego del día 866 I’Q, uno de los 20 Nawales del Tzolkin calendario Maya, signo que representa la energía del viento, propicio para celebrar ceremonias.
Guatemala es el segundo país de América Latina y el Caribe con mayor índice de feminicidios luego de El Salvador. Además, el embarazo forzado en niñas y adolescentes es una problemática que va en aumento. El Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR) reportó que, de enero a junio de 2019, se registraron 66,042 embarazos en niñas y adolescentes en edades entre 10 y 19 años.
Sumado a este contexto de violencia, en la actualidad, la derecha fundamentalista gobernante está impulsando la aprobación del proyecto de Ley 5272 de Protección para la vida y la Familia. Un conjunto de leyes que pretenden restringir los derechos de la población guatemalteca, particularmente, en el plano del derecho a la salud sexual de las mujeres y del reconocimiento a una vida sin violencias por parte de los colectivos LGBTIQ+.
A dos años y seis meses de la masacre, los reclamos por justicia no cesan y la lucha incansable de madres y organizaciones feministas le da batalla al olvido institucional de un estado patriarcal.
*Por Huayra Bello para La tinta.