Ellas, Gigantes
Tras el pepelón cometido por la comitiva que acompañó a la Selección Argentina de Básquet Femenina, Las Gigantes jugaron con orgullo propio y el corazón roto ante Islas Vírgenes en los Panamericanos de Lima. Un duro golpe para una disciplina que ha logrado crecer entre mujeres, pese al olvido de muchos años. Tras la victoria de ayer, el plantel se abrazó, gritó y lloró. Ellas, las únicas a las que no le quedó grande la camiseta argentina.
Por Redacción La tinta
Ellas, Gigantes. El resto, pequeños.
Con el alma en pedazos, la Selección Argentina de Básquetbol salió a la cancha para enfrentar al combinado de Islas Vírgenes. Con orgullo, unieron las esquirlas que dejó el papelón histórico que cometieron los integrantes de la delegación que debían acompañarlas y asistirlas.
Ante el llanto y el desahogo que les significó el triunfo 73-59 frente a las caribeñas, la capitana Débora González habló con los medios para expresar el difícil momento que atraviesa un equipo que viene creciendo año a año. «Haber quedado afuera por algo extrabasquetbolístico fue algo que nos dolió muchísimo. Estar ahí escuchando el Himno Nacional y decir: ‘Che, ¡pero yo quiero estar acá jugando por algo!’ fue duro. Todavía como que no caemos, estamos en shock».
Más Gigantes que nunca. pic.twitter.com/KkYWjoDeNY
— Basquet Argentina (@BasketArgentina) 8 de agosto de 2019
El miércoles, Las Gigantes llegaron al Coliseo Eduardo Dibós de Lima con la confianza suficiente para vencer a Colombia, luego de un enorme partido ante Estados Unidos, en el que supieron estar por momentos arriba en el marcador. Sin embargo, no fue un doble ni un triple el que las venció, sino la negligencia organizativa. Argentina debía jugar con camisetas «claras», ya que a Colombia le había tocado «oscuras». Hernan Amaya, jefe de equipo en los planteles de la mayor y Sub19, fue informado. Inexplicablemente, entregó camisetas azules a las jugadoras nacionales. No había indumentaria blanca. Tampoco un utilero en la delegación. Las rivales pidieron los puntos y les dieron el partido ganado por 20-0. «En la entrada en calor, ya las vieron que estaban de azul. ¿No se dieron cuenta?», repetían las deportistas entre lágrimas y frustración. El papelón derivó en la renuncia de Amaya y de Karina Rodríguez, Directora de Desarrollo del básquet femenino.
«Me dio vergüenza entrar en la Villa y que la gente te pregunte cosas y diga: ‘Ahí van las de básquet’. Fue algo heavy, porque enfrentarte con todos los deportistas, mientras que escuchás aplausos para algunos de nuestros atletas que entraban con medallas ganadas, la verdad que me resultó muy difícil», le dijo ayer González a La Nación.
Gigantes que crecen
Para el lector desprevenido, el nombre de Las Gigantes puede resultarle desconocido. No gozan de la visibilidad de Las Leonas o Las Panteras y mucho menos que cualquier seleccionado masculino. Pero vienen pisando fuerte y a pasos de gigantes.
El año pasado, lograron el Oro en el Sudamericano disputado en Colombia, algo que solo se había obtenido en 1948, hace 70 años. También lograron la medalla de plata en la AmeriCup de 2017 y plata en el Sudamericano de 2014.
Débora González es capitana y una de las históricas del seleccionado que comenzó a vestir la celeste y blanca en 2005. Como referente que es, no dudó en entrenarse junto a la U19 en las semanas previas al Panamericano. Su idea fue inspirar a las más jóvenes, a quienes considera el futuro. «Me sentí una U19 después de muchos años. A las más chicas, les puedo contar de mis experiencias, de cómo fue la Selección y cómo fue cambiando, de lo que significa estar acá», le dijo al portal oficial de la Confederación Argentina de Básquetbol.
La capitana afirma que hubo un cambio positivo respecto al básquet femenino desde la llegada de Federico Susbielles a la CABB: «Veo mucho lo de los Campus NBA, en el que Argentina se encarga de mandar al exterior los mismos cupos masculinos que femeninos, sin poner el foco en el resultado, sino dándonos confianza para trabajar en el desarrollo de los dos géneros», expresó González.
Sin embargo, el propio Susbielles (también senador provincial de Buenos Aires) fue quien tuvo que dar explicaciones tras el papelón ante Colombia: «Es un error grave. Cometido por gente que ha trabajado denodadamente en estos años por el avance del Básquet Femenino en Argentina. Nadie más que ellas saben todo lo que avanzamos y lo que aún falta», manifestó el dirigente en su cuenta de Twitter.
El simbronazo que tuvieron que padecer Las Gigantes quizá logró visibilizarlas. De la peor manera, pero lo hizo: «¿Sintieron el apoyo del básquetbol argentino?», le preguntaron a la capitana tras la victoria ante Islas Vírgenes: «Sí, y no solo del argentino, sino también de todo el que practica básquet. Vimos que el episodio salió hasta en España. El respaldo estuvo de parte de todos».
En diciembre de 2017, Débora contó que comenzó básquetbol porque a su madre le gustaba el deporte. Pero aclaró que, de no haber sido por ella, nunca hubiera llegado al básquet, simplemente, porque no existe para las mujeres un amplio abanico de posibilidades para iniciarse en múltiples disciplinas y elegir: «Mi deporte no está en los colegios. Estaría bueno que lo hagan. Que se hiciera el Premundial acá en la Argentina (en agosto de 2017) ayudó a que muchas nenas pudieran ver lo que realmente es el básquet y, gracias a eso, creció bastante».
Fundidas en un abrazo, algunas Gigantes lloraron al finalizar el partido que solo les da chances de un quinto puesto en los Panamericanos de Lima 2019. Se las ve enormes. Solo a ellas no les quedó grande la camiseta de la Selección Argentina.
*Por Redacción La tinta