Cuerpos, barbijos y coaliciones

Cuerpos, barbijos y coaliciones
23 agosto, 2019 por Redacción La tinta

“Agosto: Esperamos la sentencia. Para nuestros cuerpos no hay más tiempo. Justicia Ambiental Ya”, declara un pasacalles frente a Tribunales Federales. Es martes 20 de agosto y, una vez más, las vecinas de barrio San Antonio se concentran allí, acompañadas de diversas personas y organizaciones. Madres, abuelas, vecinos, indios, estudiantes, militantes, investigadores y artistas capean el frío para sumar sus voces y sus luchas al reclamo contra la contaminación e ilegalidad de Porta Hnos.

Por Medionegro

Martes 20 de agosto, 10 de la mañana. En la explanada de Tribunales Federales, hay una veintena de personas capeando el frío con mates y abrazos. Las banderas del Grupo de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo y de PORTA MATA Y CONTAMINA ondulan tensadas entre los postes de luz de la vereda. Atravesando las escaleras de tribunales, otro pasacalles sujetado con largos hilos rojos declara: “AGOSTO: ESPERAMOS LA SENTENCIA. Para nuestros cuerpos no hay más tiempo. Justicia Ambiental Ya”.

Va llegando gente, nos saludamos, nos preguntamos cómo estamos. El Demi de Perro Verde da unas vueltas en rollers entre la gente, hoy no está con los equipos de sonido, pero trajo su guitarra. Saludo a Silvia Cruz, vecina de San Antonio afectada por la empresa PORTA. Me cuenta que estuvo en el Chaco, que conoció luchadoras ambientales wichís, que acá tienen que estar atentas a la exposición, pero que allá tienen que tomar muchas precauciones para que no las maten. Muchas veces, sus esposos son los que las entregan por un poco de vino. Y en los hospitales, me dice abriendo grandes los ojos, les quitan a sus bebés, les dicen que, por ser indias pobres, no pueden cuidarlos y se los quitan así nomás. Y el agua que toman, me dice, hacé de cuenta que es del color del café. Pero hay una ONG que las está ayudando a construir cisternas para juntar agua en las épocas de lluvia y están armando una radio, tenemos que ver cómo hacer para articular. ¿Y ustedes en la casa?, me pregunta. ¿Ya recuperaron los equipos? Podemos ver cómo hacer para ayudar. La generosidad y tenacidad de las vecinas de San Antonio me conmueve.

Un policía se nos acerca y, antes de que hable, Silvia le dice: “¿Qué pasó hoy que no hay vallas? ¿Dónde vamos a colgar nuestros carteles ahora?”. El policía sonríe, Silvia le sacó la ficha y descolocó con la ironía. Unos minutos después, los largos hilos rojos ceden y el cartel queda apoyado en el piso frente a las escaleras. Una ironía y una sonrisa son suficientes para pasar el amargo de una pequeña necedad.

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Foto: Colectivo Manifiesto

Norma Herrera, del Grupo de Madres de Ituzaingó Anexo, toma mates con dos chicas, me acerco a saludar, le pregunto por Vita y Chavela (es raro que no estén). “Les agarró el vejestorio”, dice Norma riendo pícara como siempre. Vita estuvo internada la semana pasada y hoy está deprimida, quiere mandar todo a la mierda. Chave está un poco mal también, no viene porque le duele el brazo (algo que puede parecer pequeño, luego de sobreponerse a tres cánceres y otras tantas cirugías), pero qué se les puede decir.

Se sigue acercando gente, llegan de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos. Alguien prueba un micrófono, el sonido sale de un parlante-carrito parado en las escaleras de Tribunales.


Silvia y Norma toman la palabra, la gente hace un semicírculo alrededor y comienzan a ponerse barbijos. Ya van tres años de espera, el juez Hugo Vaca Narvaja prometió una sentencia para agosto y aún estamos esperando, nuestros cuerpos siguen enfermando, dice Silvia con su voz dulce y clara de maestra de biología.


Norma toma el micrófono. Con su modo simple y concreto (a Norma no le gusta mucho hablar en público), denuncia las muertes, enfermedades y nacimientos que nunca fueron. Antes de hablar, repartió unos volantitos donde exponen la indignación ante la falta de respuestas por parte de las autoridades. La Causa Madre fue presentada en 2002, antes que prescriba en el 2012, se presentan como nuevos querellantes. En diciembre de 2014, se eleva a juicio. El legajo estuvo rebotando por distintas cámaras de la Justicia, pero todavía no hay fecha de inicio ni atención médica para los casos. Norma se da vuelta, le da la cara al cordón policial que separa a la gente de los Tribunales y grita: “Esta ama de casa les va a enseñar a proteger la salud y la vida”.

Toma el micrófono la gente de la Mesa de Derechos Humanos, sus pañuelos blancos dicen: “Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas en Córdoba. Memoria, Verdad y Justicia”. Comentan los vínculos de las luchas, los atropellos a los Derechos Humanos, el genocidio y la responsabilidad del Estado para con los desaparecidos de ayer y las muertes de hoy. Los casos de afecciones ya son evidentes (basta escuchar los testimonios de las vecinas en la audiencia contra PORTA) y las autoridades permanecen indolentes. No es menor el gesto de la Mesa. Es la primera vez que, desde este espacio, toman la palabra y se posicionan públicamente en la lucha de San Antonio e Ituzaingó Anexo.


¿Veremos los pañuelos blancos de las madres y abuelas junto a los de estas nuevas madres y abuelas en las próximas concentraciones? El juez Vaca Narvaja es reconocido por sus vínculos con los Derechos Humanos, ¿comprenderá también él estas conexiones?


Toma la palabra uno de los veintisiete estudiantes procesados por la protesta estudiantil de 2018. Denuncia la complicidad de la Universidad, esa que está a unos pocos metros de nosotros. Hoy, en sus aulas, se reproduce el modelo de contaminación, saqueo y muerte que están sufriendo las vecinas. Marcelo Conrero, uno de sus grandes responsables, es parte de la gestión actual y quiere posicionarse como próximo rector. El juez que sentenció a lxs estudiantes es también Hugo Vaca Narvaja. De nuevo, el absurdo: el año pasado, durante el proceso de protesta estudiantil, la Universidad festejaba los cien años de la Reforma Universitaria construyendo monumentos con esas famosas siluetas de estudiantes tomando el techo del viejo rectorado y, unos días después, persigue y condena a los estudiantes que toman el Pabellón Argentina en defensa de la educación.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Le sigue un representante del pueblo Kamichingón de La Toma, aportando el punto de vista decolonial, justo y necesario. ¿Podremos re-aprender de los pueblos ancestrales a honrar la vida en nuestros territorios?

Cecilia Carrrizo y Mauricio Berger toman la palabra. Sus aportes desde la investigación académica de las estructuras y funcionamientos de la administración pública han sido claves en todos estos años de lucha.


Exponen la falta de voluntad del Estado provincial y municipal en la resolución de los conflictos ambientales, la complicidad de la Universidad, del sector productivo e inmobiliario. Denuncian al cordobesismo que soluciona todo con cemento. Porque ¿cómo se solucionó la contaminación de Ituzaingó anexo? Pavimentando calles y construyendo nuevos barrios sobre los terrenos contaminados.


Ese cordobesismo hoy está excitado con una nueva línea de fondos europeos para el cambio climático, que planea destinar a nuevas autopistas (a base de deuda externa provincial). La hipocresía de sus preocupaciones ambientales se refleja también en el apoyo a la Liga Bioenergética de Provincias Argentinas, que promociona la producción de bioetanol con narrativas sustentables y ecológicas. Y mientras tanto, falta el mínimo de infraestructura de salud pública para tratar a las personas afectadas por los conflictos ambientales que el modelo genera.

Mauricio cuenta que acaba de volver de Buenos Aires, que allí se entrevistó con funcionarixs del Ministerio de Justicia y resulta que, desde 2017, existe un Centro Nacional de Atención a las Víctimas de Delitos. Según lxs diputadxs y funcionarixs con lxs que se entrevistó, este organismo fue creado pensando en gran parte en la violencia contra las mujeres. ¿La violencia contra las mujeres, madres y sus hijos enfermos y malformados no es violencia? ¿Contempla este organismo la atención psicosocial necesaria luego de tanto dolor? Pienso en Vita, madre de Ituzaingó Anexo, ella la necesita hoy mismo. Además de todo el dolor físico por la pérdida de amistades y familiares, está sufriendo las consecuencias de la violencia institucional. Nadie merece estar mendigando Justicia a un Estado sordo durante diecisiete años. Y acá estamos nosotros, cagándonos de frío frente a puertas cerradas y una hilera de policías cuando podríamos estar haciendo nuestras vidas tranquilamente.

(Imagen: Colectivo Manifiesto)

El frente Darío Santillán presente, no ocupan mucho tiempo de micrófono, pero sus cuerpos están acá, acompañando, y con eso dicen mucho más.

Sigue rotando el micrófono, se habla desde el llano. Un teatrero invoca el sentido poético y maravilloso de la vida, da fuerzas para seguir luchando. Junto con la gente de la Mesa, es uno de los pocos hombres presentes. Es remarcable que la participación masculina en las luchas socioambientales se da mayormente en posiciones de poder: el juez, el médico, el intendente, el gobernador, el abogado, el funcionario, el decano, el vecino que trata de locas. Lo que duele e indigna es la indolencia, el destrato patriarcal que es incapaz de ver y, mucho menos, atender los daños que causa. No nos estamos haciendo responsables del dolor de estas vecinas, mujeres, madres, abuelas, que, una vez más, se cargan al hombro la responsabilidad del cuidado de la vida. Los varones tenemos mucho que aprender y transformar con estas luchas.

Dejamos el micrófono y las reflexiones.


Celebrando las nuevas coaliciones, madres, abuelas, vecinos, indios, estudiantes, militantes, investigadores y artistas, descolgamos las banderas y comenzamos a marchar por la calle al frente de Tribunales.


Algunos autos tocan bocina apurados por llegar a alguna parte. Son sólo unos pocos minutos, no es la idea hacer una procesión tan larga, necesitamos guardar energía para la próxima oportunidad. Ojalá entonces seamos más, ojalá seamos mejores. Esta sentencia nos abre las puertas a una larga lucha que aún tenemos por delante.

*Por Medionegro. Imagen de portada: Medionegro.

Palabras claves: Madres de Barrio Ituzaingó Anexo, Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba, Miguel Hugo Vaca Narvaja, Porta Hnos

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