Guatemala tiene un nuevo presidente defensor de la mano dura y el neoliberalismo
En todo el territorio guatemalteco este domingo se realizó el balotaje en el que triunfó el representante de la derecha Alejandro Giammattei.
Por Redacción La tinta
El eterno candidato presidencial Alejandro Giammattei logró este domingo lo que nunca pudo hacer en tres veces anteriores: triunfar en los comicios (en este caso, en el balotaje) y de esta forma acceder al máximo cargo en Guatemala. Con más de 1.900.000 de votos, Giammattei obtuvo el 59 por ciento, mientras que su contrincante Sandra Torres, en representación de la coalición Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), alcanzó poco menos de 1.400.000 votos (52 por ciento).
Medio guatemaltecos destacaron que la gran protagonista de la jornada electoral fue la baja participación de los ciudadanos y las ciudadanas en el balotaje, que rondó el 35 por ciento. La votación estuvo marcada por una desconfianza general en la clase política imperante y en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), tras las denuncias de fraude de la primera vuelta, que obligaron al TSE a realizar un recuento de los votos.
Incluso la candidata Torres denunció antes del balotaje que se realizó un “acarreo de votos”, que es la acción de trasladar personas para que voten, lo cual está prohibido en el reglamento electoral guatemalteco.
Ahora Giammattei, en representación de la alianza Vamos, deberá enfrentar una situación acuciante en el país, cruzado por los altos niveles de pobreza, la violencia interna -derivada de la represión estatal y del narcotráfico-, la crisis migratoria y las múltiples denuncias de corrupción que apuntan a la clase política en general.
Médico de profesión, ex director del sistema penitenciario del país en 2006, y luego de presentarse como candidato en los comicios presidenciales de 2007, 2011, 2015 y 2019, y en dos ocasiones para la alcaldía metropolitana de Guatemala, el mandatario electo, de 63 años, sobrevivió a los vaivenes del creciente descontento de la población hacia sus gobernantes.
Representante de la “vieja política”, durante la campaña electoral Giammattei intentó mostrarse como un dirigente moderno y dinámico, por lo cual afirmó que entre sus primeras medidas de gobierno estaría la implementación de un “plan integral” para los próximo 15 años.
Además, el líder de Vamos dejó en claro que su objetivo es volver a Guatemala un país todavía más dependiente de Estados Unidos, priorizando las exportaciones y, de esa manera, atraer capital extranjero. Giammattei también propuso fortalecer la seguridad ciudadana, y la profesionalización de la policía.
Antes del balotaje, el politólogo guatemalteco Renzo Rosal declaró en el portal Prensa Libre que el candidato electo “claramente no es un hombre de partido, sino un hombre interesadísimo en ser presidente a toda costa que definen como alguien autoritario, operativo y de fuerte carácter”.
Rosal aclaró que la coalición Vamos es una formación de derecha con propuestas “promilitares, autoritarias y que tienen calado en una sociedad bastante conservadora”, que permitió a Giammattei apostar a una política de “mano dura” y hasta prometer una posible aprobación de la pena de muerte.
Una de las principales críticas que recibió el mandatario electo es por su responsabilidad en el asesinato de siete presos en la Granja Penal Pavón, la llamada Operación Pavo Real, organizada oficialmente para recuperar el control del centro penitenciario. El lunes 25 de septiembre de 2006, unos tres mil efectivos de la policía y las fuerzas militares invadieron la prisión y desataron una cruenta represión. Por ese entonces, Giammattei se desempeñaba como titular del sistema penitenciario.
Años después de cometida la masacre en la Granja Penal Pavón, el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) concluyeron que la toma había sido una cortina de humo para ocultar una operación de limpieza social, y acusaron a Giammattei y otros funcionarios de participar en la ejecución extrajudicial de los reos. Tras diez meses en prisión, un juzgado cerró el caso y el flamante presidente recuperó la libertad, pero su oposición a la CICIG sigue siendo más que notoria al afirmar que Guatemala no necesita apoyo de organismos como la ONU para combatir la corrupción.
Defensor de militares que participaron en la represión ilegal durante las décadas de 1970 y 1980 y con una clara postura que rechaza el matrimonio entre personas del mismo sexo y la legalización del aborto, Giammattei asumirá el 14 de enero la presidencia durante cuatro años.
“No ganó Alejandro Giammattei, ganó el pueblo de Guatemala, vamos a iniciar la construcción de una Guatemala diferente, juntos vamos a ser capaces de superar la desnutrición, vivir en paz, generar desarrollo, progreso y justicia”, expresó el candidato en sus primeras palabras como mandatario electo. “No van a tener a un presidente, sino a un amigo, al servicio de ustedes… Voy a ser el primer servidor de la nación”, remarcó Giammattei que, pese a su euforia triunfal, sabe que una gran parte del pueblo guatemalteco lo observa con una profunda mezcla de indiferencia y desconfianza.
*Por Redacción La tinta