La résistance Argentine (La resistencia Argentina)
La selección Argentina dejó su marca en el Mundial de Fútbol Francia 2019. El papel del equipo nacional fue el mejor de su historia y el empate ante Escocia insufló de épica una participación cargada de lucha feminista dentro y fuera de las canchas. Desde Francia, Debora Majul, psicóloga deportiva y participante del Taller Caño al Patriarcado, nos cuenta cómo vivió la resistencia argentina.
Por Débora Majul para La tinta
Si bien la clasificación al Mundial fue el acontecimiento que me trajo hasta París, este mundial excede todo lo que me había imaginado. No voy a ahondar en datos deportivos que ya han compartido con sobrada calidad las periodistas que han cubierto este torneo, sino transmitir algunos sentires de esta travesía. Especialmente inspirada por las mujeres de la historia de Francia, en un recorrido por el barrio latino, quedan en mi retina y mis oídos los nombres de mujeres emblemáticas de cada época histórica, ya sea de la monarquía, o del común de la población, literatas, o académicas, de la revolución o de la resistencia. Son muchísimas para nombrarlas aquí pero sus biografías registran en común que, más allá de la opresión y las violencias de cada época, más allá de las prohibiciones y obstáculos, fueron protagonistas como hoy lo es nuestro seleccionado de fútbol femenino.
La resistencia como acontecimiento
Me vine siguiendo a una selección en lucha, cuyo reclamo existía incluso antes de aquella Copa América en que el pedido de las pibas por ser escuchadas se hizo viral, la lucha por el reconocimiento institucional, un reclamo de equidad, una selección conformada por mujeres con diferentes ideologías y géneros, una selección que hoy marca un antes y un después, eso que se llama acontecimiento, lo que acontece hoy en nuestro país, haber producido el interés de una nación.
La resistencia a lo instituido
Hoy la conquista se hace visible en todos aquellos que dejaron de lado sus prejuicios sobre fútbol femenino y comenzaron a verlo como lo que es, un deporte maravilloso que emociona, nuestra bandera, nuestra tierra, nuestro himno, ahí representados más allá de quienes sean sus protagonistas. Es que Argentina no tiene una selección (única y mayor, revisemos nuestros modos de referenciar los equipos), tiene miles de deportistas y selecciones en todos los deportes que nos representan en competencias internacionales, entonces es hora de habilitar otras dimensiones de la mirada, es hora de resistir y desbordar los discursos históricamente instituidos, es hora de desgenerizar los deportes y los cuerpos.
El resistir y el insistir de los Deseos
Si de género se trata, esta selección femenina de fútbol hoy se hace presente en las conversaciones cotidianas donde se corren de la escena principal los estereotipos y la heterosexualidad. Se debate sobre vínculos homosexuales, familias homoparentales, a la vez que el amor a la camiseta, resistencias que se alzan como hechos políticos en la vida de estas (y muchas) mujeres que deciden jugar al fútbol, deporte que se configura como un espacio y herramienta de reivindicación de derechos, ya que no hay futbolista exenta del desafío, la importancia y la carga social y cultural que les significa su ejercicio, por todos los obstáculos que las atraviesan, y especialmente por imponerse a un sistema patriarcal estructurado para operar la dominación de los cuerpos femeninos.
En los medios y en las redes ¡resistimos mucho más!
Y en esto de reivindicar derechos, las voces se alzan en todos los frentes, pude presenciar la gestación de #CasaBeauvoir la reunión de mujeres periodistas y profesionales cuyos debates futbolísticos son dignos de una calidad inigualable. Anuka Fuks, Ayelen Pujol, Nemesia Hijós, Ile Manucci, Dani Lichinizer, Caro Leberman, fueron quienes le pusieron voz a miles de mujeres argentinas que amamos el fútbol, ellas encarnaron nuestras emociones y vinieron a romper con los órdenes instituidos en los medios de comunicación, corriéndose de los típicos programas que producen un show mediático de sus debates, creando a un macho espectador. En su lugar el fútbol femenino gesta un encuentro de mujeres deseosas de fútbol, una selección abierta a las hinchas y periodistas, sin exitismos ni aires de grandeza, pero enormes mujeres que luchan por ser reconocidas por sus nombres, sus trayectorias y su calidad futbolística.
Verde es el color de la Resistencia
Pañuelo gigante, banderas y pañuelazo en la puerta del estadio. París también fue testigo de mujeres luchadoras y futboleras que hoy reclaman por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina. En este país el aborto fue despenalizado desde la aprobación de la Ley Veil aprobada en 1975 y promovida por Simone Veil, abogada y política francesa sobreviviente del Holocausto, galardonada en 2005 con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por la defensa de la libertad, la dignidad de la persona, de los derechos humanos, la justicia, la solidaridad y el papel de la mujer en la sociedad moderna. En 2008, Veil ganó el Premio Carlos V otorgado por la Fundación Academia Europea de Yuste en honor a sus reconocidos méritos en la lucha por el avance de la igualdad de las mujeres. Si algo sabe la Verde Resistencia Argentina es que está firme y organizada, y ya nada nos para.
La resistencia pluri y transnacional
En el metro, camino al partido ante Escocia, me encontré a un colombiano con nuestra camiseta. Me dijo que Armani jugó en su equipo, Atlético Nacional, y que de ahí en más siempre hincha para argentina. Le agradecí la hinchada pero dije que se compre la de Correa.
De camino, en los bares arengaban «argentina–argentina» al verme la camiseta que hicieron las pibas de Abriendo La Cancha. Juro que París grito los tres goles argentinos. Ese estadio que albergaba espectadores de las más diversas nacionalidades de repente saltó al bando celeste y blanco.Ya no eran 11 adentro de la cancha, éramos miles, y sabíamos que había miles más tras la pantalla. En Córdoba, La Piojera llena y conmovida, en los balcones de Nueva Córdoba se gritaban los goles, en la tribuna no dejábamos de alentar y cantar, ahí mismo se podía respirar, sentir y vibrar la resistencia argentina, la garra de una selección que hasta el último minuto de partido jugó a ganar, que ganó reconocimiento y respeto popular y que ya nadie tiene dudas de que seguirá ganando dentro y fuera de las canchas. Si resiste una, resistimos todas.
*Por Débora Majul para La tinta
