(NO) salvemos a la familia patriarcal
Por Redacción La tinta
Los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad de la Revolución Francesa (S.XVIII) fueron pensados sólo para varones blancos y burgueses. Por ejemplo, Jean-Jacques Rousseau, que pasó al panteón histórico como el gran pensador de la igualdad, no pensaba en la igualdad entre varones y mujeres. Para él, las mujeres representaban la naturaleza y los varones la cultura y la sociedad. Esa historia que nos contaron como si fuera la historia de todas siempre nos ubicó como “ángeles del hogar”, nunca nos pusieron en el lugar de ciudadanas libres.
En esa línea, se organiza la familia patriarcal porque se piensa a las mujeres dentro del orden natural de las cosas y eso significa como madres encargadas del cuidado y de las tareas domésticas. En cambio, los varones son pensados como los que salen al mundo exterior, a la esfera pública y política. Así, para la familia patriarcal, las mujeres representan virtudes naturales como la moral, frente a una esfera pública corrompida ocupada por varones. Sin embargo, para este modelo de familia, las mujeres dentro de la casa representan: un “desorden” y sólo la sujeción a un marido, volverlas sumisas puede contenerlas.
Recién dos siglos después de la Revolución Francesa, en la década de los sesenta, las feministas radicales estadounidenses lograron poner en primer plano el debate político de la sexualidad y propusieron cambios en la esfera privada que repercutieron en la esfera pública, de ellas nos queda el lema: “Lo personal es político”. Lo cual significa repensar el papel social de las mujeres más allá de la casa y, a su vez, pensar que lo que allí pasa también incumbe a la política. Contra miles de siglos del patriarcado, apenas tenemos medio siglo del pensamiento feminista radical cuestionando los pilares de las sociedades modernas.
En nombre de la familia patriarcal, amén
“La Ideología de Género es una ingeniería social que va contra el orden natural”.
ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina)
“Ideología de género es enseñar contra la naturaleza de Dios. Dios lo hizo hombre y lo quieren convertir en mujer. A nuestros hijos les van a decir tu eres hombre y puedes ser mujer”.
(Manifestante de Con mi hijos no te metas de Perú)
En la actualidad, en varios países latinoamericanos, vuelven a tomar visibilidad ideas conservadoras de siglos anteriores: nacionalismos, fanatismos religiosos, determinismo biomédico y salidas punitivistas. Bajo este contexto latinoamericano, en Argentina, durante el 2018, se presentó un proyecto de ley para reformar el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (Ley N°26150). Negándose a la reforma, surge el movimiento Con mis hijos no te metas. Este movimiento nació con fuerza en Lima, Perú, cuando ese país buscó incluir la perspectiva de género en educación, y se encuentran en muchos otros países latinoamericanos y europeos.
Así también, ante la gran visibilidad que tomó la lucha por la legalización del aborto y la marea feminista, los sectores neoconservadores también salieron a las calles autodenominándose la ola celeste. Decimos sector neoconservador porque son la actualización de las ideas religiosas que siempre organizaron la sociedad patriarcal. Como sus ideas están cada vez más cuestionadas, van perdiendo vigencia y no quieren perder el control sobre la decisión de otres, renuevan levemente sus ideas.
Veamos algunos ejemplos históricos: ¿Quiénes hicieron la Inquisición medieval en Europa y luego la extendieron a nuestra región con la colonización? ¿Quiénes históricamente, en nombre de la Biblia, se han impuesto con muerte, torturas y violencia sobre otres? Si “ante los ojos de Dios todos somos iguales”, ¿por qué marcaron a sus iguales como herejes? Siempre nos impusieron sus símbolos y sus prácticas en nombre de la Biblia porque, según ellos, allí está “la única verdad”, la revelada por Dios. Decimos su verdad, la que nos quieren imponer porque la cruzada actual es para mantener un orden social acorde a su fanatismo religioso.
Cuando, desde el Estado, se busca avanzar con la ampliación de derechos humanos, los sectores neoconservadores dicen que es una dictadura que impone ideología de género. Cuando queremos que el sistema de salud público garantice la autodeterminación de nuestros cuerpos y de nuestras vidas, dicen que hay que acompañar para salvar las dos vidas. También dicen que todas las vidas importan, pero encarnan el odio homolesbotransodiante para defender la familia patriarcal. Cuando nosotres luchamos por el reconocimiento social y legal de todos los derechos para las personas trans y la autodeterminación de los cuerpos, el sector neoconservador y fundamentalista quiere la restauración del “orden natural” que es lo mismo que una sociedad machista, misógina y transodiante.
Este es el tipo de sociedad que quieren mantener y nosotres no estamos dispuestas a seguir aceptando su fanatismo religioso que nos quiere sumisas y devotas. Nos queremos vivas, libres y sin miedos.
*Por Redacción La tinta.